Sorpresas

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       En un abrir y cerrar de ojos, ya habíamos llegado a la avenida principal, donde —como siempre— habían matado los hombres de negro a alguno de los nuestros sin que nadie, absolutamente nadie, se diera cuenta. ¡En pleno centro de Nueva York! ¿Cómo lo hacían! Nada tenía sentido; ya no.

Alguien había llamado a la ambulancia, porque había aparcado enfrente del Empire State y había un corro de gente curiosa mirando y cuchicheando por lo que había ocurrido. Walker y yo, después de encontrar sitio para aparcar, nos adentramos en la muchedumbre; no sin codazos y empujones.

Walker no me había querido decir quién había sido al que habían matado, cosa que hizo que aún tuviera un nudo en el estómago. Me temía lo peor... No lo habrían llamado si no hubiera sido alguien importante para el Clan. Se me ocurrían muchas personas, Jefe entre las primeras, pero dentro de mí tenía la pequeña sensación de que había sido alguien mucho más importante, alguien a quien <<yo>> no querría ver muerto. Y no es que quisiera ver a Jefe muerto, ni mucho menos, valoraba la vida de las personas casi más que nadie. Pero si, por algún casual, el fallecido hubiera sido Rebecca, habría impactado más sobre mí, habría perdido la mayor oportunidad de conseguir respuestas.

Aunque Rebecca había desaparecido... Sin embargo, tenía la pequeña esperanza de que no anduviera muy lejos, de que apareciese cuanto antes; a pesar de lo mal que nos llevábamos.

Necesitaba respuestas ya.

Cuando Walker y yo llegamos al centro del corro, los enfermeros y médicos rodeaban el cuerpo inmóvil que se tendía en la acera junto con un gran charco de sangre a su alrededor. La policía empezó a dispersar a la gente curiosa hasta que tuvo que poner unas cintas que prohibían el paso. Los del Clan nos pudimos quedar dentro y fue ahí cuando pude ver el aspecto del fallecido.

Al principio, no terminé de creerme lo que estaba viendo. Pestañeé varias veces para ver si mis ojos estaban jugando conmigo, pero no. La persona a la que estaba viendo era la persona a la que estaba viendo. Una sensación de frío inundó tomo mi cuerpo, desde los pies hasta la nuca. La cara la tenía ardiendo a causa de las lágrimas, las cuales no me había percatado de que habían salido. Las manos se me quedaron heladas, las manos y los pies. Me empezaron a temblar los dedos, la voz, los hombros, las piernas. Todo mi cuerpo se descompuso cuando mi cerebro selló toda la información que mis ojos le habían transmitido.

¿Qué pasaría ahora? ¿Había hecho algo mal para merecer esto?

Caroline...

Habían matado a Caroline. ¡A la única persona a la que había podido considerar como mi amiga en todo este mundo de muertes, persecuciones, mentiras, dolor y sufrimiento! Le habían despojado la vida a la persona que más vida radiaba, la habían llevado directamente a la muerte sin tener culpa de nada.

Ya no sabía si mis mejillas ardían por la calidez de mis lágrimas o por la rabia que había nacido dentro de mí hacia la persona que le había hecho eso a Caroline. No lo sabía, pero mis músculos tampoco y sus únicas respuestas fueron quedarse sin fuerzas. Caí de rodillas a la acera, con las manos tapándome los ojos, tiritando a causa del llanto, con la cabeza llena de recuerdos que habíamos compartido Caroline y yo.

Walker se acuclilló a mi lado y me puso una mano en el hombro, pero no sentí su contacto. Estaba tan absorta en lo que estaba viendo que no llegué a percatarme de su presencia tan cercana.

—Lo siento mucho, Abigail... —me dijo en un tono muy bajo y delicado.

Negué con la cabeza y cerré las manos formando un puño. Parecía que, si me ocurría algo bueno, el mundo se vengaría de mí provocando algo peor para que yo no estuviera contenta nunca. Y en este caso, el acercarme a Walker había hecho que mataran a Caroline. ¿Por qué! ¿Por qué! ¿Por qué? Me maldije por dentro.

En el enigma [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora