CAPÍTULO 17

151 9 11
                                    

CAPÍTULO 17 | lo más bello de todas las cosas que pasan en mi

Volví a limpiar mi rostro con ayuda de mis sabanas, me estaba convirtiendo en alguien patética por llorar tanto. Me acomodé en posición de feto y abracé mis piernas a mi pecho, y oculté mi rostro en mi almohada debido a mis sollozos, lo que me faltaba era que mi mama me volviese a ver llorar. No era que no me apoyase, ni que no me comprendiese, todo lo contrario ella siempre me alentaba a seguir adelante, a continuar con mis decisiones y con cada meta que me pusiera. La cosa era, que por hoy, por esta noche necesitaba llorar y deshacerme, necesitaba cuestionarme mis decisiones para saber si realmente estaba segura de lo que quería.

¿Estaba dispuesta a comenzar esta pelea? ¿Era posible aprender un idioma en menos de seis meses? No lo sabía, no estaba segura de nada. La persona encargada de los estudiantes que viniesen de fuera en la universidad de San Diego me había dejado bastante mal, no sabía si adjudicárselo al hecho de que estaba pasando por un momento bastante vulnerable para mi gusto o si debería culpar a las malditas hormonas mensuales. Me resultaba patético el estar llorando antes de siquiera intentarlo, igual que al tipo que me había entendido, pero siendo sincera no sabía si valía la pena, ¿así trataban a sus estudiantes?

Tenía un año planeado hacer mis estudios en la universidad de San Diego, tal como lo había propuesto mi papa. La primera vez que había ido a la universidad sentí que algo de mi encajo allí, ya no podía verme en ninguna otra universidad, me resultaba imposible. Me había atendido el mismo tipo que me había atendido hoy, Oscar, me había dicho que fuese un año después, en mi último semestre de preparatoria. Hoy había asistido a mi cita con él, encontrándome con un hombre bastante enojado con la vida, diciéndome lo irresponsable que era por haber ido faltando seis meses para terminar la preparatoria.

¿Qué carajo?

Esa había sido mi reacción, y por alguna otra razón me hizo llorar, ¿Qué oportuna verdad? No había elegido mejor momento para soltarme a llorar como magdalena. Ya no podía cambiar eso, pero si podía aplicar para otra universidad, pero ¿quería para aplicar para otra universidad? No tenía idea.

Suspire, y me acomode boca arriba tratando de cerrar mis ojos para quedarme dormida, mañana seria día de San Valentín, el día mundial de la mercadotecnia.





Rodé los ojos al ver a Gala y Josué compartían un quinto beso en los labios, sonreí al verlos y me hice a un lado para evitar sentirme incomoda, ¿Qué se sentiría compartir un beso? ¿Será cierto que te ocasionaba falta de aire y te volvía las piernas de gelatina? Sonreí ante el pensamiento, esperaba que el día que diese mi primer beso fuese con una persona que tuviese la capacidad de hacerme sentir de esa manera sin la necesidad de besarme, para que al besarme me causase un trillón de sensaciones en cada poro de mi cuerpo. Vi que Andrea estaba sola y me acerque para sentarme frente a ella, me sonrió y guardo su celular.

— ¿pasa algo Andy? —le pregunte, inclinando un poquito mi cabeza.

—nada, estaba viendo lo ridículo que se veía el profe Haníbal tratando de impresionar a la maestra Grecia

—pues es su novia, ¿no? —le pegunte, restándole importancia.

Esperaba que no se me notase que verdaderamente me afectaba hablar del tema, no quería que fuese ella quien terminase descubriéndome.

—pues sí, pero eso no le quita lo ridículo —me dijo cruzándose de brazos.

—ay no inventes —le dije, mirándola fijamente.

—míralo con tus propios ojos —me dijo, señalando la gran ventana con su mano.

Me gire para verlo, y mantuve un semblante neutral al verlo. Estaba sonriendo de oreja a oreja, jugando futbol con algunos alumnos, se veía adorable para mi gusto, pero eso sería algo que jamás admitiría en voz alta. Su novia se encontraba cerca, pero no le estaba prestando atención, y contuve la risita que se estaba formando en mi garganta debido a que si estaba tratando de lucirse delante de ella. Me lleno de ternura y dulzura el corazón y mordí la parte interior de mi mejilla para evitar sonreír.

Soñé que me queríasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora