Capitulo Plus 01

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Capitulo Plus 01| Una ruta de estrellas

Estaba concentrada en lo que Summer me estaba diciendo respecto a la apuesta que teníamos. Ya le debía dos bolsas de Cheetos, y si seguíamos apostando por cualquier estupidez le debería más. Los juegos al azar simplemente servían para recordarme la pésima suerte con la que había nacido. Era como haber roto tres espejos, haber tirado sal, y haber pasado por debajo de treinta escaleras el día en el que nací. Rodé los ojos para mí misma por mis estúpidos pensamientos, y me sonreí. A veces lograba ser tan patética conmigo misma que me llegaba a sorprender. La pelirroja que tenía delante me miraba con una ceja enarcada y seriedad en su rostro.

— ¿Qué te parece tan gracioso Di Stefano? —me cuestionó, seria.

—solo pensaba que si seguimos apostando así me iré a la quiebra entre tanta bolsa de cheetos que te voy a comprar —le respondí, dándole una sonrisa torcida.

—tienes que pensar dos veces antes de apostar —me aconsejó con un ligero tono de advertencia.

Apreté mis labios formando una sonrisa pequeña.

—tomaré en cuenta tu consejo en el futuro —dije, mientras asentía.

—buenos días muchachos y muchachas —entró diciendo un muy alegre profesor Haníbal.

Yo aguanté la urgencia de rodarle los ojos, y bajeé la mirada hasta el cuaderno que estaba en mi mesa.

—buenos días profe —le respondió Andrea de manera animada.

A eso no pude evitar rodarle los ojos y para "despistar" moví mi cabeza mientras me acariciaba mi cabello rubio.

Miré por un corto segundo al instructor que estaba al frente del salón, era inimaginablemente alto y tenía muchísima presencia, tanta que si se esmeraba podía quitarte el aliento. Noté que llevaba el cabello más corto, sin duda durante el fin de semana se lo había cortado porque el viernes que lo vi juraba que se le podía formar un perfecto rulo en su cabellera. Sin embargo, ahora no había rastro de ello. Pude notar también que se veía más joven, y me di cuenta que no llevaba su tan usada barba de candado que lo hacía lucir más "galán" según algunas señoritas de la escuela. Compartía la idea, pero con todos los hombres en general. Los sujetos que usaban barba de candado me parecían misteriosos, fuertes... era extraño, pero así lo pensaba yo. Claro, había sus excepciones.

— ¿Cómo le fue el fin de semana profe? —le preguntó Summer, cruzando sus piernas mientras se acomodaba en su lugar.

Fijé mi vista en la mujer a mi derecha, Kendra, y le sonreí. La ojimiel me devolvió la sonrisa, y de manera inmediata volvió su atención al profesor Haníbal. Lo miré una vez más, fingiendo que lo escuchaba. Pensando realmente porque no había hecho algún deporte mientras crecía para ser tan alta como el, o al menos alta.

— ¿entonces ya abrirá su escuela? —preguntó con sorpresa Andrea, atrayendo toda mi atención a la conversación.

—sí Andrea, ya gracias a Dios me dieron el permiso final —respondió el hombre de anchos hombros que estaba parado delante de nuestras mesas.

Lo mire una vez más, por Dios, ¿Por qué lo observaba tanto? Era como si me lo quisiese memorizar... guardar cada gesto, cada mirada. Estaba volviéndome loca, jodidamente loca. Un segundo no lo tolero y al otro me importa mucho que esa camisa de patrones de cuadros azules y negros le queda bastante bien.

No culpaba a los varones cuando decían que las mujeres éramos una materia difícil. Joder, ni siquiera yo me comprendía. Seguramente ya estaba alucinando gracias a Andrea y la maestra Lulú. Me seguía pareciendo ilógica esa atracción, quizá era porque yo tenía demasiado cerrado el corazón o eso me decían.

Soñé que me queríasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora