Capítulo 06 | escrito en mi rostro
Volví a bostezar mientras veía a las dos nuevas platicar, se veían bastante agradables aunque una de ellas tenía una voz un poco irritante y parecía bastante presumidita, pero se veían buenas personas. El detalle era que no podía hablarles mucho, mis amigas eran muy cerradas con su grupo social, y ahora que ya no estaban Gema y Ana se habían vuelto más recelosas con el grupo. Desvié mi mirada y dirigí mi atención hacia Kendra, con quien ahora compartía la mesa, le sonreí y me devolvió mi iPod de manera gentil. Durante las vacaciones ella y yo habíamos formado un vínculo bastante fuerte, y estable tanto que tenía la confianza de contarle una que otra cosa. No era mucha la confianza, no como para contarle lo mucho que el profesor Haníbal aparecía entre mis pensamientos y sueños, ni mucho menos el incidente que me había ocurrido durante el verano, eso era algo que únicamente Aurelio sabia y solo porque su madre trabajaba en ese hospital. Agite mi cabeza para alejar esos malos pensamientos y que no afectasen mi humor, era mi primer semana de clases, se suponía que este nuevo ciclo escolar tenía que ser bastante diferente, olvidarme de todo aquello que me perturbo en verano, tal como la situación con mi familia. Había aprendido muchas cosas, principalmente valorar a toda mi familia, y a todas las personas que son importantes para mí.
-oye amiga, ¿vamos a tomarnos fotos? -me sugirió Kendra, volviendo a tomar el iPod de mis manos.
-está bien, déjame ponerle la clave -le dije, pidiéndole el iPod.
-oye, el fin de semana cumpleaños el profe Haníbal ¿le vamos a comprar pastel o algo? -le pregunte a Kendra, con mi atención en el iPod.
- ¿al profe Haníbal? -me pregunto frunciendo el ceño.
-pues sí, a ese que nos da modulo
- ¿y para qué? -me pregunto casi disgustada ante la idea.
-pues por dos razones, en primera es su cumpleaños y en segunda le dieron un mejor puesto
- ¿y eso que? Ni nos cae bien -me recordó, haciendo que me mordiera la lengua.
-o sea ya se, ya sé que no es nuestra persona favorita, pero no es buen plan que el grupo con quien mejor se lleve no le festeje su cumpleaños ni con un pingüino
-nombre, eso que -me dijo tomando el iPod de mis manos.
-Summer ¿tú qué piensas?
- ¿eh? ¿De qué cosa? -me pregunto girándose.
-que le digo a Kendra que deberíamos hacerla algo al profe Haníbal -le dije, mirando a Andrea quien también se había girado.
- ¿y porque le dices a Summer? -me pregunto Andrea, bastante molesta.
-pues porque a ella si le cae bien -le dije, mirando a Summer directamente a los ojos, su reacción me hizo ver que no se había molestado.
- ¿te cae bien? -le pregunto Andrea a Summer.
-pues... no me cae bien, pero tampoco mal a veces platico con el
-ay Summer -le comento Andrea poniéndole los ojos en blanco.
Me contuve mucho para no decirle algo a Andrea, yo sabía que ella también conversaba por chat con el profesor Haníbal, y ella misma me había confesado que sentía que había muy buena química entre ellos. Yo quería muchísimo a Andy tenía casi tres cuatro años de conocerla, pero yo sabía perfectamente bien como era mi amiga. Había durado ocho meses con su novio de toda la vida, y ahora después de dos meses de haber terminado con él había comenzado una relación con otro chico, así que cualquier cosa que pudiera sentir por el profesor Haníbal era porque le gustaba la atención masculina. A mí no me caía el profesor Haníbal, pero yo era justa, lo justo era que no lo metieran en chismes y le festejáramos su cumpleaños, simplemente porque se lo merece. Fuese o no fuese de mi agrado debía aceptar que era un gran ser humano, y buen profesor aunque sus clases no fuesen mis favoritas. Eso sí, me gustaba mucho estar en sus clases.... Y es que la manera en la que se expresaba era mágica, a veces me hacía cuestionarme si yo también amaba la informática y toda su historia. La manera en que te expresaba la pasión por dar su clase era inigualable, no había palabras que pudieran expresar todo lo que lo que te lograba trasmitir mientras platicaba acerca de cómo se dio cuenta que quería estudiar, y me hacía preguntarme si el amaría así a otra persona con esa misma pasión. Me reñí por mis pensamientos ¿a mí que carajo me importaba? No tenía por qué importarme la manera en que amase, no era cosa de mi asunto. Al menos durante las vacaciones había entendido que el amor no era como un cuento de hadas, y que amar de verdad era amar con pasión, en el mejor sentido de la palabra no es solo ir de la mano y hacer muestras de afecto públicas, el amor era muchísimo más que eso, y se demostraba con acciones. Otra cosa que había aprendido era que ese tipo de amor era difícil de encontrar, pero no imposible.
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Soñé que me querías
Teen FictionUna curiosa historia de amor contada a través de los ojos de una joven de dieciséis años, destinada a enamorarse de la persona incorrecta, su profesor. Conoce como Cara lucha contra ese gran sentimiento que crece en ella contra su voluntad, y como c...