Rebecca soltó una carcajada y cogió a Walker del brazo dando una vuelta para salir de la habitación.
—No te hagas la tonta, sabes perfectamente que estás enamorada de él —me dijo soltando unas risitas y empezando a caminar ya—. Y él también lo está y lo sabe, ¿verdad que sí, Tommy?
Walker se apartó de ella retirando el brazo de su agarre y caminó hacia el chico de negro algo frustrado por la situación en la que lo había puesto Rebecca.
—¡Oh, vamos! No me lo niegues, Tommy. Ninguno de los dos lo puede evitar, ¿no es cierto? —Nos miró cada vez a uno—. Estáis tan enamorados que os coméis por los ojos, pero qué lástima que nuestra amiga Aby sea tan terca y testaruda, ¿no? —Rió con malicia—. ¡La de besos y amor que os habríais podido dar ya! —Se volvió hacia mí y se me quedó mirando fijamente—. ¡Con el poco tiempo de vida que puede que te quede...! —Lo miró a él—. Siempre que siguieras manteniendo el secreto, eso sí...
—¡Para de una maldita vez! ¡Ya lo he entendido! —gritó Walker de pronto, y salió disparado de la habitación con el chico de negro tras de él.
Mi corazón había dejado de latir con tanta brusquedad y se había empezado a calmar, pero ahora la sensación de agobio me inundaba por dentro. El no saber qué era lo que me estaba ocultando Walker me dolía, pero que lo supiera Rebecca me dolía aún más. ¿Qué sería? ¿Sería tan fuerte como para que Rebecca lo pudiera chantajear con ello? No lo sabía, pero pensaba descubrirlo de alguna manera, por mucho que me hiciera sufrir la respuesta.
Empecé a andar rápido para llegar a la misma altura que Walker y el chico de negro y no quedarme sola con Rebecca en una habitación llena de sangre. Salí a la calle y giré la cabeza para ver por dónde iban, pero Rebecca gritó y me paré del susto.
—¿Adónde piensas que vas? —Me volví para mirar a quién se lo decía y vi cómo Walker se ponía delante del chico para impedir que Rebecca lo mirara directamente.
Se notaba que el joven tenía algo de miedo, y no me extrañaba para nada, pero lo que más noté y más me enterneció fue cómo lo protegía Walker para que no lo pasara peor de lo que ya lo estaba pasando. Era por esas pequeñas cosas por las que tanto lo amaba, por ser tan bella persona aunque con genio. Pero supuse que eso era lo que lo definía mejor, su fuerte temperamento pero dulzura a la vez.
Rebecca caminó con decisión hacia ellos dos y yo la seguí algo menos convencida. La gente neoyorquina pasaba a nuestro lado sin pararse a mirar qué era lo que hacíamos y como bien dijo Walker, nadie se fijó en sus manos manchadas de la sangre del reloj que había cogido, o al menos nadie gritó al verlas.
—No pensarás irte de rositas tú, ¿no? —le preguntó con sarcasmo al chico de negro.
Este la miró con confusión y luego posó su vista en el suelo.
—Él no ha hecho nada —lo defendió Walker.
—Puede que hoy no, pero no sabemos lo que pasará mañana. Así que, para no meternos en problemas mayores, tendremos que hacer algo con él.
—No diré nada, lo prometo —suplicó el chico—. Además, ¿qué más va a querer de mí? Esta se suponía que sería mi última misión...
—¿A qué te refieres? —preguntó Walker, interesado.
El chico tragó saliva y miró a Rebecca a modo de interrogación, como si le tuviera que dar permiso para hablar. No entendí por qué. Pero no me extrañó el no entenderlo, de hecho, llevaba ya mucho tiempo sin entender ni una sola palabra de lo que estaban diciendo y de lo que estaba pasando. <<Te aviso que no todo es lo que parece>>, había dicho el de las notas. Le di vueltas por la cabeza a esa frase durante unos instantes, ¿qué querría decir con ello? Eso podría significar muchas cosas, pero solo podía ser una, ¿cuál de todas ellas era? Estuve por salir corriendo y no mirar hacia atrás en ese mismo momento, pero sabía que con ese comportamiento no conseguiría mucho, no le podría poner remedio a nada ni podría averiguar quién era el que había matado a toda mi familia.
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En el enigma [TERMINADA]
ActionUn pasado que duele recordar, un presente agotador y asfixiante y un futuro quizás no muy largo para algunos. Si la única solución para acabar con ese sufrimiento es morir, ¿queda otra opción? Para Abigail el pasado es una profunda laguna marcada po...