C I N C U E N T A Y C I N C O

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Salgo de casa, colgando el bolso en mi hombro y comienzo a caminar, con ganas de lanzarme al suelo y dormirme nuevamente.

Mientras camino, se me viene todo nuevamente a la cabeza, y el dolor punza más fuerte.

Siento un vacio gigante en mi pecho, y es como si ya nada podría llenarlo. Aunque, y esto es tan estúpido, Justin es lo unico que lo lograría, lo sé, pero, yo no puedo darle otra oportunidad, aunque sé que lo necesito en mi vida más que ninguna otra cosa, algo me impide perdonarle, aunque quiera.

Y es que en serio, en serio estoy muy herida por todo lo que me dijo. No tuvo si quiera un poco de compasión ni de tacto a la hora de decirme todas esas barbaridades.

Y aún me inquieta saber que es lo que habrá pasado para que fuera a por mí en la cabaña, arrepentido y pidiéndome perdón.

Para la guinda de la torta, mi móvil se ha quedado en la cabaña. He estado incomunicada todos estos días y cuando mis padres junto a Chris preguntaron donde estaba, solo dije que al parecer se me había caido cuando me devolví de casa de Leslie.

Y cada que intentaba quitarme a Justin de la cabeza, parece que la vida se encarga de impedir mi objetivo. Cuando me recuesto en la cama, veo su regalo aún pegado en el techo de mi dormitorio, e intenté quitarlo, pero es como si hubiese estado intentando arrancarlo a él de mi vida y dolió. Duele aún más saber que eso es lo que debo hacer; debo arrancarlo de mi vida.

Aunque es tan malditamente difícil, no solo por el echo de que... De que le amo, porque sí, le amo. Si no, ¿cómo se explica qué esté tan mal? ¿qué sienta qué me han arrancado la felicidad al saber qué ya no estamos juntos?

Como explico entonces lo desesperante que se está volviendo extrañarle de esta manera. Como explico que siga queriendole a pesar de todo lo que me dijo. Como explico que me siga gustando cada parte de él. Como explico que su sonrisa, sus ojos, su risa estén latentes en mí y me dejen tan malditamente loca. Como explico todo lo que me hace sentir, que es tan fuerte, que ya no puedo dominarlo.

Le amo, y como decia, es difícil arrancarlo de mi vida no solo por eso, no solo porque crea que es el amor de mi vida, si no porque le veré cada día en el colegio, porque es el director.

Me he quedado admirando las flores que me regaló, la tarjeta en la que pide que sea su novia, y las llaves de la cabaña por toda una maldita noche. Y es tan masoquista de mi parte.

Debería votar cada una de esas cosas, pero no puedo. Simplemente no puedo.

Como tampoco puedo quitar todos esos malditos recuerdos que me invaden a cada momentos. Desde que le conocí hasta ahora.

Tampoco olvido como me siguió cuando salí de la cabaña. Me siguió hasta que llegué a casa de Leslie. Un gesto muy tierno, que me derrite, pero que es opacado por sus errores.

Cuando le conté a Leslie todo lo que pasó, aunque ya estaba enterada en algo porque Justin le había llamado creyendo que me encontraba con ella, me acompañó en mi dolor e inclusive lloró junto a mí. No dijo nada, solo me acompañó el resto de la noche, y el resto del día siguiente. Si no se quedó a dormir conmigo la noche del sábado, fue porque se lo pedí porque necesitaba estar sola. El domingo me hizo compañía todo el día, junto a mi familia. Fue un día agradable, sobre todo porque Christian es un payaso, que me hace reír a cada minuto, aunque seguía sintiendo ese inmenso vacio en el pecho.

Y a penas Christian comenzó a hablar del extraño comportamiento de Justin cuando salió de casa de repente, Leslie cogió mi mano y me sacó de allí, con la excusa de que debía contarme algo.

De todas maneras si me contó algo. Su relación con Matías. Siguen siendo amigos, pero él le dice cosas lindas, y le declara su amor cada vez que puede, y ambos están feliz de esa manera, sé que al final Leslie cederá. Y me alegra que al menos a alguien le esté yendo bien en el amor.

My Dear DirectorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora