S E S E N T A Y D O S

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Los tres nos quedamos congelados. Pattie sujeta a su bicicleta y yo sujeta a Justin y viceversa.

Pareciera que todo se detiene. El viento, el tiempo, mi respiración. Solo existe el pánico en Justin y en mí, y la sorpresa en Pattie.

El terror ya se ha apoderado de cada parte de mi cuerpo. Mi cerebro imagina todas las posibilidades y cada una es más aterradora que la otra, pero en realidad, no sabría adivinar como ella reaccionará. No creo que grite a los cuatro vientos lo que acaba de ver porque estaría poniendo en peligro a su hijo, pero tampoco creo que deje esto así o quien sabe.

Pattie siempre fue muy dulce, nunca la ví enojada ni si quiera en las peores circunstancias. Todo lo resolvía con mesura, con paciencia.
Y por un lado me tranquiliza saber que ha sido ella y no mi madre, o peor aún, mi padre quien nos haya visto. Sé que Pattie no lo denunciara ni intentará hundirlo como sí lo haría mi padre.

Pero tal vez ella no va a permitir que esto siga, aunque no sé como podrá lograr separarnos. No lo dejaré ir fácilmente.

Justin me suelta, y yo trago con dificultad cuando veo que intenta acercarse a su madre, pero ella retrocede.

-Mamá...

-Quiero que me expliquen como llegaron a esto, pero no aquí - dice petrificada - Supongo que es ahí donde se esconden - apunta la cabaña.

Justin asiente con la cabeza y mi estómago duele debido a los nervios que han llegado a mí.

Tal vez debería tomar a Justin del brazo y arrastrarlo hasta el auto para huir lejos de la ciudad, del país. Irnos a un lugar lejos de todos para vivir nuestro amor en paz y que nadie ni nada se intrometa en nuestra relación.

Muerdo mi labio y me trago un sollozo.

Pattie da media vuelta con su bicicleta y avanza a través del camino. Algo me dice que ya había inspeccionado la cabaña justo antes de que llegaramos.

¿Cómo llegó aquí?

No lo sé.

Busco a Esther con la mirada y me acerco a ella, tomandola entre mis brazos para luego alcanzar a Justin quien me mira con ojos temerosos.

Quisiera abrazarlo, y darle consuelo. Calmar su temor y echarlo lejos. No me gusta verle así.

-Déjame hablar a mí - susurra y asiento con la cabeza.

Ni queria hablar yo de todos modos.

Justin se adelanta para abrir la puerta, mientras que Pattie deja la bicicleta afirmada a un lado de esta.

Yo me mantengo en segundo plano, alejada unos cuantos pasos de ambos, pero aún así, pattie se gira para mirarme, y no sé como reaccionar, así que bajo la mirada enseguida.

No le noto enojada, pero sí asustada y demasiado sorprendida. No la juzgo. Está en su derecho.

Ellos entran y luego de suspirar, y rogarle a Dios por un milagro, finalmente entro cerrando la puerta a mis espaldas.

Justin le invita a sentarse alrededor de la mesa, y me indica con la mirada y un gesto de cabeza o más bien y como suele hacer, me ordena que suba y los deje a solas.

Alzo las cejas incrédula y niego con la cabeza. No quiero que pelee esta lucha solo, quiero estar con él. A pesar de que no diré nada, de todos modos quiero hacer prescencia y ayudarle por si las cosas se ponen dificiles.

Mientras Pattie observa el lugar, él se acerca a mí.

-Sube. No lo volveré a repetir - murmura con molestia.

My Dear DirectorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora