Descendientes - La bienvenida del camarón

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— HABÍA UNA VEZ XXVI—





Entonces se sintieron, lo pequeños cráteres en la calles, los golpes horribles que me daba contra la pared por culpa de el desequilibrio, fue entonces cuando el auto dejo de andar, Dizzy se levantó asustada y tomó posición a mi lado, las puertas se abrieron y un terrible frío invadió mi ser, mis narices estaban impregnadas con olor a licor y mugre.

Me levante y seguido de mi Dizzy, baje delicadamente con una zozobra a tropezarme, pues, después de veinte minutos tirada en una camioneta no era un calentamiento.

Me soltaron las esposas y luego a Dizzy, no dijeron nada solo se comunicaron por medio de radio "los chacales aterrizaron" fruncí mi ceño y me aleje de ellos, se miraron entre sí y se fueron sin más, encendieron el auto y desaparecieron entre el enorme polvo que levantaron al conducir, tosí levemente mientras trataba de quitar tanto polvo de mi rostro, por un momento mire a Dizzy, parecía asustada de volver.

— esto es escalofriante...— musitó abrazándose a su misma.

Me saqué la chaqueta y se la tire— póntela, será un largo camino a la casa de Mal, de seguro habrán accesorios de Evie que aún puedas modificar, también algunas telas y retazos que puedes utilizar para idear tus vestidos — 

— gracias, Meido —un gracias... Era algo que no había escuchado en mucho tiempo, sonreí de lado y le guiñe un ojo.

Entonces mire al frente y la fría Isla se alzaba frente a mí, bufé y chasquee la lengua— este lugar no cambia en nada —musité con desagrado.

— ¿y lo dudas?..  —

Por un momento el pequeño comentario de Dizzy me hizo reír y negué con la cabeza.

Las calles mugrientas me guiaron a mi hogar entre risas y comentarios soñadores de Dizzy, tome una piedra y la tiré en la lata que estaba siendo sostenida por un mecanismo que guiaba dentro de la guarida de Mal.

— oh no... —pare un momento y fruncí mi ceño y me giré hacia Dizzy pero mis ojos detectaron a una persona no invitada.

Uma descendía de entre la muchedumbre con su egocentrismo por lo alto.

— Dizzy, entra a la casa... —

— ¿y tu? —

— Dizzy solo entra —gruñí como regaño hacia ella, solo quería protegerla y ella me contradecía, bajo su cabeza y caminó en forma directa hacia las escaleras.

— ¡Miren! Nada más —daño mis tímpanos con solo su presencia y pasos en la mugrienta tierra.

Cerré mis ojos y fruncí mi ceño, con un bufido tome cartas en el asunto y me crucé de brazos ante la tonta amenaza.

— ¿ya gobernaste Auradon?— su voz sarcástica me descarriló por completo.

— Aún sigues teniendo el coraje para hacer tus chistes... Camarón —

—dime.. ¿Como te fue en la visita a Auradon? —

— no te importa en lo más mínimo —

— ¡Meido! Me sorprende somos amigas ¿no? —

— no tengo tiempo para hablar contigo —tome un piedra e hice caso omiso a sus tonterías.

— no me digas que te enamoraste... De un príncipe, de seguro es uno de esos perfectos, ¿sentiste mariposas revoloteando en tu estómago? —

Y falle, tire la piedra y falle, mi mirada había caído al suelo... Al escuchar mariposas revoloteando.

¿Sentía eso cuando estaba con Tristán? ¿Me había enamorado?

— hay miren el ratón le comió la lengua —

Respire hondo y volví a mi posición correcta, mire con recelo a Uma tratando de contener lo que había dentro de mi, si me había enamorada de Tristán hubiera sido demasiado tonta como para ello.

— ¿no tienes otra cosa mejor que hacer? —

— nada mejor que recibir a una vieja amiga... —

— cierto... —reí con ironía y me crucé de brazos—  no tienes vida social  — chasquee la lengua y la miré con incredulidad— pobrecita —finjo lastima por Uma lo que hizo enfurecer su ser..

Su mirada cambió radicalmente y por un instante me miró con desprecio.

— no te creas mucho.. ¿Que se siente ser una perdedora? —

— aún no he llegado a ese punto, pero, dímelo tú —

Y fue en segundo cuando sentí un garfio en mi barbilla y una mirada de muerte, se trataba de Harry el hijo de Hook, quien parecía disfrutar de mi mirada de nervios.

Cerré mis ojos y me centré en algo que de verdad valiera la pena.

— cuidado con lo que dices, puedes terminar descuartizada —

— ¡Harry! Te dije que de esto me encargo yo —

Con una ceja alzada alce mi mano y tome el garfio de Harry, separándolo por completo de mi cuello.

— Vaya, que no puedes salir sin tu perro guardián —mire a Harry con intensidad entre en unas luchas de miradas con él, algo de lo que era experta— me gusta tu garfio —sin previo aviso jale de él y se lo quite.

Harry gruñó y como acto siguiente me aleje de él— ¡con mi garfio no te metas! —gruñó aún más con desprecio y me acorraló contra una fogata.

— ¿que sucedería si tú tonto garfio cayera al fuego?  —con una ceja alzada ataque a Harry donde más le dolía.

— no lo hagas —

— entonces no te metas en lo que no te importa —musité con frialdad y tire el garfio al fuego.

— ¡NO! —salí de su presión y camine hacia Uma.

— ¿que tal si yo te doy donde mas te duele? —su mirada me había dicho que algo había tramado y por la mente tontamente se me pasó Dizzy.

— no tengo en que... —

— que tal ese pequeño pececito que está mirando... — señaló arriba con cizaña y como de costumbre se lo creí.

Sé que Dizzy miraba desde arriba con miedo.

— la tocas y tendrás problemas Uma —

— ¡ay! ¿Ahora eres una heroica mujer? —

— te lo advierto Uma... —

— esos ojos... Tan verdes, creo que los extrañe —se alejó y se cruzó de brazos desafiante, no iba a caer ante un tonto ser que no sabía qué hacer con su vida, pero, lo reconocía ella había dado en unos de mis puntos débiles.

Me mantuve firme ante la posibilidad de que Uma se fuera y no molestara más.

— ¿que viniste a hacer realmente? —

— vine a recuperar lo que es mío... Quiero el libro de encantamientos de mi madre —

— Uff... Eso va a estar difícil... Porque  eso ya no está... Digamos que se esfumó —

— ¿Que? —gruñó entre dientes y cerró sus ojos negando con la cabeza— seguro estás mintiendo... —

— No, se me da muy mal mentir —me crucé de brazos y la rete a seguir quejándose.

Descendientes: Unidas Otra Vez  [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora