Innocent's {Jamie Dornan}

Capítulo Treinta y Seis

— ¿Donde está ___?—preguntó Jamie por decima vez, pero nada. No obtuvo respuesta de nadie porque nadie sabía donde ella estaba. Nadie sabía nada de ella. — ¡Es imposible que nadie sepa de ella!—gritó furioso y tenia de estarlo. No sabía nada de ___ que llevaba un día desaparecida. ¡Un día! Nadie sabía nada de ella, su teléfono estaba apagado y nadie la había visto. ¿Dónde podría estar? ¡¿Dónde?! Era imposible que nadie supiera algo de ella, era imposible que no supiera donde ella estaba. ¡Él rastreaba su teléfono, pero estaba apagado! Así que no sabía nada de ___, nadie sabía de ella. Ni siquiera Mía sabía algo de ella. Lo último que sabía de su amiga era que había salido a la tienda por cervezas y no había vuelto. Podrían haberla secuestrado, pero todos sabían que eso era imposible. ___ se sabía defender muy bien, pero Jamie no descartaba esa idea. Si no hubiera sido secuestrada, ¿Dónde estaría? Ella no tenia donde ir, no tenía a nadie.

—Trata de calmarte cielo, de seguro esta con sus amigos o su amigo Justin—dijo Grace y Jamie miró a Mía. No había pensado eso.

—Tú tienes su número, llámalo a ver si sabe algo de ella—dijo y Mía negó con lágrimas en los ojos. No había parado de llorar desde que esta salió de la casa y no volvió.

—Ya lo intenté, no sabe nada de ella—sollozó Mía y Grace le dio un abrazo. Todos estaban muy preocupados por ___, ahora que era parte de la familia con más razón todos se preocupaban aun mas por ella.

— ¡Pues vuelve a intentarlo!—gritó Jamie asustando a Mía que sollozó marcándole a Justin una vez más. Entendía lo preocupado que estaba su hermano, pero ella también lo estaba. Era su amiga de la que estábamos hablando y ella no era de desaparecer. Si, se iba por una o dos horas por ahí perdiéndose, pero siempre volvía. Siempre se mantenía en contacto, pero nunca se desaparecía así como así. ___ siempre le decía donde iba a estar por si acaso, siempre le decía a ella, pero esta vez nada. Solo que iba a ir a la tienda y jamás volvió.

—Cálmate cariño— dijo Grace tratando de calmar a Jamie, pero sabía que eso sería imposible. De lejos se notaba que a su hijo le importaba mucho ___. Ella también estaba preocupada, pero debía mantener la calma. No iban a resolver nada estando molestos o llorando.

—Justin—dijo Mía por teléfono. — ¿Sabes algo de ___? No llegó a dormir y todos estamos muy preocupados por ella—dijo y Justin suspiró. Era la tercera vez que lo llamaba y él iba a tener que volverle a mentir.

—No, no sé nada de ella—dijo Justin viendo por el ventanal que la habitación del hospital tenia. —Si sabes algo por favor avísanos ¿Si?—pidió Mía con lágrimas en los ojos. Necesitaba saber si su amiga estaba bien.

—Claro que si preciosa, hasta luego—dijo Justin antes de colgar. Suspiró entrando a la habitación y la abrazó por detrás. Era eso lo que ella necesitaba ahora.

—Ella no pudo dejarme—sollozó ___ aun agarrando la mano de Leila. –Ella estaba bien, estaba mejorando—sollozó dolida. No podía creerlo, no iba a aceptarlo. Su hermana no podía estar muerta, ella lo sabía. Leila no pudo haberle hecho esto, no pudo haberla dejado luego de todo lo que hizo porque esta sobreviviera. ¡No! Ella no pudo dejarla. –Iba a empezar a recibir terapias en sus piernas, iba a salir de aquí e íbamos a vivir juntas—sollozó abrazando a su hermana que permanecía fría. Pronto vendría con el cuerpo. No se lo habían llevado porque ___ no se los había permitido. Se había aferrado al cuerpo de su hermana y se negó a dejarla ir. No iba a dejarla ir, se negaba a hacerlo. — ¡Íbamos a ser felices!—gritó entre sollozos.

—Lo siento—dijo Justin con lágrimas en los ojos mientras trataba de alejar a ___ del cuerpo, pero eso era imposible. Le dolía tanto verla tan rota, tan frágil y tan destruida. Le dolía ver como esta seguía en shock sin poder creer que Leila se había ido. Le había dado un ataque al corazón, efecto de todos los últimos medicamentos que había estado recibiendo tras la operación. Y porque se había alterado bastante.