CAPÍTULO 18

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Capítulo 18 | hechizada en tu mirada

— ¿es que acaso eres sorda Kendra? ¡No quiero ir! No fui el año pasado y fue la mejor decisión que pude haber tomado así que por ende tampoco iré esta vez...

—ándale amiga, por favor necesito que me acompañes —me suplico Kendra, y le rodé los ojos.

— ¡no quiero Kendra! —le dije, tomando mi celular en las manos.

—va a ir Haníbal...

Dirigí mi mirada hacia ella sin decirle nada.

— ¿y eso que? —le pregunte, moviendo todo mi peso a mi pierna derecha— probablemente lleve a su novia.

—no creo que la lleve...

— ¿y si no la lleva qué? No cambian las cosas, sigo sin querer ir—le dije, cruzándome de brazos.

— ¿no quieres ir a verlo?

— ¿ubicas que lo veo diario?

— ¡te puede sacar a bailar!

— ¡yo no bailo! —objete, girándome para darle la espalda y sacar mi cuaderno de inglés.

— ¿no bailarías con él? ¿No quieres saber que es tener su mano en la cintura? ¿No quieres tenerlo así de cerca? —me pregunto rozando mi hombro con el suyo, yo instintivamente di un paso de lado al tenerla tan cerca.

Abrí la boca para decir algo, pero de esta no salieron palabras, Kendra estaba jugando sucio. Po supuesto que me moría por sentir sus manos en mi cintura, de tener su rostro a pocos centímetros del mío... pero tenía novia, y allí se terminaba el hechizo. Sin embargo, las palabras de Kendra sonaban bastante tendedoras, tanto que podría morder la manzana del pecado sin haberme dado cuenta.

—esta bien, pero que conste que solo voy a estar un ratito porque no tengo ánimos... las clases de inglés y el servicio social me tienen muerta

—sí, si como sea no importa, lo importante es que si iras —dijo con una enorme sonrisa.

Al final Kendra había obtenido su cometido y yo tendría muchísima tarea por hacer.



Me comencé a aplicar la sombra en mis ojos de manera cuidadosa, tratando de no estropear todo. Hice un degradado en negros, cuidando de no poner exceso de color para que no se viese tan marcado. Aplique un brillo de labios sin color y puse un poco de rubor en mis mejillas. Mire un segundo a Kendra quien estaba aplicando la misma sombra que yo pero de manera más marcada. Me mire al espejo y me sonreí, me gustaba como estaba quedando el resultado final, al menos no me veía mal.

— ¿Dónde me puedo cambiar? —le pregunte a Kendra, tomando mi maletita en las manos.

—pues... si quieres puedes cambiarte aquí —me ofreció, girándose con una brocha de ojos en la mano.

—preferiría el baño—le dije, regalándole una pequeña sonrisa.

—bueno, ve al baño no creo que este Juanjo ahí —me dijo, volviéndose al espejo.

Salí de la habitación y entre al baño, me quite la blusa quedando en simple sujetador. Tome la blusa negra estilo péplum entre mis manos y me la puse, seguido de la falda estilo tubo que se ajustaba perfectamente a mis caderas. Me mire al espejo y me sonreí, jamás había poseído alguna clase de cuerpo envidiable, pero sin duda esta ropa me favorecía mucho. Salí del baño con una sonrisa de satisfacción puesta en mis labios.

—qué guapa—me dijo Kendra, quien ya estaba vestida también.

—gracias, tu igual —le dije regalándole una sonrisa.

Soñé que me queríasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora