CAPITULO TRECE

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Harry.

Después de haber chocado con aquel chico de ojos zafiro se encaminó hacia la casa que ahora compartía con Rixon.
Miro su reloj que marcaba 6:59 toda la tarde se la había pasado caminando sin rumbo, a tal grado de no saber cómo regresar gracias a tener la mirada concentrada en el suelo.

Pero gracias a que tenía la mirada en el suelo chocó con aquel chico de orbes zafiro, esos ojos, esa extraña sensación que lo invadió lo dejó intrigado, la energía que irradiaba no pertenecía a un caído, y nunca había sentido tal energía presente en alguien.

Llegó a la casa de Rixon y tocó la puerta, una vez, dos veces, hasta que el caído apareció en la puerta dejándolo pasar.
Por su apariencia parecía que el caído había estado tomando una siesta hasta que Harry llegó.

Rixon tenía un tazón de palomitas en la mesita de enfrente de la mesa, junto con una cerveza, y en la televisión pasaban una película románica a la cual Rixon no le hacía demasiado caso por estar en el celular.

-Iré a tomar un ducha- anuncio Harry encaminándose hacia el cuarto donde dormía, tomando unos bóxer nuevos que le había dado Rixon, y un pantalón de pijama que igual le había dado éste.
Camino hacia el baño, entró y cerró la puerta.
Abrió la regadera y las gotas de agua empezaron a caer al piso, se despojo de su ropa, y espero a que el agua estuviera caliente, aunque no sintiera el agua siempre le gustó llenar de vapor el cuarto de baño.
Se metió a la regadera y el agua empezó a recorrer todo su frágil cuerpo.
Al poner un poco de champú para el cabello noto que era de un azul demasiado claro, un recuerdo de aquellos hermosos ojos zafiro llegó a su mente, esos ojos que le inspiraron una especie de paz.
Frotó el Champú en su cabello, y se preguntó; ¿Quien era aquel chico de grandiosos ojos zafiro?

Louis.

Después de que Liam lo dejara en su casa, se dispuso a sacar comida de la nevera; jamón, queso, mayonesa y pan.
Prosiguió a hacerse un par de emparedados y tomó una coca-cola de la nevera y se encaminó a sentarse en el sillón que estaba enfrente de su televisión, tomo el mando y la encendio, vio la típica película de vampiros, no era que le desagradara sólo que no creía que existiera ese grado de "amor".

Estaba comiendo sus emparedados y su coca-cola, y de repente la escena de la película, cuando ambos vampiros cruzan sus miradas le recordó aquella escena, con aquel chico de orbes jade, recordaba cada una de las facciones de su rostro, y aquellos rulos que se sostenían con un paliacete en su cabeza.
Simplemente era perfecto, pero el no era un Nefil, no sabía a qué raza pertenecía la gran energía que el poseía.

Término de ver la película y se fue a la cama; mañana sería un largo día.

Harry.

Termino de bañarse y cerró la regadera, tomo una toalla de la repisa seco su torso y sus piernas, se colocó los bóxers y seguido del pantalón de pijama, dejando su torso descubierto, sus rizos goteaban en sus hombros y colocó la toalla sobre sus hombros para que no lo mojara y salió del baño.
Rixon aún seguía en el sillón, pero ahora estaba viendo una película de acción, y ahora sí le prestaba atención a la película.

-¿Te iras a dormir ya?, o ¿quieres ver la película?- preguntó Rixon observando al risado-Ven sientate- palmeo el lado del sillón que estaba vacío. Harry camino hacia el sillón y se sentó, Rixon le tendió el cuenco de palomitas, y este agarró.
Terminaron de ver la película y Harry se fue a acostar.
Eran las 12:35, y ya estaba demasiado cansado, en cuanto su rostro tocó la almohada.
El subconsciente se apoderó de Harry, y así fue como empezó a soñar...

Era un vacío completamente negro y lo único que alcanzó a ver eran esos ojos zafiro, eso ojos que tanto le habían llamado la atención, los cuales nunca en su completa había visto, y estaba seguro que no se compararía a nada de lo que viera después de ese día, esos ojos lo miraban, lo miraban de una forma que no podía explicar.


Inmortals Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora