— HABÍA UNA VEZ XVIII—— ¿estas segura que no has hecho ningún hechizo después de ir al lago? —
Entonces recordé, recordé cuando Allice me tiró al lago y me desvanecía en la nada, recordé mi vestido mojado y... Mi hechizo.
— después de despertar, me cambie mi ropa porque estaba totalmente mojada —
— bueno eso puede explicarlo... ¡¿Espera?! ¡¿Como que mojado?! —
— ha sido mi culpa princesa Mal, no sabía que ella no sabía nadar... — Allice solo hizo una simple reverencia ante Mal— aunque de haberlo sabido, no lo hubiera hecho —musitó casi a mi cercanía.
Solté una sonrisa de lado y me crucé de brazos.
— no es necesario eso... Creo que en parte ha sido culpa mía por haberte obligado a ir a ese lugar —
— ha sido interesante, conocer Auradon —
— ¿Ves?, le resulta interesante eso es buena señal —Ben parecía feliz de mi respuesta por lo que sus ojos se iluminaron.
Sabía a la perfección que Auradon, era un lugar especial y que cada persona que en él se encontraba de alguna u otra forma encontraba la felicidad.
Faltaba un día para la boda y cabía decir que Mal parecía algo nerviosa, pues, debía ver que todo estuviese en su lugar, la noche ya casi caía y con ella el segundo día en Auradon para mi.
Aunque había sido un poco raro y cerca de la muerte, descubrí cosas nuevas, descubrí que la vida tiene muchas aflicciones y a veces son imperiales, pero, te hacen reflexionar.
Mi interior, por otra parte se sentía vacío, como, como si algo absorbiera poco a poco mi ser, llevando consigo.
Durante las siguientes horas que pasaban lo seguía notando, algo dentro de mí estaba cambiando aunque yo le quitaba importancia, había visto mi cabello en el espejo y descubierto que los mechones magenta seguían apareciendo, como cada dos horas, lo cual me alarmaba un poco.
— No Mal, el celeste es mejor —Evie luchaba contra Audrey por conseguir el voto de Mal, pero, ella solo se mantenía ahí indecisa, mientras yo me encontraba postraba en la cama de Mal, esperando alguna decisión.
— el beige demuestra sutileza y amabilidad, si de verdad quieres mi opinión —debía decir que aunque estaba en una pelea Audrey aún seguía siendo... Amable.
Respire hondo y me levanté de la cama, pasando sin intención frente al espejo, casi ya iban seis mechones magenta, parecían esparcirse algo rápido.
Bufé y abrí la puerta mirando por última vez a Mal en esa discusión, mis pasos resonaban por todo el castillo, indicando que claramente en el pasillo no se encontraba más nadie salvo yo, deambulo sin rumbo alguno tratando de aclarar mis ideas y pensar en que debía hacer, pero ahora resultaba que mañana debía ser una de las damas de Mal, siendo por obligación su hermana.
Abrí la enorme puerta y salí al aire fresco, pero, una silueta apareció frente a mí y ahí, solo ahí frente al ocaso un príncipe se encontraba deambulando por los jardines de enfrente del castillo, recosté mi cuerpo sobre el marco de la puerta y sonreí.
— Romeo, Romeo, ¿Dónde estás que no te veo? —e irónicamente fue lo único que se me ocurrió decir.
Tristán se volteó de inmediato y me vio en el acto bajando las escaleras hacia él, una leve reverencia de parte de él de alguna manera lo cambiaba todo.
— creo que cuando Sheakspeare creó esa pequeña fábula, sobre una flamante pareja llena de pasión y amor, él había perdido lo que alguna vez... Creyó tener para toda la vida —
— así es el mundo, un día sirves al otro, "gracias por participar lo llamaremos pronto" — una risa seca salió de los labios del príncipe Tristán mientras negaba con su cabeza.
— eres una caja de sorpresas, chica mala —mis sentidos se activaron y desgraciadamente mi sonrisa se ensanchó, mi piel se erizo al sentir aquellas palabras y por un instante olvide de lo que hablábamos.
— no tienes idea de lo que hablas —respiro hondo y negó con la cabeza, metiendo sus manos en sus bolsillos.
— te equivocas... Se de lo que hablo, has vivido por décadas en esa isla, llena de odio y avaricia, te ha llevado a ser la mejor de la mejor para solo una cosa... Para que no te aniquilen —de alguna amena no sabía que un príncipe podía ser tan rudo, pero tenía la leves sospecha que Tristán era diferente, que Tristán había tenido tal vez una vida muy diferente.
Chasquee la lengua y sentí el frío recorrer mis hombros— ¿tienes frío? — una pregunta hizo que asienta inertemente con la cabeza, por un instante mire la isla, fruncí mi ceño y camine a paso ciego, por alguna circunstancia o motivo, yo no estaba bien, pues la Isla parecía desaparecer, parecía hundirse en toda su plenitud.
— Tristán... —
— ¿Eh? —
— dime que también lo ves —y aunque le dije que sí, que conocía perfectamente la isla y que ese no era su tamaño normal, él seguía insistiendo de que eran efectos secundarios de mi hechizo.
Decidí dejar a Tristán a un lado y correr castillo dentro a buscar a Mal, entonces abrí la puerta de su habitación eufórica, sabía que Tristán me había seguido pero no le tome importancia.
Pero... Ella no estaba, ella ya no estaba en cambio todo se fue radicalmente, ya solo quedaba la oscuridad, el verde destelló sin parar y ahí la vi, Maléfica, extendía sus manos y se giraba triunfantemente.
— ¿Dónde está mi chiquita cruel? —su expresión cambió al ver a Tristán tras de mí, su rostro parecía pensativo y por un instante lo examinó.
— ella es... —
— es mi madre —musité con odio, escuche la aceleración del corazón de Tristán y su miedo hacia Maléfica, por un instante me pareció gracioso, pero, luego recordé que él la había visto y que eso significaba que mi sueño anterior era real.
— Llamaré al Hada Madrina —y por más que Tristán intentará salir, ella no lo dejaba, pues había trancado la puerta.
Bufé y me crucé de brazos.
— esta conversación es algo privada... —con una mueca y un chasquido hizo que Tristán cayera en un sueño profundo, pero inertemente lo sostuve para que no cayera de manera brutal.
— ¿Qué quieres mamá? —ella se lo pensó irónicamente, se lo pensó frente a mí.
— bien, pues, es puntiagudo y largo, es un palo y se llama "varita mágica" ¿Dónde está? —sacudió su vestido y extendió su brazo.
— te dije que... Esperaras... —
— ¿todavía no se ha casado?, sigo esperando en esa apestosa jaula por ella y ¿todavía no lo ha hecho? —
Y si de algo estaba segura es que Maléfica era realmente mala, hasta los huesos, con sus insensibilidades.
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Descendientes: Unidas Otra Vez [En Edición]
FanficMeido ha estado encerrada durante siete años en una caja fría -pensado su madre que así la haría recapacitar- Desgraciadamente eso no esta en los planes de ella, Meido es liberada y ahora planea destruir todo lo que su hermana ha logrado, así finalm...