Capítulo Treinta y Dos

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—Hola hermosa—susurró Justin abrazando a Mía por detrás asustándola. Esta bufó volteándose mientras Justin reía. Había sido gracioso haberla asustado. Mía se asustaba por cualquier cosa y eso le gustaba porque solo él podía protegerla.

—Hasta que llegas—dijo Mía y Justin la miró de arriba abajo admirando el lindo vestido color rojo que esta llevaba. Si que estaba preciosa en ese vestido. Agradecía haberse puesto un esmoquin negar que combinaba con el vestido de esta, aunque no vino precisamente a la fiesta, sino para estar con Mía.

—Esta preciosa—dijo Justin acariciándola por la cintura y Mía sonrió tímidamente. Aun no se acostumbraba a todos los halagaos que Justin le hacía. Y debía decir que este le hacía muchos. Por cualquier cosa le decía lo hermosa que era y eso le encantaba porque la hacía sentir querida, la hacían sentir que Justin la deseaba, la quería solo a ella.

—Gracias—sonrió Mía y Justin le dio la vuelta besando sus labios. Mía aun no se acostumbraba a que ellos ya tenían algo serio por así decirlo y ahora más que ___ salía con su hermano. Ya no tenía que sentirse mal por estar haciéndole esto a espaldas a su mejor amiga, al contrario esta les había dicho que podía quedarse con él porque amaba su hermano. Algo que le sorprendió, pero que debía aceptar porque su hermano se veía bien, se veía feliz. Además, una parte de ella le emocionaba que su hermano saliera con su mejor amiga. Es como el típico sueño de las amigas, que además de amigas sean familias ¿No? Pues ahora su mejor amiga también era su cuñada. –Nos pueden ver—dijo Mía separándose y Justin sonrió.

—No me importa—dijo Justin volviéndola a agarrar de la cintura mientras la pegaba a la pared. Mía solo rogaba porque sus padres ni ningún invitado entraran a la casa y la viera así. Además de que sería una vergüenza, tendría que dar explicaciones y honestamente no estaba lista para darlas, no aun. Y por si fuera poco, estaba nerviosa. Siempre que tenía a Justin cerca y este se volvía profundo y la tocaba se excitaba, pero también se ponía muy tensa. Tenía miedo que las cosas se salieran de control. Aunque honestamente ella ya estaba lista de tener relaciones con Justin porque era el hombre que amaba. El hombre que llevaba amando desde hace dos años. Justin agradeció que el vestido tuviera un escote en la pierna así podía tocarla perfectamente. Subió su mano por la pierna desnuda de esta y Mía gimió suavemente al sentir las manos de este en el borde de las bragas. –No sabes cuánto te deseo—susurró Justin besando el cuello de esta mientras su mano permanecía tocando el borde de las bragas haciendo que Mía gimiera suavemente. –No sabes cuánto quisiera hacerte el amor—dijo mirándola a los ojos y esta sonrió tímidamente. –Cuanto quisiera hacerte gritar, hacerte retrocederte de placer, de escucharte gemir mi nombre por todo lo alto—dijo mirándola y Mía lo besó. Decidió se atrevida y se pegó a Justin que gruñó suavemente mientras Mía había gemido al sentir el gran bulto de este. — ¿Podemos ir a un lugar más privado? Quiero probarte—dijo Justin tocando el centro de esta por encima de la tela haciéndola gemir.

— ¿Ahora?—habló agitadamente Mía y Justin sonrió viéndola. Si que estaba excitada, su mirada se lo decía y ni hablar como su cuerpo estaba temblando. Estaba hasta sudando y eso era bueno. Estaba seguro que Mía no iba a detenerlo en nada de lo que él quisiera hacerle. Y mira que tenía muchas cosas en mente para hacerle.

—Si, ahora—dijo Justin besando sus labios. –Necesito probarte preciosa, quiero saber si allá abajo eres tan dulce como lo eres acá arriba—dijo y Mía asintió tragando saliva. Le excitaba lo que Justin pensaba hacerle. ¡Claro que la excitaba! Pero no podía permitirlo. Sus padres, su familia, mucha gente estaba en el jardín y ella simplemente no podía desaparecer.

–No podemos, no puedo—dijo Mía mirando al jardín y Justin asintió dándose cuenta a lo que ella se refería.

—Solo dame diez minutos y veras el cielo preciosa—dijo Justin besando sus labios antes de arrastrarla por el pasillo en busca de un lugar que tenga privacidad. De allí no iba a moverse hasta hacer sentir bien a Mía y eso era su especialidad.

Innocent's {Jamie Dornan}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora