Descendientes - Princesa Meido

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— HABÍA UNA VEZ LVII—




Pude notar como la Hada Madrina me miraba de reojo y por impulso negué con la cabeza, sonriendo tímidamente, Mal se había desahogado frente a todo Auradon, ella quería remediar las cosas entre nosotras, pero ahora me sentía mal, me sentía pésima, me sentía la peor hermana del mundo, aún no tenía palabras para describirlo, a ella le había costado adaptarse a este lugar tal como a mí, pero fue Ben el que le abrió los ojos y a mí... Irónicamente también lo había hecho él.

— si no hay más nada que decir, procedamos con el protocolo —la hada madrina dio un aplauso que resonó en todo el castillo— Meido, ¿me harías el honor con los anillos? —parpadee unas cuantas veces embobada por el gran estallido de aplausos y asentí frenéticamente, camine a dos paso seguro hacia el Hada Madrina dándome la posición en la que estaba ante, mantuve el almohadón firme aunque me temblará la mano, di por hecho que estaba sufriendo un calambre en mi mano, pero tenía que seguir hasta el final— Ben, ¿aceptas a Mal como tu legítima esposa, para amarla y cuidarla, en las buenas y en la malas, en la salud y en la enfermedad, por el resto de tu vida, hasta que la muerte los separe? —

Ben sonrió de lado y asintió gustosamente— aceptó vivir un feliz contigo — estaba absorto por Mal completamente y solo por ella.

— entonces, toma este anillo como forma de tu lealtad hacia ella —Ben asintió y tomó el anillo del almohadón, pude notar como me miró de reojo y yo solo puede sonreír de lado. Insertó por primera vez el anillo de bodas en el dedo corazón del Mal, sellando por fin su lealtad

Mal bajo su cabeza y sonrío igualmente saliendo a relucir sus mejillas carmesí.

— Mal, ¿aceptas a Ben como tu legitimo esposo, para amarlo y cuidarlo, en las buenas y en las malas, hasta que la muerte los separe? —

— acepto, te amo Ben —...

— entonces toma este anillo como muestra de tu lealtad hacia Ben —ella no demoró en hacerlo y lo tomo mirándolo con delicadeza y extendiéndo la mano a Ben para que él le diera la suya, por un momento me sentí incómoda, prácticamente estaba en medio de su boda, en medio de los dos.

El anillo le cayó perfectamente a Ben en su dedo corazón, cerró su puño seguidamente acostumbrado a su mano el anillo...

Se imagina lo siguientes, miradas azucaradas, sonrisas, mirada hacia abajo, mejillas carmesí, todo un cuento de hadas.

Y eso era lo que llamaban amor verdadero, esas eran las famosas mariposas en el estómago, a decir verdad, jamás creí en los finales felices, no son mi tipo, más bien... Jamás lo han sido.

Regresé a mi puesto al lado del hada madrina y me quedé ahí con el bastón solamente, el almohadón lo había colocado en una silla a mi lado.

— sin más que decir, si alguien está en contra de esta unión que hable ahora o calle para siempre —el Hada Madrina hizo tal sonido que nuevamente provocó un ruido por parte de ella suficiente para hacer ecos por todos lados— bien... —el público entero permanecía en silencio, estaba segura que si alguien decía: "yo", lo quemaría como pollo al horno— sin más que agregar, yo los declaro, Rey y Reina —eso era nuevo— Puede besar a la novia —

Descendientes: Unidas Otra Vez  [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora