CAPÍTULO 08

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Capítulo 08 | que el miedo esté prohibido

Volví a bostezar poniendo una de mis manos sobre mis labios, esperando que el hermano de Kendra y mi hermano decidieran que película veríamos. Miré a Kendra y ella me dedicó una sonrisa burlona, nuestros hermanos llevaban casi veinte minutos sin ponerse de acuerdo, y nosotras ya estábamos bastante aburridas.

—podemos pedir de comer saben, o podemos platicar, no necesitamos ver un...

— ¡vamos a ver una película! —me cortó mi hermano, molesto por haberlo desconcentrado.

—bueno, yo solo decía —comente cruzándome de brazos, y recargándome de nuevo en el respaldo de mi cama.

Escuché que el teléfono de mi casa comenzó a sonar y decidí atender ya que estaba segura que Tini no atendería.

— ¿mande? —respondí

—oye Cara hazme un favor—comenzó a decir mi madre.

—dime —le dije, recargándome en la mesa donde estaba el teléfono.

—en un rato más va a ir el profe Haníbal a dejar mi computadora, para que seas tú la que salga a recibirla porque ya sabes que Tini no sale.

Cuando dijo eso sentí algo muy raro en mi estómago, algo que no pude entender porque lo sentía y que no sabía que era, ¿Por qué va a traer la computadora de mi mama? Evidentemente porque se la arreglo, pero ¿Qué era eso que había sentido en mi estómago? ¿Mariposas? ¡No! Por supuesto que no, seguro que una especie de nudo. Seguramente era el hecho de no haberme arreglado tanto, pero ¿Por qué me preocupa cómo ve vaya a ver? No, no era nada de eso, era yo sobreactuando.

—ok, está bien —le dije a mi mama de manera seca.

—oye y le hablas a tu papa para que le preguntes a qué hora les hará la cena de cumpleaños

—sí, ahorita le marco

—bueno, te veo al rato —me dijo para después de esto colgar.

Marqué de manera rápido el número de celular de mi papa y espere a que me respondiera.

— ¿mande hija? —me respondió bastante apurado.

—hola papa, solo quería preguntarte a qué hora nos harías la cena

Lo escuche refunfuñar al teléfono y mi estómago rápidamente se contrajo, yo sabía que iba a reganarme y el solo hecho de pensarlo me hacía sentir enferma.

— ¡no se Cara! No sé, y sigue fregando y no les hago nada —me contestó prácticamente gritando, cerré mis ojos apretándolos como si pudiera verme y con esa acción se apiadase de mí.

—yo solo preguntaba —le dije casi en un susurro.

—pues no preguntes, no ves que estoy ocupado —me dijo

—está bien, nos vemos —le dije y colgué sin pensarlo mucho.

Me cruce de brazos y solté un suspiro, al menos podría deducir que mi reacción ante el hecho de que vendría el profe Haníbal no era precisamente una mala, las sensaciones en mi estómago fueron completamente distintas. La segunda sensación la conocía bastante bien, era la que la mayor parte del tiempo mi papa provocaba en mí, miedo y respeto. La primera por lo contrario, era una sensación completamente diferente y nueva para mí, nunca había sentido algo que se le pareciese ¿Qué era? No podía contestarme esa pregunta, simplemente no tenía una respuesta lógica a ello. Mariposas, era muy parecido a la descripción que había leído en muchos libros anteriormente, pero ¿Por qué? ¿Qué carajo era todo esto? Probablemente estaba confundida, eso tenía que ser, el repetitivito sueño que tenía con él, el escuchar a Andrea constantemente hablar de él y como algunas veces le caía mejor que otras, probablemente era eso y que en estas fechas estaba más sensible que en otras ocasiones.

Soñé que me queríasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora