CAPÍTULO 12

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Capítulo 12 | si pudieras comprender...

Caminé en círculos en mi salón, con la tenaza del cabello en las manos, estaba nerviosa, y tenía todas las razones para estarlo, hoy presentaba mis exámenes finales. En nuestro colegio para pasar al último año tenías que hacer todos tus exámenes de especialidad oralmente, frente a tus demás compañeros y los invitados correspondientes. Se suponía que hoy sería un gran día para todos nosotros, pero lo cierto era que no estábamos muy bien preparados, al profesor Haníbal le habían decidido cambiar la fecha de examen para nuestro grupo a última hora, y le había avisado con dos días de anticipación. Los exámenes consistían en dos partes, individual y en parejas, la parte por individual me tenía más tranquila, había estudiado lo correspondiente al tema, y me sentía segura. Sin embargo, la parte que no era individual me preocupaba, no me había tocado estar con la persona más sobresaliente, ni más dedicada y eso se lo debía a mi profesor a cargo, el profesor Haníbal. No quería verme como la niña ciega enamorada, ya bastante difícil había sido admitirlo para mí misma, por más que trataba de buscar alguna razón lógica por la cual él me había puesto con el hermano de Yaremi, no la encontraba. Quizá mi enamoramiento con él no me ayudaba a ser objetiva, ya que según yo Haníbal tenía bastante fe en mí como para haberme puesto con Nathaniel, pero según Andrea Haníbal lo había hecho porque no le agradaba. Eso sonaba bastante lógico, pero no quería creerlo, él era más que eso y jamás caería así de bajo, y él no era así. Yo jamás iba a entender que dijeran que él era demasiado engreído, y que solo buscaba su propio beneficio, yo no veía eso en él, sus ojos me mostraban lo transparente que él era, y quizá eso era una gran razón por la que me enamoré de él.

— ¿quieres que te peine C? —me preguntó Gala, sacándome por completo de mis pensamientos.

—eh, si por favor—le dije, extendiéndole el artefacto que estaba en mis manos.

—traes bien largo tu cabello, no te lo vayas a cortar —me dijo agachándose para conectar la rizadora.

Sólo pude sonreírle abiertamente a su comentario, y le extendí mi nuevo celular para que pusiera un poco de música. Nathaniel llegó sin previo aviso y se sentó frente a mí, sonriéndome.

— ¿nerviosa? —me preguntó gentilmente.

—pues sí, la verdad si—le confesé, era extraño ser más abierta con aquellos que casi no conocía, pero de alguna manera él era mi pareja en el examen y tenía que hacerle saber que estaba insegura.

—no tienes nada de qué preocuparte, ¿te lo aprendiste?

—sí, con puntos y comas, pero no pude memorizarme lo tuyo

—por lo mío no te preocupes, nos va a ir bien —declaró, regalándome una genuina sonrisa.

—oye si te trabas tengo que salvarte, si te hundes nos hundimos juntos, trabajo en equipo—le dije, sonriéndole.

—no nos vamos a hundir, mejor ya no me pongas nervioso, ¿traes tus tarjetas para estudiar?

—sí, están en mi mesa banco, tómalas

—ni estudiaste por andar de borracho con Josué y Diego, ¿verdad?

—ay nada que ver, fuimos a relajarnos —nos corrigió Nathaniel, tomando mis tarjetas.

—como si no fuera lo mismo para ustedes—comenté, cruzándome de brazos.

—deberías intentarlo, te relaja bastante, creo que hasta mejoraría tu humor—me respondió Nathaniel— ya no te preocupes tanto, nos va a ir bien —dijo, tomándome del hombro... podría decir que cariñosamente.

Intenté no ponerme tensa ante esa acción, pero me fue imposible, y como si se hubiera dado cuenta quitó su mano de inmediato, sonriéndome.


Soñé que me queríasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora