Descendientes - Juntas al altar

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— HABÍA UNA VEZ LIV—




Según Dizzy la palabra enamorada provenía de sentir mariposas en el estomago, sentir que el suelo era solo una suposición, que todo tu alrededor era una mentira.

Sentías como de pronto tu cabeza daba vueltas alrededor de esa persona, lo cual me asustó un poco, pero pronto dijo que solo era literal.

— Dizzy es tu turno —de la nada Alice salió detrás mío y le indicó a Dizzy que tenía que salir.

Dizzy camino entre el gran pasillo donde todos y cada uno esperaba con ansias a la novia, Alice lucía un atuendo maravillosamente celeste, era de suponer que le quedaría increíble, su cabello rubio y sus ojos azules todo en ella era perfecto, toda una novia ejemplar.

— Meido es tu turno —y luego estaba yo, una chica con un historial cuestionable, con un pasado tenebroso y una mirada de mil demonios, mis ojos eran verdes si, pero no hermoso como los de ella, más bien era escalofriantes, su piel estaba ligeramente soleada, la mía, estaba increíblemente pálida, ella era amorosa y reía siempre, yo en cambio, era una intrusa en Auradon que solo disfrutaba de este lugar porque su hermana iba a ser la futura reina.

— ¿sabes..? —a tan solo dos pasos de entrar en acción me volteé hacia ella y me di cuenta que nuestras diferencias eran increíblemente altas— serias una gran reina junto a Tristan —tire sin más, sintiendo como mi corazón se apretujaba y como el almohadón que cargaba empezaba a temblar, junto a los anillos.

— ¿en serio?, ¡ay! gracias —puso una mano en su pecho y sonrió soñadora, como toda una princesa.

Di media vuelta y camine al frente, ignorando por completo los gritos emocionados de Alice y sus pequeños saltitos que hacían temblar el lugar.

Pronto todo oscureció a mi alrededor, resultaba ser que ahora todo estaba completamente cerrado, una hermosa hilera de luces me guiaban al altar, como de pronto el techo era una espectacular obra de arte, simulando ser el el cielo con estrellas, como las ventanas estaban completamente cerradas, como las personas parecían ser sólo sombras y el verdadero lugar al que debía ir era a donde estaba Ben con una sonrisa emocionando, pensé: en lo emocionado que estaba de casarse con Mal, con la chica amaba.

Pensé en: los felices que serían ambos, los momentos que compartirían juntos, en sus años frente a este pueblo como los reyes de Auradon.

Ellos serían felices, por fin.

¿Pero yo? Había sido malvada toda mi vida, había hecho daño y tenía sed de venganza, lo reconocía me había portado pésimo, por tal razón, no debía esperar nada, aunque no esperaba que de verdad tuviera un corazón eso era más que suficiente para reconocer todo y saber el dolor que es sentirte culpable.

Tenía el amor no correspondido de Tristan:

Encanto, empezaste a encantarme, aunque no estoy seguro si era encanto natural o un hechizo, pero llegaste gustarme

Era un completo desastre, parpadeé unas cuantas veces y fruncí levemente mi ceño intentando mantenerme neutral ante la situación en la que me encontraba.

Pero mis ojos fueron a parar en Ben, quien por un momento me sonreía y al instante frunció su ceño y alzó una ceja.

" ¿Sucede algo? "

Artículo con sus labios, lo único que pude hacer fue negar con la cabeza y sonreír débilmente.

Permaneciendo así en el lado contrario a él del altar, donde el hada madrina se había situado.

Flor que da fulgor con tu brillo fiel trae el tiempo atrás volviendo a lo que fue

Pronuncie las palabras cuando de inmediato el anillo volvió a su normalidad siendo un enorme y negro ceetro, brillante a decir verdad lo había olvidado por completo.

Sentí una mirada tras de mí y por un momento mire hacia allá, viendo como el hada madrina sonreía y se inclinaba levemente ante mi.

Pronto la música de entrada dejó de sonar y la canción única de Mal, empezó a sonar.

Las personas se levantaron y miraron con atención a la puerta de entrada donde una muchacha se alzaba con su hermoso vestido blanco y esponjoso, con algo de ayuda, acompañada por su mejor amiga, en las buenas y en las malas, debía admitir que Evie se veía increíble, ha decir verdad cada día me sorprendía sus vestidos nuevos.

Mal lucía completamente e irremediablemente asustada.

Mal lucía un hermoso vestido, nunca fue el sueño de Mal, ni fue la visión de ella en el futuro, pero ahora era lo que más añoraba, ella lucía espléndida como una estrella en medio de un vacío espacio, su mirada por un momento fue a parar en las millones de personas que con ella se encontraban, trago fuerte y apretó el antebrazo de Evie.

— Mal, cálmate... —

Por más que Evie le dijera ello, Mal no conciliaba la paz, por un momento paró y cerró sus ojos sintiendo como todo pronto se le venía encima.

Lo de ser una princesa de la corte real, ser la princesa ideal, seguir instrucciones, aprender modales, ser educada y ahora esto... Ser una reina, tener un castillo, cuidar a un pueblo que daría la vida por ella, negocios, futuro, corona, responsabilidades, verse bien frente al espejo, todo eso era lo que a ella le preocupaba, ser una chica Auradon para ella... No era fácil.

— Evie, no puedo... —

Dijo por fin en un susurro que casi nadie escuchó solo Evie, por un momento Evie miró a Ben de reojo y luego respiró hondo.

— Mal tranquila...—

Con unas palabras Evie logró alborotar el sentido de Mal y con el ceño levemente fruncido la miró con sus ojos cristalizados.

— no sé si podré con todo esto, es decir... No sé si podré ser buena reina —

— Mal... —

Trató de consolarla por un momento en medio de la caminata hacia el altar con muchas personas a sus costados, pero eso no importaba, Evie tomó los hombros de Mal y los apretó ligeramente.

— no decaigas ahora, no ahora, Mal, estas por vivir un felices para siempre, tú y Ben pasaron por mucho es hora de que vivan felices por siempre, el beso de amor verdadero era un mito, pero tú lo volviste realidad, es tu cuento de hadas de nadie más, ahora levanta el rostro respira hondo, toma mi antebrazo y sigamos el hermoso camino brillante hacia Ben —

Mal río y negó con la cabeza asintiendo poco después para respirar hondo, levantar su cabeza y mirar a Ben, quien claramente había visto toda esa escena y se veía preocupado, Mal río y bajo su cabeza, aún le era imposible conectar los ojos con él y retenerse a besarlo.

— hagámoslo Evie —

— será una boda espléndida —

Y qué mejor momento este, Mal iba acompañada por su amiga de aventuras, su compañera de la vida, Evie, siendo aún malvadas las dos, compartieron simpatía simple y ningún espacio grande, ninguna nada fue lo bastante imposible para ellas, cuando una se separa la otra la buscaba sin parar hasta encontrarla, nada entre ella cambiaba absolutamente nada, todo debía ser como siempre fue, ellas lo sabían, este nunca sería el final de su historia aunque se casaran, siempre estarían juntas, jamás su amistad tendría un THE END.

Descendientes: Unidas Otra Vez  [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora