CAPÍTULO 28

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Capítulo 28| que me saques a bailar

- ¿porque estas tan nerviosa? -me pregunto Irene, mientras tomábamos asiento en el lobby del salón donde sería el reinado.

-no lo estoy

Claro que estaba nerviosa, hoy vería a Haníbal después del terrible fin de semana que tuve. Hasta podría decir que me veía cualquier cosa más delgada, y es que pese a que había vuelto a comer cada vez que la idea de que se podría casar me pasaba por la cabeza, se me formaba un nudo y me daban muchas nauseas.

-ay Cara, claro que si así te pones cuando estas nerviosa... como ansiosa -me acuso, riéndose de mí.

-no es verdad -le dije.

-si lo es -me dijo, y continuo diciendo algo más.

Me distraje cuando vi entrar a Haníbal y su novia de la mano. Se veían como una pareja bastante feliz. Baje mi vista e hice como que no los vi para no tener que saludarlo, y así poder ahorrarme el incómodo momento.

- ¿entramos? -le pregunte a Irene, apretando los labios.

-si, vamos -me respondió y ambas nos pusimos pie.

Caminamos hasta la entrada del salón y vi salir a Haníbal de reojo, de nuevo, no lo salude por ¿vergüenza? Ni yo me comprendía, no había razones para sentirla sin embargo había pensado en decirle lo que sentía por él, y por alguna extraña razón sentía que él podía leerme la mente. A veces me fallaba mucho el cerebro y me ponía a pensar en cosas que no eran nada posibles.

No pude dejar de notar lo guapo y atractivo que lucía en traje, tenía una presencia tan potente que te era imposible no mirarlo. Traía barba de candado, y eso lo hacía lucir cien mil veces más guapo de lo que ya era regularmente. Sin embargo, esa no era la parte más atractiva de Haníbal Hartman, lo más atractivo habitaba dentro de él. A veces me gustaba compararlo con el enamorarse de un personaje de algún libro porque cuando eso sucedía no te enamorabas de apariencia, te enamorabas de sus palabras, sus ideas, pensamientos, de su alma. En la vida podrías encontrar un millón de personas que moviesen tu hormona, pero pocas lograban mover tus neuronas. Me mordí mi labio de manera discreta, para ocultar la sonrisa que se quería escapar de mis labios.

-Cara, ¿Cómo has estado? ¿Cómo te ha ido? -me pregunto el profesor de Física.

-profe Gabriel, ¡que gusto verlo! No me di cuenta que era usted... -le dije, a modo de disculpa debido a que no me había dado cuenta que llego- mire ella es mi amiga Irene, es de la universidad

-hola mucho gusto -dijo la pelirroja, sonriendo.

-mucho gusto -le sonrió- ¿con quién vienen?

-Kendra nos invitó -le dije.

-ah mira que bien, pues diviértanse -nos dijo y le sonreí.

-gracias

Irene y yo buscamos una mesa para ponernos cómodas y poder disfrutar del evento, decidimos ponernos cerca de alguna puerta por si era necesario salir no tener que pasar al medio de todo.

- le dije que eras mi amiga de la uni porque no me gusta dar la explicacion de que aun no entro

- no te preocupes, yo tambien digo asi





Estaba fascinada escuchándolo hablar, mirando cada pequeña expresión que su rostro hacia hasta que Irene me saco de mi transe.Haníbaldaba discursos buenísimos, pese a que no fuera un evento para decir algo muy elaborado.

Soñé que me queríasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora