CAPÍTULO 27

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Capítulo 27 | mi gran amor...

Estaba mirando a mi profesor entrar al salón de clase, estaba sudado y despeinado. Como siempre el señor Banner venia sonriente, y quejándose que alguien loco en su automóvil quería golpearlo en su bicicleta. Nosotros sabíamos que eso no era completamente cierto, en este mes que teníamos haciendo este curso intensivo habíamos aprendido que él era todo un personaje, completamente dramático y exagerado. Sin embargo, hoy no tenía ganas de sonreírle, o reírme de alguna de sus anécdotas, hoy quería estar triste. Hoy quería que me dejasen estar triste, y estar completamente triste al menos por un rato. Guarde mi celular en la parte delantera de la mochila porque al señor Banner le desesperaba ver los teléfonos sobre la mesa. Saque mi cuaderno y tome el pedazo de periódico que Camila me paso, con una sonrisa comprensiva. Ni siquiera lo leí.

La clase paso bastante rápido, pese a que eran alrededor de tres o cuatro horas metidas en el mismo salón con el mismo profesor. Aun no terminaba la clase, pero cada uno tenía que pasar una historia que hubiese marcado su vida, ya fuese triste o dolorosa. Irene lloro al contar su historia y me sentí con la necesidad de llorar con ella, mas no lo hice. Lo que si hice fue abrazarla cuando volvió a su lugar, a mi izquierda. Me levante cuando se llegó mi turno, pase saliva y sentí como se formó un nudo en mi estómago. Iba a compartir una de las partes más oscuras de mi vida sino era que la más oscura de esta. Suspire y deje de lado las hojas donde traía anotado lo que quería decir.

—soy Cara y voy a compartir mi momento —comencé a decir antes de soltar un profundo y muy largo suspiro— hace... un par de años ocurrió una de las peores experiencias de mi vida, mi... mi abuelo trato de asesinar a mi abuelita por motivos de celos —dije, volviendo a pasar saliva.

—espera, espera, ¿tu abuelito? —me pregunto el señor Banner, más que sorprendido.

—sí, yo tenía dieciséis años cuando eso ocurrió

— ¡por Dios!, continua por favor

—fue muy temprano por la mañana, eran mis vacaciones de verano —solté un suspiro al recordar esa mañana en mi casa— mi abuelita le llamo a mi mama llorando que la ayudase porque mi abuelo la había intentado matar, y yo me desperté debido a un grito que dio mi mama entonces fui a ver que estaba sucediendo y pues oh sorpresa que me lleve —dije, pasando saliva y mirando como todos me miraban con atención y los ojos más que abiertos— la golpeo varias veces en la cabeza, y gracias Dios mi abuelita vivió, pero fue una de las experiencias mas difíciles de mi vida ya que yo a esas edad era una adolescente que no valoraba muy bien las cosas...

—espera, ¿Qué paso con tu abuelo?

Baje la mirada y apreté mis labios antes de suspirar suavemente.

—el este aquí, en San Diego...

— ¿siguen juntos?

Abrí los ojos inmediatamente, sorprendida y negué con la cabeza.

—no por Dios, claro que no

— ¿entonces porque no está en la cárcel?

Parpadee y abrí la boca, pero la cerré tenía que pensar exactamente que iba a responder.

—no se levantaron cargos contra él debido a que una de mis tías así lo quiso, nadie sabía exactamente que había ocurrido, así que el huyo...

— ¿y han mantenido contacto con él?

—no exactamente, pero está enfermo... y es un ser humano, no se le puede juzgar al menos no nosotros, quien puede hacerlo es Dios —dije, ahorrándome cualquier otro tipo de testificación.

Soñé que me queríasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora