HABÍA UNA VEZ II
Y aunque pareciese extraño, las limosinas de Auradon mantenían una tienda dentro de ellas, una tienda de "dulces" creo que así lo llamaban.
— la última vez que traje a una villana en mi carro se emocionó tanto al ver los dulces que casi se atora con ellos —el piloto mantenía una mirada seria aunque podía notar su interés en querer que hablara.
— sí, qué mala suerte, odio estas dulcerías —tomé uno y lo lance al suelo.
— al otro lado hay algunas cosas que quizás le guste —por un instante lo mire con una ceja alzada al intentar descifrar lo que tramaba.
Pero fue un instante, pues, mi mirada fue a posarse en unas especias rojas, al deslizarme hacia ellas y tocarlas, no pude sentir el duro caramelo de una pastilla dulce, pero, su olor era de praderas, provenía de Valles podía sentir la frescura.
— ¿que, que son estos? —
Por un instante desvío su mirada de la carretera y la posó en mi.
— es increíble que en la isla de los perdidos no haya Fresas —
— ¿acaso no la viste? Es solo una isla sin suelo fértil, ni agua limpia, ¿ crees que esta cosa nacería tan jugosa? —por un instante su risa seca me acompañó para después de escuchar su voz— son fresas, son dulces y algo agrias —
Tomé un solo bocado de ellas y por primera vez las delicias explotaron en mi paladar— está delicioso —musité casi sin poder creerlo, queriendo seguir comiendo otra.
Mi mirada viajó más allá de la ventana y una luz cegó mis ojos por un instante pensé que había caído en el vacío pues el suelo de huecos y la frialdad ya no se sentía, pero fue cuando mis ojos divisaron algo increíble, un puerto amarillo unía los dos mundos, tanto la isla perdida como Auradon, había un puente mágico que hacía reflejar el enorme poder del hada madrina.
— ¡Hey! Cómo, ¿cómo sucedió eso?—cuestione tocando bruscamente el hombro del conductor.
— yo lo active con este botón —señaló un instante para luego tocar otro— y este nos separa —solo divisé su sonrisa y la ventana oscura que se interponía entre nosotros.
— odioso —gruñí apoyándome en el sillón.
Pero, por un instante había olvidado el libro de encantamientos de Úrsula, abrí mi bolsa y ahí lo encontré, estaba lleno de polvo y sucio, su olor era tan grasoso, pero, aun así servía, las páginas estaban escritas con la letra de Úrsula y detallado cada parte.
— no es mío, pero aun así lo quiero con este hechizo revocó tu poder sobre eso —todo estaba aquí, cada palabra estaba escrita detalladamente .
La limusina disminuyó su velocidad y con ella los gritos se hicieron presente, mi mirada fue afuera y por primera vez, vi a personas tan coloridas, con pancartas de "bienvenido" y una sonrisa en su rostro, saltaban y otros tocaban algún instrumento.
Fue cuando por fin la limusina paró y el rostro de un rey y una princesa, de cabello morado (debía decir que Mal no había cambiado en nada, excepto su cabello y que ahora mantenía un vestido) me dieron la bienvenida.
La puerta de la limusina se abrió y con ella salí.
Una sonrisa se postró en mis labios y el rostro asustado de Mal, fue lo que me recibió.
— Meido — parecía no poder creerlo algo que increíblemente seguía notando en las personas.
— ¡¿no debía estar en el congelador?! — Evie quería una explicación pero no la obtendría.
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Descendientes: Unidas Otra Vez [En Edición]
FanfictionMeido ha estado encerrada durante siete años en una caja fría -pensado su madre que así la haría recapacitar- Desgraciadamente eso no esta en los planes de ella, Meido es liberada y ahora planea destruir todo lo que su hermana ha logrado, así finalm...