Innocent's {Jamie Dornan}

Capítulo Treinta y Ocho

—Hola nena—dijo Justin agarrando a Mía por la cintura besándole los labios. La había extraño, pero primero era ___. Ella lo necesitaba en ese momento y él había estado ahí para ella. Ahora era tiempo para estar con su chica.

—Hola—dijo Mía y Justin sonrió. — ¿Dónde estuviste? Tú también desapareciste sin decir nada—dijo Mía confundida y Justin asintió besándole los labios. Lo menos que quería ahora era hablar, ahora lo único que quería era compartir con ella un rato y tratar de olvidar los últimos sucesos. Habían sido dos largos días y lo único que quería era descansar.

—En el trabajo, estuvo pesado estos días—dijo Justin y Mía asintió. Sabía que ser constructor era cansado. –Qué bueno que hayas venido—dijo llevándola al sofá en donde se colocó encima de esta. –Te extrañé—dijo y Mía sonrió.

—Yo también—dijo y Justin le besó los labios. Mía se removió incomoda al sentir presión en su muslo izquierdo y empujó suavemente a Justin.

— ¿Qué pasa?—preguntó Justin confundido. Odiaba que esta lo parara cuando estaban en la mejor parte, siempre le hacía lo mismo, pero él tenía que tenerle paciencia. Amaba a Mía y debía ir lento y darle su espacio. Si esta no quería seguir adelante pues no seguía y ya. Podía esperar, siempre podría esperar por ella. Aunque pensó que luego de lo que había pasado la noche de la fiesta en la casa de ella, las cosas cambiarían. Que Mía iba a estar más segura y dejarse llevar por él. Lo que habían hecho había sido un paso muy grande para su relación. Justin la había visto allí, la había acariciado y la había besado. Algo totalmente nuevo para Mía.

—___ apareció—dijo Mía levemente nerviosa. Nerviosa por como las cosas estaban yendo, así que dijo lo primero que se le apareció en la cabeza. Aunque de todos modos iba a decirle sobre ___. Estaba segura que a Justin le importaba saber donde ___ estuvo.

— ¿Apareció?—preguntó Justin y Mía asintió. –Vaya—dijo saliéndose de encima de Mía acomodándose en el sofá. — ¿Qué le había pasado?—preguntó viéndola y Mía se acomodó también a su lado.

—Se había perdido—dijo Mía y Justin la miró confundido. ¿Perdido? –Al parecer se confundió de calle y terminó en un lugar que apenas había señal y que no habían taxis—dijo y Justin asintió. Eso sonaba creíble. ___ se perdía muchas veces porque siempre se confundía de calles.

— ¿Está bien?—preguntó y Mía suspiró haciendo que Justin la mirara preocupado.

—Ella está bien, por lo menos físicamente lo está—dijo y Justin tragó saliva. –Pero mama me contó que se la ha pasado llorando todo el día y que no quiere hacer nada—dijo y Justin suspiró. Ya eso lo sabía, se lo había imaginado. Había sido muy tonto haberla dejado allí cuando era obvio que estando en ese mismo lugar que ese tipo no iba a estar bien. Si ella no fuera tan terca, él se la hubiera llevado a la casa para calmarla y apoyarla. ___ Lo único que necesitaba era llorar la muerte de su hermana y Justin quería que ella lo hiciera. Pero no, esta seguía allí guardándose el dolor. –Estoy preocupada por ella, mi hermano también—dijo Mía y Justin la miró. –Creemos que le paso algo más, pero ella no dice nada, ni siquiera a mí—dijo Mía dolida y Justin la hizo recostarse de él.

—Tranquila, estoy seguro que aun sigue asustada—dijo Justin.

—No puedo evitar preocuparme, Justin ella ni siquiera se deja tocar—dijo Mía y Justin frunció el ceño. –Por lo menos de mi hermano no y cuando la abracé estaba muy tensa—dijo Mía con los ojos aguados y Justin le besó los labios.

—No estés así, de seguro aun sigue en shock nena—dijo limpiándole las lágrimas y Mía lo miró. –Créeme, ella estará bien—dijo y esta asintió. –Ven aquí—dijo y esta se acercó. En rápido movimiento, Justin la puso encima de él y la besó. –No pienses en eso—susurró sobre el cuello de esta que había gemido suavemente al sentir la respiración de este. Subió sus labios a los de esta donde los besó mientras sus manos recorrían la cintura de esta. Mía, aun tensa y nerviosa por todas las sensaciones que estaba sintiendo, se apretó a Justin haciendo que este gruñera. Al haberse apretado a él, había hecho más presión a la erección de Justin haciéndolo gemir. Sabían que debía parar, pero sinceramente Mía no quería parar. Además, ¿Por qué debía hacerlo? No tenía nada de malo si entre ellos pasaba algo. Era novios y se amaban, no había impedimento.