C U A R E N T A Y O C H O

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Estoy recostada en mi cama mientras tarareo Secret love song y pienso en Justin a la vez que observo el regalo que me dió pegado en el techo con el «Te quiero» brillando en mi dirección.

Ahora ya ni puedo dormirme cuando me voy a la cama. Desde que me dormí a su lado, le necesito cada noche para poder hacerlo. Necesito sus brazos rodeandome y los latidos de su corazón relajandome como una dulce canción.

Y el colegio no es lo mismo sin él. No tiene sentido, excepto claro por mis amados amigos.

Suspiro acomodandome en la cama mientras pienso en cada palabra linda que me ha dicho y me siento tan querida, tan completa y feliz.

También recuerdo su voz. La escucho a donde sea que vaya, cantando la canción de Ed. Su voz es hermosa, como ninguna que haya escuchado.

Es que oírle cantar fue lo que rebalsó el vaso. Cuando creí que no podria estar más encantada por él, me sale con eso. Cuando creí que no podría ser más perfecto, descubro que tiene una voz increible. Y se que hay más. Quizá que otros talentos tenga. Quizá que otros hermosos valores tenga.

Si hubiese un botón que me dijera «Sálvate ahora de enamorarte loca e irremediablemente de Justin Drew Bieber» lo tomaría y lo lanzaría al mar, para que se perdiera entre las olas.

No me importa enamorarme locamente de él.

Y su “La diferencia es que nuestro amor pronto tendrá un hogar” sigue dando vueltas en mi cabeza.

No me quiero ilusionar, ni sacar conclusiones apresuradas, pero ya lo hice.

¿Qué? Es inevitable.

Hoy es martes diez, fecha en la que Justin y yo por fin decidimos intentarlo. Es decir que se estaría cumpliendo un mes de aquello y me encantaria estar con él para celebrarlo, para recordar ese momento y todo lo que pasamos para llegar a estar juntos.

Es desesperante no saber nada de él. No saber si llegó bien, aunque si le hubiese pasado algo, ya se hubiese sabido. Las malas noticias no tardan en llegar. Quisiera saber como va todo por allá, cómo está él, si se siente bien, si ha logrado solucionar los problemas que tiene con la empresa.

Dejo mi cuaderno sobre el velador, porque en realidad no vale la pena fingir que estoy prestando atención al trabajo que tengo, cuando solo estoy prestando atención a mis pensamientos.

El timbre de la casa suena y enseguida me levanto de la cama, cuando enseguida vuelve a sonar con euforia. Alguien tiene prisa.

Bajo rápidamente las escaleras y bufo cuando la persona del otro lado, toca con más desesperación.

-¡Voy! - grito llegando abajo.

Brinco hacia la puerta y cuando me encuentro frente a ella, la abro.

Frunzo el ceño al ver a alguien con un pasamontaña y flores en las manos. Por un momento creí que era un ladrón e iba a cerrar la puerta para correr a mi habitación, pero cuando se quita el pasamontañas, me relajo enseguida.

-No entiendo nada - digo y me echo a reír.

-Para que veas cuanto amo a Justin. Mira las cosas que tengo que hacer por él - dice Ryan.

-Me explicas - digo haciendome a un lado para dejarle entrar.

-¿Tus padres a qué hora llegan? - pregunta precupado.

-Tranquilo. Papá tiene mucho trabajo asi que sale más tarde de lo normal y hoy mamá tiene reunión, asi que también tardará en llegar - asiente con la cabeza.

My Dear DirectorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora