💜✨Descendientes - Meido en apuros

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— HABÍA UNA VEZ XVII—



— debo ir a por ella —tome mi cabeza en mis manos y camine de un lado a otro.

— no, no, no, Mal, debes estar aquí, debes decirnos dónde debe ir todo, la boda es dentro de dos días —Jane tomó mi mano y me obligó a no moverme.

— pero, no lo entiendes, Jane, Meido es peligrosa cuando está estancada —

— Jane tiene razón Mal no te puedes ir y dejarnos todo esto a nosotras — Audrey veía que todo estuviera bien y tachaba de la lista lo que ya estaba aquí.

— Hola, chicas, ¿como están? —entonces apareció, Ben venía en la entrada sonriendo como siempre con ese aura de felicidad y bienestar, me giré hacia Ben y camine hacia él.

— ¡Ben!, Ben escúchame, cometí un grave error —

— ¿Que? ¿De qué hablas Mal? —

— deje que Meido fuera con los chicos nuevos al lago encantado... —

Ben negó con la cabeza mientras reía— ¿eso es todo? —

Entonces sentí la ira recorrer mi cuerpo, bufé y fruncí mi ceño cruzando mis brazos.

— Ben, Meido es peligrosa cuando está estancada en un lugar —entonces resultaba que Evie era la única que entendía la gravedad de la situación

— Ella no puede quedarse mucho tiempo de manera estática, sentirse sin utilidad porque se llena de ira, puede hacer daño a alguien —

Ese día... En que la maldad de Meido se desató, en que la saque de sus casillas, ese día ella parecía estar en planes de destruir todo el lugar, fue mi culpa el haber insinuado a Meido a hacer eso, teniendo en cuenta que era un juego, para saber quién era digna de ser la primogénita, sus ojos destellaron y la maldad pareció inundar su ser, estábamos en un lugar cercado y lo único que hacía era... Enojar a Meido.

— Bien... Mal tú quédate aquí, yo iré a por Meido y por los demás —fue entonces cuando Ben corrió y salió del castillo, dejándome con el suspenso y miedo de que tal vez Meido volviera a hacer lo que antes había ocurrido.

— Mal estarán bien —

Pero de alguna manera no me importaba los demás... Me importaba ella, me había encariñado con mi hermana o al fin había entendido nuestro verdadero lazo, quería tratar de sacar lo malo de la isla de ella, sabía que la isla era nuestra raíz, pero, nosotros éramos y podíamos ser diferentes a nuestros padres.

MEIDO

Cerré mis ojos y respire hondo tratando de encontrar una salida de aquí.

— deberíamos olvidar por un momento nuestra situación y disfrutar — Andy parecía ser la única que le sacaba el lado positivo a esto.

— ¿Disfrutar? —reí sarcástica y la mire con odio— ¿Cómo puedes disfrutar, si la vida te tortura? —bufé y rodee los ojos.

— Meido las cosas buenas vienen después de una tormenta —

— ¡he pasado muchas tormentas! Andy y déjame decirte que los villanos no tenemos finales felices —

— En la vida, los problemas no dejan de cesar, pero, aprendemos a levantarnos y seguir, nuestra vida no es siempre feliz, nuestra vida no está hecha de finales felices, de hecho, tenemos problemas como todos —Andy.

— No entiendes... Ustedes tiene la vida hecha y tiran dardos sabiendo que siempre ganaran, en cambio, tiró la pelota esperando a que enceste y lo único que hace es dejarme en ridículo —De pronto sentía que estaba en una especie de musical.

— Hay muchos sueños que todavía no ganamos, todavía no alcanzamos, pero, tenemos fe en que seremos imparables sin necesidad de pensar bajo — Allice.

— muchos sueños, mucho dolor, es de lo que se hace un camino, a veces debemos sufrir para ganar, debemos llorar, para entender —Peyton.

— ¿entonces esto no es mala racha? —era extraño que yo me uniera en su canción...

— Oh no, son solo pruebas, pruebas para valientes y en esta prueba se demuestra la valentía... La valentía de tu vida... —Andy.

— Demuestras de lo que estás hecho —Tristan— esta es nuestra cruzada, nuestra cruzada de la amistad —

Y... Tal vez todos tenían razón, tal vez la vida estaba hecha para superar retos, para tratar de entender lo que vendrá adelante, tal vez los valientes eran los que más sufrían, pero, en cierto modo lo que dijo Tristán era cierto, tal vez esta era nuestra prueba de... Amistad... Sonaba extraño en mi mente y sabía que mucho más en mis labios, pero, aunque ellos me ayudaran a sacar algo bueno de esto, me sentía, más fría que nunca dentro de mí, algo en mí no estaba funcionando bien.

Las ruedas de un auto sonaron, parecía venir a toda velocidad, fue entonces cuando paró frente a nosotros y de la parte trasera Ben apareció, su rostro de susto cambió radicalmente a uno de alegría.

— Meido... —en un suspiro caminó hacia mí y me abrazo fuertemente.

Me sentí asfixiada por su cercanía y más porque no entendía el motivo de su abrazo.

— has venido... —de pronto sentía que Ben era la única persona que podría salvarme, salvarme de quedarme estancada y de mis ganas de gritar.

— Tan pronto Mal me explico la gravedad de la situación vine... Meido, eres una chica muy valiente... —

Era como la quinta vez seguida que escuchaba esa palabra— ¿de qué hablas? —

— Meido... Los cuidaste, los protegiste, aún sabiendo tu estado, lo hiciste —

—Ben... Es enserio no sé de qué hablas—

Fue entonces cuando se centró en mi cabello— ¿Qué pasa con tu cabello? — fruncí mi ceño y toque mi cabello que aún se mantenía algo húmedo.

— ¿de qué hablas? —

— está pálido, no es el morado fuerte que antes tenías, ahora está más pálido que de costumbre —y de hecho lo que Ben decía era cierto, pronto mi cabello ya no era más fan morado como antes... Ahora parecía más bien... Magenta.

— ¿Qué me pasa? —parecía casi increíble, pues, nunca me había pasado.

— tal vez Mal sepa lo que te está pasando —

Asentí aún tomando mi mechón entre mis manos, hubo un momento en el que me sentía algo frío dentro de mí, algo que se encogía...

Y fue casi en un instante cuando llegamos a Auradon, entonces la vi, vi a Mal descender de las escaleras con su ceño fruncio y su respiración entrecortada.

— Casi me matas de un susto, pensé que algo había pasado —entonces tomo mi rostro y lo reviso con exasperación.

— Mal, Mal, estoy bien —

Resopló con desdén y me miró con su ceño ligeramente fruncido— tú y yo debemos hablar seriamente jovencita —

— pareces mi jefa —resople con desdén igual que ella y me crucé de brazos.

— de tal palo tal astilla, no cabe duda de que son hermanas —entonces en el acto apareció Evie bajando las escaleras como toda una princesa— me gusta cómo te está quedando el cambio de color de tu cabello, es un color de verdad precioso —

— ¿de qué habla? —entonces recordé, saque mi mechón y se lo enseñe.

— me he dado cuenta de ello cuando salí del bosque, en realidad fue Ben el que me lo comunicó —

Descendientes: Unidas Otra Vez  [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora