Capítulo 20 | el universo te ponía frente a mi
Los cambios son buenos, los cambios son buenos, los cambios son buenos.... Me repetí mil veces para convencerme.
Volví a llevarme mi dedo índice a mis labios e inmediatamente lo aparte, estaba tratando de romper con el habito de morderme las unas, tenía que lograrlo.
Hoy comenzaba mi primer día en la nueva escuela, diría universidad pero técnicamente aun no es la universidad, y eso me tenía bastante nerviosa. Era la primera vez en cinco años que comenzaba en una nueva escuela, y aunque iba con mi mejor amiga eso no me quitaba lo nerviosa. No me gustaba comenzar de cero ya que tendría que presentarme, hablar en público.
Mire por la ventana del troli y suspire, ya íbamos bastante tarde para la primera hora, no íbamos a poder llegar. Todo gracias a la gran fila que había en el puente, y a nuestro adorable rentero que no había podido entregarnos el departamento a tiempo. Quizá, podía culpar a la mala suerte que siempre me acompañaba, pero fuese lo que fuese ya iba tarde a mi primer día, en la primera hora, que oportuna mi suerte.
Bajamos del troli y caminamos en silencio rumbo al edificio del American Language Institute de la universidad de San Diego. Kendra y yo habíamos decidido tomarnos de seis meses a un ano para mejorar nuestro inglés. Había sido muy difícil tomar esa decisión, yo cumpliría 19 años este año por tanto estaría comenzando casi de vente la universidad, y eso me daba miedo, y me creaba una guerra interna muy grande. Tuve que tomarme mi tiempo para poder decidir, y tras pensármelo mucho decidí arriesgarme. Una vez que tuve la visa en mis manos supe que ya no había vuelta atrás, por más que así lo quisiera.
No, no me estaba arrepintiendo, jamás me arrepentiría de ponerme el reto más grande que me había puesto hasta ahora. Sin embargo, me daba miedo, me aterraba arruinar mi futuro ¿con que cara miraría a mis padres? Después de todo el sacrificio que están haciendo por enviarme a una universidad extranjera. Yo sabía la fe que ambos me tenían, yo sabía que ellos estaban apostando todo por mí porque confiaban que iba a llegar lejos. Eso me asustaba, que tuvieran tanta fe en algo que era tan incierto...
Cuando entramos al salón estaba completamente lleno, no había ni un solo espacio. Afortunadamente nosotras dos no habíamos sido las únicas que acababan de llegar. Una señora alta, rubia y de ojos azules me sonrió y quito su bolso para después de esto extender sus brazos y ofrecerme el lugar, le sonreí y mire a Kendra, quien me alentó a sentarme junto a la elegante señora. Le di las gracias en susurro cuando me senté junto a ella, y le sonreí. Era una señora muy hermosa, y casi no usaba maquillaje, le podría calcular a lo máximo unos 35 años, y se me hacían muchos.
-hola -me dijo la señora, haciendo que la mirase encogiéndome se hombros.
-hola -le respondí, con un volumen bastante bajo.
-soy Monserrat, ¿Qué edad tienes? -me pregunto, curiosa, y sonriente.
-yo soy Cara, y tengo 18 años -le respondí, mordiendo la parte interna de mi mejilla.
-¿es tu primera vez aquí?
-si -le respondí, asintiendo.
-vas a aprender muy rápido vas a ver, estas bien joven -me dijo, y le sonreí.
No quería ser grosera, la señora Monserrat estaba siendo bastante amable, pero no sabía que más podría decirle, ni tampoco me sentía cómoda hablando. Me gire a la derecha y Kendra estaba sentada ya con un grupo de personas, bromeando y platicando. Suspire y baje la vista, a veces me preguntaba porque no podía ser un poquito más como ella. Yo no era para nada sociable, ni tampoco se me daba con facilidad el poder hablar con facilidad delante de la gente.
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Soñé que me querías
Ficção AdolescenteUna curiosa historia de amor contada a través de los ojos de una joven de dieciséis años, destinada a enamorarse de la persona incorrecta, su profesor. Conoce como Cara lucha contra ese gran sentimiento que crece en ella contra su voluntad, y como c...