Capítulo 14 | te voy queriendo cada día un poco mas
Si había algo que detestaba más que el hablar frente en público era la hora del descanso. Al parecer el inicio de mi último año de la prepa no iba para nada bien, para mí. Había llegado decidida a comenzar de cero, decidida a ignorar los malos gestos de Kendra, los absurdos comentarios de Josué, las calumnias de Andrea al profe Haníbal, todo. Sin embargo, fracase el primer día sintiéndome mal cuando Kendra me rodó los ojos en cuanto me vio, y claro, con la primera calumnia de Andrea al profe Haníbal.
Por ser el último año la mayoría de las clases las estábamos tomando en nuestro laboratorio de cómputo. Después de dos semanas aplicando la misma rutina, Andrea, Bedolla y yo éramos los únicos alumnos en el salón acompañados de la presencia del profesor Haníbal. Había dos razones por las cuales prefería no bajar: primero, disfrutaba un poco más la presencia del profesor de esta forma, y segundo me ahorraba ver a Kendra.
—entonces, ¿dejaste plantado a Ismael? —me preguntó Andrea, sacándome de mis pensamientos.
—sí, ya te lo dije, lo deje plantado —le dije, asintiendo.
— ¿Por qué?
—pues, entre el irme de vacaciones con mis tíos a saltillo sin mis papás y sin mi hermano, pues prefiero mil veces las vacaciones —le dije, probando un pedazo de manzana que tenía un poquito de chilito en polvo.
—pero eso quiere decir que no te gusta tanto —me dijo, y le fruncí el ceño.
—yo jamás use la palabra gustar, jamás, eran en plan amigos y conocernos —le dije, intentando enarcar una sola ceja.
—ay mujer—dijo rodándome los ojos— ¿Qué crees que paso ayer?
Me gire a mirarla, y recordé el día anterior, había tenido un comportamiento bastante normal.
—pues no sé, tu dime —le dije, tomando otro pedazo de manzana.
—Bedolla y yo nos besamos —me dijo, aun mas bajito de lo que ya estábamos hablando debido a la presencia de Haníbal.
Abrí mis ojos y por poco me ahogaba con el pedazo de manzana.
— ¡¿Qué?! —le susurre, sorprendida, a lo que ella solo asintió— pero...
—Cara, quiero pedirte un favor—dijo una voz detrás de mí, una voz que conocía bastante bien, si antes no había escupido la manzana este hubiera sido un buen momento.
— ¿Qué paso profe? —le pregunté, mirándolo.
—es que... ya sabes que es el cumpleaños de Kendra —comenzó a decirme, y oh Dios mío ya sabía para donde iba— bueno quería proponerte que le compráramos un pastel
— ¿a mí? —le pregunté, bastante confundida, no pude controlar mis gestos.
—si a ti, quería proponerte que le hiciéramos algo, y que tú le dijeras a los demás, mándenla a mi oficina y ustedes se quedan aquí poniéndose de acuerdo, y luego le digo que necesito hablar contigo —me dijo, con una sonrisa tan bonita en su rostro que me resultaba imposible concentrarme para encontrar las palabras adecuadas y decirle que no.
Lo miré con una cara de confusión/molestia casi indignación, ¿había estado aquí los últimos meses? ¿Acaso no se había percatado del elefante rosa que estaba en el salón? Y como si supiera el efecto que causaba en mí, amplió su bonita sonrisa al ver mi rostro e inmediatamente suavice mis facciones, involuntariamente.
Solo Haníbal Hartman podía hacerme molestar, y reivindicarse en menos de un segundo. Debería ir haciendo mi reservación en el manicomio, pronto iba a enloquecer.
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Soñé que me querías
Teen FictionUna curiosa historia de amor contada a través de los ojos de una joven de dieciséis años, destinada a enamorarse de la persona incorrecta, su profesor. Conoce como Cara lucha contra ese gran sentimiento que crece en ella contra su voluntad, y como c...