Capítulo anterior:
— Mi nombre es Sam y este es mi hermano... —empieza a hablar el segundo, de pelo largo y estatura importante, como ya dije anteriormente, pero se frena al mirar mi arma— La Primer Espada... ¿Qué hacés con algo así?
— ¿Me defiendo de idiotas como ustedes que parecen sacados de una revista? —madre mía, Clarke, ¿por qué lo agresiva? Deben ser los nervios. Siempre son los nervios.
— No nos estás entendiendo —prosigue, inmutable ante mi provocación—. Esa arma es mucho más poderosa de lo que te puedas imaginar.
— ¿Cómo lo sabes? —pregunto extrañada y esta vez le apunto a él.
— Porque somos quienes la trajimos acá.You can find me in a church
Focused and alert
No suit and tie, jeans and a t-shirt
I'm into praising God because he made us out of dirt
- Crossover, Lecrae— Esa no es razón suficiente —al acercarme más a Sam, el de pelo corto me apunta con su arma.
— Retrocedé —me ordena, serio.
— Si crees que le voy a hacer algo a tu hermano, te equivocas de persona —le advierto seria, y bajo la espada. Para que confíen en mí y hablen, primero debo intentar demostrar que yo también puedo hacerlo—. Ustedes dos deben tener serios problemas de confianza.
— Estamos hablando con una desconocida que nos amenaza con la Primer Espada y que, como cereza del postre, está esposada —dice sarcástico.
— Buen punto —digo algo avergonzada al darme cuenta de que, a la verdad, la que está en desventaja soy yo, no ellos.
Intento ocultar mi cara roja por la vergüenza entre mis cabellos. D ebí parecer una idiota...
— Si mi hermano baja el arma, ¿prometes no hacer... lo que sea que pensás hacer? —pregunta Sam cautelosamente.
Suspiro cansada. Tal vez ellos me puedan ayudar con Bellamy y los demás.
— Esta bien —le respondo dejando la espada en el piso y levantando las manos para mostrarles que no llevo ningún otro tipo de arma—. Pero con una condición: necesito que me saquen las esposas.
Sam asiente aunque su hermano no y se acerca a mí. Lo noto tenso y es obvio que no está del todo de acuerdo, pero ya tienen un trato conmigo.
Me las saca (no sé cómo) en cuestión de segundos y, al hacerlo, me masajeo las muñecas.
— Gracias. Creo que se merecen una explicación —digo con una sonrisa y el más alto sonríe también. A pesar de su altura, da la impresión de ser amable. Al menos más que su hermano, que parece estar de mal humor todo el tiempo—. Por cierto, soy Clarke. Clarke Griffin o Klark kom Saikru, como prefieran.
— ¿Klark kom Skaikru? —preguntan a unísono, confundidos.
— "Clarke de la gente del cielo" -les explico, recordando que tal vez si son del Monte Weather—. Supongo que habrán oído sobren nosotros. Ultimamente, todos lo hacen.
— Obvio que conocemos de los tuyos. Sos un ángel —responde el alto y yo me río ante su broma. Él me mira confundido. No parece haberlol dicho en chiste.
— No soy un ángel, no —lo corrijo, y se forma un silencio un tanto incómodo que no tarda en romper.
— Soy Sam Winchester —me da la mano y la acepto—. Este es mi hermano, Dean.
— ¿Qué tal? —habla el recién mencionado, haciendo lo que creo yo que es un saludo tipo militar.
— ¿Qué hacías esposada? —pregunta Sam al ver que aún froto mis muñecas.
Las miro, algo avergonzada y suspiro.
— ¿En resumen? No querían que participara de la fiesta.
— Y con fiesta te referís a...
— Rescatar a mis amigos —vuelvo a suspirar, y señalo la torre de Polis—. La guardia de Heda los secuestró y Bellamy se infiltró para sacarlos.
— ¿Bellamy? —pregunta curioso Dean.
— Es mi... digamos que nos hacíamos cargo de los cien.
— ¿Los cien?
— ¿Es que acaso viven debajo de las piedras? —les pregunto sorprendida. Técnicamente estaría en lo correcto si son del Monte Weather: la montaña es, en efecto, un búnker. Pero, aún así, tendrían que haber escuchado algo, lo que sea, sobre nosotros— ¿Siquiera tienen idea de dónde están?
— ¿Algún lugar en los bosques de Noruega?
Los miro y realmente, no sé si volver a reírme o pegarles por seguir bromeando.
— Estamos cerca del Monte Weather, a las afueras de lo que alguna vez fue Virginia —saco el mapa y se los muestro.
No me había dado cuenta de que, aunque ya tuviera los nombres de los clanes y aldeas, aún conservaba algunos nombres de las ciudades y estados antes del cataclismo.
Dean prácticamente me lo arranca de las manos y lo examina. Sam se acerca a ver y está igual de sorprendido y confundido que su hermano.
— Imposible —susurra agarrando el mapa.
— Clarke, ¿qué año es? —pregunta Dean.
— 2149 —respondo, como si fuera lo más obvio del mundo.
Pero no parece serlo para ellos. Se miran, con los ojos abiertos como platos, estupefactos.
— ¿Algún problema?
— Digamos que la última vez era 2016 —responde Sam y ahora soy yo la sorprendida.
— ¿2016? Ya pueden parar con los chistes, eh.
— Ojalá fuera así.
— ¿Pero cómo...?
— No estamos seguros —vuelve a responder Sam, encogiéndose de hombros-. No es como si no hubiésemos viajado en el tiempo ya, pero nunca hacia el futuro.
— Bueno, eso si no contamos lo de Croatán.. —comienza Dean distraído, pero frena al ver la expresión severa en el rostro de su hermano.
— O sea que están estancados —pongo en palabras lo que ninguno de los tres había dicho aún.
— Mas o menos.
Debería estar sorprendida, en shock incluso, pero, por algún motivo, su historia no se me hace sin sentido. A ver, que he visto un ciervo con dos cabezas, cualquier cosa es posible.
— Ok, conozco a una única persona que podría saber algo —hablo después de pensar por unos segundos—. La misma persona que me dio la espada.
— Bien. ¿Qué sabés sobre ella?
— ¿De la persona o de la espada?
— Ambas.
— Conocí a Adelphos hace unos pocos días. Nos ayudó con el mapa y la ropa. Cuando me dio la espada, me tradujo estos símbolos, que según él son...
— ...enoquianos —completa Dean y mira aún más alarmado a su hermano—. ¿Sabés lo que dice?
— Creo que era algo como "La marca y la espada juntas deberán trabajar porque sino a ningún Caballero del Infierno lograrás matar". Sinceramente, no tengo ni idea de lo que pueda llegar a significar y él parecía que tampoco. Lo que si sabía era que el enoquiano es la lengua de los ángeles. Supuse que era un metáfora, obviamente.
— No es ninguna metáfora, Clarke —Sam me mira con pena.
— Perdón pero, ¿realmente están hablando de ángeles ángeles?
— Si.
— ¿Con alas y el aura sobre sus cabezas?
Sam se ríe y Dean sonríe divertido.
— Con arpa y todo —agrega.
Con razón el hecho de que pensaran que yo era un ángel no lo dijeron en broma.
— Bueno, supongamos que les creo por el simple hecho de que viajaron en el tiempo y su apariencia lo confirma.
— Gracias. Ahora, ¿podrías llevarnos con ese tal Adelphos?
— Si, pero antes necesito un favor.
— Lo que sea —Dean me regala una sonrisa coqueta y yo me limito a rodar los ojos, divertida. Sam no sabe si reír o matar a su hermano.
— Bellamy es un idiota y...
— Eso se puede arreglar fácilmente.
— ¡No, no! No me refiero a eso —acto seguido, Sam le pega. Yo me río con ganas mientras que Dean se frota la parte golpeada y gruñe un par de cosas.
— Por favor, ignorá a mi hermano y continúa —me pide Sam.
— Como decía, Bellamy infiltró en Polis para rescatar a tres de los nuestros.
— ¿El problema? —pregunta confundido Dean—. Por cómo hablás de él, parece saber defenderse.
— Él fue solo en un intento de misión suicida. No conozco mucho el clan Trikru. Ni siquiera conozco a Heda, su comandante, o cómo es. Pero lo poco que sé es que son bastante sanguinarios.
— Necesitás nuestra ayuda para sacarlos —no lo dice preguntándomelo, sino como una afirmación.
— Exactamente. Ayúdenme y prometo llevarlos con Adelphos.
— Y entregarnos la espada.
— ¿Qué? ¡Claro que no! Consíganse la suya.
— Clarke, no entendés. La historia, el poder que tiene la Primer Espada... es simplemente inimaginable —me dice despacio Sam, como si se tratara de un secreto que vale oro.
— Perdón, pero es lo único que tengo —afirmo aún más el agarre sobre el arma. Sé que lo que estoy haciendo es más un capricho que una necesidad real. La verdad es que la espada no me gusta ni un poco, y hasta me incomoda, pero estoy harta de que me saquen todo lo que tengo.
Dean está a punto de avanzar hacia mí y, muy probablemente, sacármela a la fuerza, cuando Sam posa su mano sobre su hombro y le dirige una mirada de reproche. El gruñón bufa y vuelve a retroceder.
— Bien, ¿cuál es el plan? —pregunta Sam.
— ¿La verdad? No tengo uno —respondo avergonzada. Ni siquiera creí que iba a lograr convencerlos de que me ayuden.
— ¡Genial! —exclama exasperado Dean.
Se sienta y pasa las manos por su cara y pelo.
Las ganas de llorar regresan. Si tan solo hubiera luchado más contra Bellamy, tal vez lo hubiera convencido y en este momento su vida no estaría en riesgo.
— Bellamy iba a entrar camuflado —respondo luego de unos minutos de silencio. Me seco disimuladamente las pocas lágrimas que si consiguieron salir—. Al menos eso es lo que tengo entendido.
— ¿Lo que tenés entendido?
— No me quiso explicar el plan. Simplemente dijo "entro, los saco y vuelvo" —respondí imitando su voz grave, a lo que los hermanos sonríen ante mi intento—. Nos conseguimos esta ropa específicamente para poder entrar sin problemas.
— Pero, en ese caso, la única que puede hacerlo, sos vos.
— No si conseguimos sacarles los uniformes a los guardias de la entrada —propongo y veo como Dean sonríe pícaro.
— Ok, esto empieza a gustarme...
— Voy a necesitar esposarlos.
— ¡¿Qué?! —grita Dean, ya sin su sonrisa, y retrocede al tiempo que me apunta con su pistola.
Yo hago lo propio con mi arma, sólo que en vez de retroceder, avanzo. Sam, al advertir la gravedad de la situación, se pone entremedio de los dos.
— ¡Eh, tranquilos! —me mira y bajo la espada, lentamente. Pero Dean no. Sam le reprocha con la mirada y su hermano, luego de gruñir molesto, baja su respectiva arma— Clarke, explicate.
— Si fingimos que son Skaikru y los capturé a orden de Heda, podemos distraerlos y así entrar. Ahora que lo pienso, tal vez no sean necesarios los uniformes de los guardias. Adentro debe haber ropa de los terrestres.
— Ok, entiendo tu punto —me apoya Sam—. Pero sólo hay un par de esposas.
— Hay dos —le respondo sonriendo triunfal mientras saco de la mochila el otro par—. Bellamy podrá ser mi compañero pero no sabe todo de mí.
— Además de inteligente, misteriosa —dice Dean y su sonrisa pícara regresa. Yo ruedo los ojos.
— ¿Sus cambios de humor son así de constantes siempre o solo cuando viaja en el tiempo? —le pregunto a Sam, a lo que él se ríe. Dean finge estar ofendido, aunque sé perfectamente que a él también le causó mi pregunta.
— Eso depende de a dónde viajemos —Sam me guiña el ojo y yo suelto una carcajada.
Acto seguido, Sam se soba el brazo adolorido y Dean es quien ríe luego de haber golpeado a su hermano.
Tal vez no sean tan mala compañía.~
Lo prometido es deuda, gente: ¡maratón número 2! Va a ser un cap por día hasta que se termine.
Creo que es el cap más corto, perdón. Pero es necesario para unir el resto de la historia.
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Brave Princess. Rebel Leader. - Saga Black & White | Libro #1
Fiksi PenggemarGanadora de los premios #The100Awards 2016 en la categoría Público "Mejor fanfic Bellarke" Sus diferencias son abismales. Ella es hija de diplomáticos, de personas importantes, gente que forma parte del Consejo. Ella es una princesa. Ha vivido toda...