T R E I N T A

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Leslie se pone frente a mi sin dejarme avanzar. Frunzo el ceño en su dirección. Se cruza de brazos y me mira con molestia.

-¿En algún maldito momento piensas decirme qué es lo qué tienes? - pregunta arqueando una ceja - El viernes me costó demasiado hacer que pararas de llorar y luego me dijiste que nada te pasaba. El fin de semana parecías alma en pena y tienes un asqueroso aspecto déjame decirte - suspira - ¿Qué es lo qué pasa contigo Brooke?

Le miro unos segundos y luego niego con la cabeza. Tuve que lidiar con sus preguntas todo un jodido fin de semana. Ya no quiero oírla más.

-No me pasa na...

-¡Ay! ¡No me digas que nada Brooke! - grita con rabia y logra que me sobresalte.

Sé que ella no tiene la culpa de nada, pero estoy insoportable. No quiero que nadie me hable, ni moleste. Sea quien sea que me saque de quicios de primera, tendrá que aguantarse mi mal humor.

-¡Pues tendrás que conformarte con esa jodida respuesta porque no hay otra! - le digo y le hago un lado para entrar al colegio.

Cruzo por el umbral de la puerta y justo al lado de esta, se encuentra el director, Bruno y Dereck conversando animadamente. Me detengo de golpe al verles, los chicos me sonríen y el señor Bieber mira hacia otro lado. 

Muy de hombre.

-Brooke, ven a...

No dejo terminar a Bruno, porque comienzo a caminar hacia los baños, dejándoles atrás e ignorandoles completamente.

No es capaz de mirar a la jodida cara y odio que me duela tanto.

¿Es qué acaso tiene vergüenza? o ¿solo intenta evitarme?

Aun asi agradezco que no me mire. No quiero ver esos traicioneros, pero hermosos ojos observandome. 

Entro al baño, pero enseguida retrocedo al ver a Madison y Zoe dentro. Sé que tambien comenzarán a preguntar que me pasa y ya no quiero oir mas esa pregunta. Cuando estoy fuera, diviso a Mason a lo lejos y dejo ir una bocanada de aire. A él si que no quiero ni hablarle. Giro sobre mis talones y a pasos rápidos me voy a los pasillos no habitados, quedándome lo más lejos posible de todos a mi alrededor.

Me dejo caer al suelo, junto a unas cuantas mesas y sillas abandonadas. Llevo mis rodillas al pecho y escondo mi cara entre ellas. No pasa ni un segundo cuando de mis ojos comienzan a brotar lágrimas.

Me odio tanto por permitir que esto que siento llegara tan lejos. No entiendo como me ha podido llegar a gustar, afectar y doler tanto Justin Bieber. Me odio por haber dado el primer paso y lanzarme sobre él para besarle. Me odio por permitir que me tuviese a su disposición cuando se le diera la gana y luego me mandara a la mierda porque decía que no era correcto.

Pero más odio la lejanía y el que no se haya atrevido a intentar un nosotros. Más odio la sola idea de Julia dándole todo lo que yo le hubiese podido dar.

El timbre suena, indicando que las clases comenzarán, pero decido que es mejor quedarme fuera, aunque sea la primera hora.

Saco mi cabeza de su escondite y la giro. Enseguida mis ojos captan a Justin pasos más lejos. Está distraido, con las manos en los bolsillos y se queda de pié, sin moverse por unos segundos.

Me quedo en silencio y no hago ni el más mínimo movimiento. No quiero que me vea, ni menos aquí, tan alejados de todos. Aquí; donde hemos vividos algunos malos/buenos momentos.

Pero ya digo yo que la vida me odia, a pesar de que no hice nada de ruido, Justin gira su cabeza y me ve aquí, en el suelo, con los ojos rojos e hinchados por haber estado llorando.

My Dear DirectorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora