— HABÍA UNA VEZ XLIV—
— ¡Oh! Rey Ben, al fin llego —al cruzar el umbral aquel hombre quedó espantado con mi presencia, que por un momento tan quedó en shock.
En ese momento no sabía cómo sentirme, sí orgullosa por ser tan temerosa o incómoda y mal por ser tan odiada entre las personas.
— Doncella Meido... —¿doncella? No estaba acostumbrado a ello, salude con la mano y desvíe rápidamente mi mirada— ¿quiere empezar ya a probarse los atuendos? —por un momento Ben se dirigió a mi.
— tranquila, él solo, no sabe lo que hiciste.. ¿Ok? —quería creerle, pero me era difícil.
— si se lo que hizo... —finalmente volvió a hablar el hombre canoso estilista, ahora mantenía su ceño levemente fruncido.
Tal vez sabía de lo horrores que hice o lo vivió en persona— Usted es una héroe, la princesa Audrey me contó cómo fue todo, todo el castillo lo sabe, todos los de la preparatoria, le debemos mucho a usted, nos protegió — parpadee unas cuantas veces y fruncí mi ceño— cuando la vi cruzar el umbral, pensaba en decirle lo mucho que me encantaba y honraba verla, pero, se me borro todo en mi mente quede abonado, Doncella Meido, usted es una la mis héroes favoritas, estoy en deuda con usted, en realidad todo Auradon está en deuda —finalmente hizo una reverencia y sonrió tranquilamente.
— supongo que está bien —rasque mi nuca ante tal monólogo y sonreí nerviosa.
Pronto los modelos de atuendos para la boda se hicieron pasar, Ben lucía uno a uno, con elegancia, aunque a veces algo inseguro, mostraba sus lados buenos y otra veces se quedaba mirando en el espejo.
Por un momento me levanté de su cama enorme, y me dedique a mirar por la ventana, sin darme cuenta que la vista de este era cien por ciento Isla de los perdidos, finalmente me perdí en los pensamientos.
¿Ahora cómo sería la Isla, cómo quedaría después de lo que sucedió? ¿Qué pensarían los del grupo de Uma? ¿Tramarían algo más?.. ¿Era yo lo suficiente para estar en este lugar? No estaba segura de ser una chica buena... Ni un hada buena, menos si tenía en cuenta el hecho de que mi magia era malvada.
— ¿Meido? ¿Sucede algo? —fue Ben quien me sacó de mi propio interrogatorio y me hizo reaccionar algo desconcertada.
— pues.... Si, supongo —musité con cierta duda— no se, si soy buena Ben, yo... —respire hondo— no lo creo —
— dices que eres malvada... —
Parpadee unas cuantas veces y negué con la cabeza— tampoco lo creo, pero, algo dentro de mí pide a gritos ser escuchado, pero, no se que es, no soy lo suficientemente fuerte para ser la portadora de tanta tentación... ¿No crees que en estos momentos tengo ganas de tomar algo y convertirlo?, ¿de hacer una broma y sentir el horror de las personas? —cuestione.
Caminé en círculos, alejándome de Ben y de la ventana.
— sucede lo mismo conmigo, no sé si soy suficiente para Mal.... Tú piensas que no eres suficiente para Auradon, pues déjame decirte que Auradon te abre las puertas tal y como eres, no importa nada, ni nadie —
— si me permite unas palabras —fue el costurero quien esta vez se entrometió en la conversación.
Giré con el ceño levemente y fruncido y casi pude sentir como Ben asentía con la cabeza.
— en este lugar hace falta algo de acción y usted tiene lo necesario, ahora finalmente no nos sentimos del todo atemorizados por su presencia, ni por la presencia de una Isla al otro lado, es simplemente reconfortante —
Asentí, en complicidad y respire profundo, últimamente necesitaba mucho de ello— supongo que la cetro me pone a prueba... — musité— tal vez, me está probando que tan fuerte soy... —mire fijamente a Ben esperando a que me diera la razón.
— entonces... Si ese es el caso, esfuérzate y sé valiente —
— ¿es lo que siempre dicen ustedes los Auradianos? —cuestione de manera burlona.
— bueno sí y también ¡Vive una vida feliz!—sonrío de par y par, mostrando sus dientes perfectos, para nada comparado con los que se mostraban en la Isla.
Me tome el tiempo para ver el traje que ahora portaba Ben, sonreí de lado y me convertí en una modista, pensando cómo tal.
— te sienta bien... —comente.
Finalmente miró su traje y dio una vuelta— ¿Segura? —asentí totalmente segura— pues, gracias —sonrío aún más.
Fruncí mi ceño y ensanche mi sonrisa— no sé cómo pueden hacer siempre eso, es tan.... ¿No se cansan? —cuestione burlona.
Era algo que no podía faltar en mi.
— ¿hacer que? —
Camino nuevamente hacia el vestidor.
— Sonreír —me senté en su cama nuevamente cansada por los tacones blancos que me estaban matando.
— ¿por qué cansarnos?, así hacemos sentir bien a las personas —
— bueno, a veces causan terror —indique.
— no es cierto —atacó.
Entonces salió del armario con su camisa y pantalón de tela, tratando de arreglarse la corbata.
— ¿jamás te vistes de forma normal? —pregunté apoyándome del pilar de la cama.
— es mi forma usual de vestirme —indicó este con el ceño fruncido.
— es muy extraño —musité fruncido el ceño.
Estaba tan concentrada hablando con Ben que no me di cuenta que el modista se había estado preparando para irse.
— Rey Ben, me necesitan en otro lado —
— irás con tu familia ¿cierto? —
— debo contarles las nuevas buenas —respondió con una sonrisa.
— bien, cuéntales que en Auradon todos siempre serán bienvenidos —el modista asintió complacido y salió de la sala.
— ¿No es de Auradon? —cuestione con el ceño levemente fruncido.
— de hecho... No, viene del País de las maravillas, ¿no lo reconociste? — cuestionó— ¿no ves algo familiar en él? —negué con la cabeza, teniendo en cuenta que no estaba viendo a Ben, sino los viejos pasos por los que este tipo se fue.
— es familia del Sombrero —parpadeé una cuantas veces y abrí mi boca para decir algo, pero no salió nada.
— es modista, pero el sombrero es... Sombrero —musité desconcertada.
— al igual que todos él tuvo un sueño, su sueño era diseñar si, pero ropa, algo a lo que su familia se opuso, pero su tío, el sombrero, lo acepto en el castillo de la Reina Blanca, ahora vive ahí con sus mejores amigos a los que llama familia —asentí comprendiendo lo que decía.
Eso quería decir, que no era la única que me sentía fuera de lugar, habían otras personas que necesitaban encontrar su camino, sólo necesitaban un pequeño impulso.
ESTÁS LEYENDO
Descendientes: Unidas Otra Vez [En Edición]
FanfictionMeido ha estado encerrada durante siete años en una caja fría -pensado su madre que así la haría recapacitar- Desgraciadamente eso no esta en los planes de ella, Meido es liberada y ahora planea destruir todo lo que su hermana ha logrado, así finalm...