T R E C E

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Y aquí estoy, fuera del colegio, tocando a la puerta para poder entrar.

-¿Qué necesita Brooke? - pregunta el inspector Miguel abriendo la puerta.

-Inspector - muerdo mi labio - necesito hablar con el director - le ruego poniendo cara de niña buena.

-Me dió ordenes estrictas de no dejarla pasar - comenta y hago una mueca - Pero ire a decirle que esta usted aquí porque necesita hablar con él - dice y enseguida le sonrío.

-Gracias inspector Miguel - digo feliz y el asiente.

-De nada - ríe - Espere un momento.

Cierra la puerta, dejándome fuera como un cachorro abandonado.

Cruzo los dedos mientras ruego que el señor Bieber acepte hablar. Los nervios se apoderan de mi de sólo pensar que tal vez lo voy a ver y lo tendré cerca.

La puerta vuelve a abrirse y muerdo mi labio ansiosa por saber si accedió.

-Pase - dice el Inspector - El señor Bieber la espera en su oficina.

Apreto la boca para no reír de felicidad y contengo las ganas de saltar de aquí para allá.

-Gracias de nuevo - digo sonriendo y avanzo a pasos lentos hacia la oficina de mi fruta prohibida favorita.

Suspiro a la vez que arreglo mi cabello y me aseguro que todo este en orden con mi ropa y cara.

Toco la puerta y cuando escucho la autorización de Sir Bieber, abro y entro.

-Permiso - digo con timidez.
Quita la vista de sus papeles y me mira.

-¿Qué sucede Brooke? - pregunta mirándome fijamente. Trago con dificultad y maldita sea, siento que el corazón se me va a salir de lo rápido que va.

Se ve tan bien así, sentado frente a su escritorio, su frente arrugada y su cabello ligeramente desordenado.

-La citación a mis padres - digo y acomodo mi mochila intentando distraer su atención de mis ojos, pero no lo logro.

Como que siga así, nada acabará bien.

-No hay vuelta atrás - niega con la cabeza.

-Por favor director - ruego - De verdad que me matan si se enteran que tienen cita con el director. Todavía peor si saben el motivo - digo realmente angustiada.

Mis padres son los mejores, pero son muy estrictos con lo que respecta el comportamiento en el colegio. Odian la sola idea de ser citados.

-Brooke es que...

Ya no me mira directamente, tiene la vista sobre los archivos que están sobre su escritorio y lo agradezco, porque de lo contrario, no hubiese podido hablar.

-Por favor - le interrumpo - hago lo que sea, lo que usted quiera, pero no mande a buscar a mis padres - digo desesperada.

Y como si hubiese dicho algo que estaba esperando a escuchar, levanta la cabeza, volviendo a mirarme fijamente y yo me remuevo incómoda.
Se queda en silencio por un largo rato, sin hacer nada más que verme.
Yo le veo de vez en cuando porque me pone muy nerviosa, pero le tiento con disimulo mordiendome el labio lentamente. Se suelta el nudo de la corbata a la vez que se lame los labios sin quitarme la mirada de encima y me atrevo a mirarle fijamente también.

La temperatura sube cada vez más dentro de está oficina y no hacemos nada más que mirarnos y tentarnos jugando con nuestras bocas.

Él esta al otro lado del escritorio y yo a un lado de la puerta, pero le siento tan cerca, es como si estuviésemos teniendo una escena intimia, besándonos, acariciandonos aunque la realidad sea otra. ¿Sentirá él lo mismo?

My Dear DirectorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora