Innocent's {Jamie Dornan}

Capítulo Veintinueve

—Es un gusto volverla a tener señorita—le dijo la secretaria y ___ asintió con una sonrisa.

—Para mí también—sonrió ___. –Gracias—dijo antes de salir de la oficina de la universidad. Por fin volvía a estudiar. Ya se había perdido dos semanas de clases y estaba en exámenes finales. Debía ponerse las pilas si de verdad quería pasar y no perder ese trimestre. Ella no podía arriesgarse, así que debía presentar todo en una semana. Ella podía con eso, solo debía estudiar mucho y ponerse al corriente de los trabajos. Sacó su teléfono y sonrió al ver a Jamie llamar. Justo iba a llamarlo, pero al parecer este se le adelantó. –Hola—sonrió apretando el botón del elevador. Aun le quedaba dos pisos y no pensaba bajarlos en escaleras.

— ¿Cómo te fue?—preguntó Jamie mirando la vista que tenia detrás de él. Su oficina tenia vista a todo Seattle y eso era lo más que le gustaba de esta. Observar por la ventana le trasmitía paz, algo que muy pocas veces tenia ya que los demonios del pasado salían a flote.

—Bien, he pagado la factura y debo ponerme al día antes de la semana que viene que son los finales—dijo ___ y Jamie asintió. Eso sí que era buena noticia. No quería que ella perdiera el año.

—Bien, Taylor pasara por ti—dijo Jamie y ___ miró alrededor buscando la camioneta, pero no la encontró. De seguro venia de camino. –Te veré en la noche—dijo antes de colgar dejando a ___ con la palabra en la boca. Se encogió de hombros guardando el teléfono. Debía acostumbrarse a que Jamie no era un hombre de conversaciones largas sino un hombre que va al grano y con las ganas de triunfar.

— ¿___?— esta se giró al escuchar la voz de Mía y sonrió al verla.

—Hola Mía— sonrió y esta la abrazó. No iba a mentir, la había extrañado, pero con todo lo que ha pasado no había tenido tiempo de ponerse en contacto con ella. Su hermana había sido su prioridad desde el principio.

— ¿Cómo has estado?—preguntó Mía preocupada. Lo último que había sabido de su amiga es que la habían votado de la universidad y que su abuela le había dado de alta.

—Mejor—dijo ___. — ¿Cómo has estado tu?—preguntó y Mía sonrió de lado.

—Bien—dijo Mía. — ¿Qué haces aquí?—preguntó confundida.

—Ya he pagado la matricula y he vuelto a la universidad—sonrió ___ y esta asintió.

— ¿Cómo lo conseguiste?—preguntó Mía confundida.

—Tu hermano se ha ofrecido a ayudarme—sonrió ___ y Mía frunció el ceño. –Debo irme, hablamos luego—dijo despidiéndose de esta antes de montarse en la camioneta. Mía frunció el ceño aun mas al ver como Taylor cerraba la puerta y se montaba en la camioneta. ¿Qué hacia Taylor buscando a ___? Se preguntó Mía. No estaba entendiendo nada, mucho menos que su hermano le ayudó a ___ con la matricula. Ella no sabía nada de eso, pero pronto lo averiguaría. Su hermano últimamente estaba raro.

—Señor Dornan—dijo su secretaria a través del teléfono. –Ha llegado la señora Dornan—dijo y Jamie suspiró. Ya no podía echarse para atrás. Era ahora o nunca. Debía hacer las cosas bien esta vez.

—Haz que pase—dijo Jamie poniéndose de pie. Segundos después, su madre lo abrazaba.

—Me da tanto gusto que me llamaras cielo—sonrió Grace. Para ella había sido una sorpresa que su hijo la haya mandado a llamar. Siempre era ella quien tenía que ir a buscarlo, pero esta vez su hijo mayor quería hablar con ella y eso la ponía feliz. Su hijo mayor pocas veces hablaba con ella. Grace siempre supo que para Jamie le sería difícil adaptarse a tener una familia, una familia que lo quería. Su pasado no fue el mejor, pero intentaba ser un buen hombre y lo era.