Decisión final

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Sonrió y me cogió del brazo, arrastrándome por el pasillo.

-Tenemos mucho de lo que hablar, Abigail. –Dijo en un susurro justo cuando pasábamos por delante de una médica.

Mantuve la vista firme hacia el frente y apreté la mandíbula. Al menos sabía que había hecho algo bien, había salvado a Walker y a Caroline.

Salimos del hospital y me llevó por una calle por la que no había mucha gente.

-Caminemos un poco.

El viento venía helador, eran las siete y media de la mañana y, aparte de cansancio, ahora tenía hambre. Me rugieron las tripas y el hombre pareció oírlo. Entró en una cafetería y me pidió un café y un donut. Qué considerado...

Lo acepté a regañadientes y después de darle un mordisco al donut lo miré expectante.

-Solo quería decirte un par de cosillas, me apetecía hablar contigo. Eres muy famosa por nuestra zona, ¿lo sabías?

-Me lo imaginaba...

Se calló y siguió caminando.

-Para empezar, quiero confirmarte que yo no soy el que está detrás de las notas. Ni ninguno de los que luchan contra ti, los que vamos de negro.

-¿Entonces qué sois? ¿Los mandados? Porque no entiendo por qué le tenéis que hacer el trabajo sucio a otro.

Se volvió a quedar callado. Esta información no me estaba sirviendo para nada, ya sabía yo que este no era el tipo, no era británico.

-Nos envía, sí. Pero le hacemos caso por una sencilla razón.

-¿Dinero?

-¿Dinero? ¿Para qué? Muchos se juegan la vida por él, de nada les serviría el dinero después de muertos.

-Touché.

-Nos explicó la razón por la que está tan obsesionado con tu muerte. Al principio lo vi una locura, pero debió de pasarlo bastante mal el pobre hombre...

Me quedé de piedra. ¿En serio?

-¿De verdad? –Solté irónica-. Mira, no sé lo que le hice a ese... tío, pero creo que no sería para tanto como para matar a toda mi familia y acosarme a mí.

-Cierto, se pasó con lo de tu familia. Pero el daño ya está hecho y él, lo único que quería en un principio era solo tu desaparición del mundo.

-¡¿Pues cuál es el motivo por el que le hacéis caso?! ¿Por qué estáis a favor de la muerte?

-De tu muerte. –Me corrigió-. No me está permitido contarte eso, si lo hago, al que matarán será a mí.

Cerré los ojos con fuerza hasta ver puntitos de colores y estrujé el café, derramándolo por los adoquines de la calle. Aparté la mano rápidamente y dejé que se cayera el vaso de papel a la acera. Me ardió la mano, pero con todo lo que estaba pasando, ese era el menor de mis dolores.

-¿Y cómo sabéis si lo que os ha contado es verdad o no? Está claro que ese hombre puede lavarte la cabeza.

Se quedó pensativo y siguió caminando por la calle sin cambiar de ritmo. Aquel hombre de pelo negro con ojos aún más oscuros no me terminó de caer mal del todo. Al menos, había sido el único que se había parado a hablar conmigo y explicarme algo de lo que estaba pasando...

-Tiene videos y fotos que demuestran muchas cosas.

Me paré en seco y lo miré con los ojos muy abiertos.

En el enigma [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora