Besos que te derriten por dentro

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       Me miré en el espejo de mi cuarto de baño y mis ojos se clavaron en la cicatriz que tenía en la clavícula donde, hacía ya más de un mes, me habían cortado con un cuchillo. El camafeo tapaba gran parte de la herida, pero no era lo suficientemente grande como para cubrirla entera. Me quité el colgante y lo sostuve entre mis manos durante unos segundos antes de decidirme a abrirlo para contemplar otra vez la foto de mi familia.

No había día que no hiciera ese movimiento, pues me calmaba y me daba fuerzas para seguir luchando por lo que estaba luchando; una verdad y venganza. Aunque, al mismo tiempo, me hacía sentir débil al recordar los rasgos de mis padres y hermanos. Las manos me temblaban cuando recordaba las últimas palabras que le había dicho a cada uno y el corazón se me encogía dolorosamente. Tan solo los suspiros podían calmarme en cierta medida, aunque solo fuera por unos segundos.

Walker llamó a la puerta del cuarto de baño y di un respingo. No recordaba que estaba en mi habitación esperándome para que me terminara de duchar.

—No oigo el agua correr. ¿Estás viva? —Claramente, lo dijo a modo de broma, pero algo en su forma de decirlo me decía que no era tanto eso.

Abrí la puerta del baño y me lo encontré enfrente con algo en la mano.

—¿Qué has cogido?

Siguió mi mirada hasta su mano izquierda y la levantó para que viera la foto que había encontrado entre los papeles de mi mesita de noche.

—Tiene la misma sonrisa que tú —dijo cuando me acerqué a él para coger la foto. Y sí, tenía razón, la sonrisa de Violet siempre había sido igual a la mía, o eso nos decía todo el mundo. Aunque nosotras no veíamos el parecido por ninguna parte...— Y los ojos. También tienen ese color añil que tanto me gusta de los tuyos.

Me acarició la mejilla con el dorso de la mano y cerré los ojos durante unos segundos para evadirme de todo menos de su presencia y su tacto. Antes de abrir los ojos, noté cómo rozaba sus labios con los míos y pegué un respingo. No lo había previsto. Le correspondí el beso y, después de unos segundos, nos quedamos uno enfrente del otro con las frentes pegadas.

—Será mejor que te metas ya en la ducha si no quieres perderte la sorpresa que te tengo preparada —me susurró antes de darme un azote en el culo, de broma.

No pude evitar sonreírle. Caminando hacia atrás para no perderlo de vista, me volví a meter en el baño y comencé a desnudarme para ducharme. Estaba tan sonriente por la presencia tan cercana de Walker que me puse música mientras tanto y no pude evitar tampoco el cantar el estribillo de una de las canciones.

En realidad, por una parte, me sentía mal por todo esto, por estar feliz el mismo día que, la que había sido mi única amiga en todo este tiempo, había perdido la vida. Me maldecía por estar contenta al lado de Walker, pero es que él tampoco se merecía que yo estuviera mal y no le sonriese.

Algo dentro de mí aún se sentía dolorido por su pérdida, pero la gran mayoría de mi cuerpo se sentía en la punta de un precipicio, en la cima de una montaña. Se sentía valiente y con muchas más fuerzas para seguir adelante y averiguar dónde estaba Mason.

Me sentía enérgica y vigorosa, hasta que salí de la ducha, miré el espejo y grité.

Había algo escrito con lo que parecía sangre, pero supuse que sería pintalabios, pues no goteaba por ninguna parte, y se me encogió el corazón. Cogí rápidamente la toalla y me la enrollé en forma de vestido. Walker no se oía por mi habitación, cosa que me asustó aún más. Salí rápidamente del baño, dejando huellas de mis pies mojados por todo el suelo, y lo llamé medio a gritos.

En el enigma [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora