CAPÍTULO DOCE.

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Harry.

Rixon tomo a Harry del brazo para que no perdiera el equilibrio.

-¿Que fue lo que hiciste, para que...- Harry no supo cómo tocar el tema ya que le causaba demasiada pena.

-¿Para que ese ingrato me arrancará las alas?-Harry sólo asintió levemente bajando la mirada- Bueno es algo complicado, no se como lo vayas a tomar, pero burle muchas veces a los guardias que pusiste para que cuidarán la entrada del cielo, y no solo era yo, sino otro Ángel que ahora está encadenado en el infierno, se que no se escucha bien pero me acosté con una mortal, y Zayn lo sabía, pero cuando me enteré que planeaba algo contra a ti me amenazó con arrancar mis alas si me acercaba a ti, no hice nada, pero pasaron los días y la incertidumbre me atormentaba y fui y enfrente a Zayn y pues lo demás lo viste.- Harry no lo podía creer, pensaba que todo estaba bajo control en el cielo, pero Zayn siempre a sido un despota- pero ya no importa ¿vale? Quita esa cara de asustado y volvamos a la mesa, para comer ¿te parece?-

Harry lo miro con timidez, y pena, su cerebro no procesaba aquellas palabras dichas por el caído.
Ambos se pusieron sus respectivas camisas, y salieron del baño, cuando llegaron a la mesa había dos platos uno en cada extremo de la mesa sobre estaban sentados antes.
Harry no disfrutaba la comida, ya que me era imperceptible su textura en la boca, estaba harto de no sentir nada.

Ambos terminaron la comida en silencio, ya que Harry no se animaba a decir nada.
Lo que el tenia que hacer era encontrar la verdad y obtener sus alas devuelta.
Al terminar de comer Rixon llamó a Melanie para que les diera la cuenta.
Rixon la pago pero Harry sabía que tarde o temprano tendría que conseguir trabajo ya que no podía vivir de por vida al cargo de Rixon,él se tenía que valer Por si mismo.

-Bien Harry vamonos-hablo Rixon rompiendo el gran silencio que se había hecho entre ellos dos, ambos se dirigieron hacia la puerta del restaurante hasta salir de este.

Caminaron unos metros, hasta que Rixon se detuvo de golpe.

-Bien Harry tu eres un ángel caído, y bueno tu apariencia sólo muestra a un típico adolescente-  Harry sabía a lo que se refería, su cuerpo no era nada parecido al del caído que tenía enfrente, su cuerpo no tenía ningún músculo tonificado en cambio el caído que tenía enfrente era la perfección andando, todos y cada uno de sus músculos resaltaban aun abajo de esa playera holgada que llevaba puesta.- no quiero que te sientas mal por eso, se que los arcángeles no hacen ningún tipo de ejercicio, y es obvio. Pero ahora eres un caído y tienes que empezar a trabajar esos músculos.

-Per...rol y..o..o- habló Harry con gran nerviosismo

-Ningún pero, a partir de mañana tendrás que ponerte en forma como todos nosotros.

Harry odiaba el ejercicio, es decir ¿que tenía de malo su cuerpo?. A quien engañaba parecía una lombriz, alto y delgado, pero así le gustaba estar no le molestaba su fisico, pero no podía hacer nada para contradecir a Rixon y sólo le quedó a sentir.

-Perfecto, mañana empezaremos con el entrenamiento.- aplaudió al aire entusiasmado, ya que sería un honor entrenar al ahora líder de los caídos.- ¿que es lo que quieres hacer ahora, preguntó el caído al oji-verde.

-Quiero conocer la ciudad-

-Pues vamos.- agarró al rulos por el brazo jalandolo y este sacándose de su agarre.

-Quisiera ir solo si no te molesta.

-Oh por supuesto que no, ¿sabes en donde está la casa no?- Harry sólo asintió.- Bien te veré allá

Harry espero a que Rixon desapareciera de su vista y empezó a caminar quien sabe a dónde.

Louis.

Continuaron caminando Liam tenía su mano en la cintura del oji-azul, Louis no dijo al respecto, el necesitaba el cariño de Liam, pero no de la forma en que Liam lo veía, sino necesitaba a su hermano, sabía que seguia ahí, pero no lo encontraba.

Caminaron un buen rato, Liam no decía nada para no incomodar al castaño que tenía a un lado.

Louis caminaba cabizbajo, no despegaba la mirada de los pies del oji-miel.

Harry.

Estaba cansado caminaba con la mirada perdida en cada paso que daba, pateando una pequeña piedra.
Camino varias cuadras más.

Louis.

La calle estaba desierta, ambos querían detenerse, pero Liam daría lo que fuera por permanecer a su lado.

Liam vio aparecer una silueta del otro lado de la calle que se aproximaba a ellos pero con una gran lentitud y no le tomó importancia y siguió disfrutando de la compañía de su castaño, hasta que el chico que vio hace unos instantes chocó contra su castaño.

-Perdón- susurro el risado, Louis levantó la mirada, y sus ojos se conectaron- Perdon- volvió a repetir.

-No te preocupes- habló Louis zafándose del oji-miel, esos ojos jade le provocaron un escalofrío.

-Lo siento, no vi a nadie, lo siento, de verdad.- Harry sintió miedo al ver esos orbes zafiro pero a la vez una increíble paz.- Lo siento- se disculpó una vez más y salió de esa incómoda escena.

Liam miro extrañado a Louis y este siguió caminando sin decir palabra alguna.

Liam dejo a Louis en su casa para poder irse a la suya.

Liam.

Liam llegó a su casa y lo primero que hizo fue ir a la ducha, estaba demasiado cansado, eran pasadas las 6 de la tarde, todo el día había estado caminando, pero no se arrepentía, ya que había estado a lado de Louis.
Pero una duda le daba vueltas en la cabeza:

¿quien era ese chico de ojos jade?





Inmortals Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora