Descendientes - Este si y este no

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— HABÍA UNA VEZ LI—




Dizzy yacía en una de las habitaciones del tercer piso de este enorme castillo, no había cruzado siquiera palabras con ella desde aquella batalla contra Maléfica, pero ansiaba verla, sucedía que ahora era ella... Mi... ¿Estilista personal? Pues ocurría también que seguía en pie lo de ser princesa después de que Mal fuera una reina.

Lo cual no me gustaba mucho, el hecho de ser una princesa a estas alturas, después de tantos inconvenientes, me aceptaban así por así, lo cierto era que no me gustaba eso.

Giré la perilla con cuidado, pues había aprendido que Dizzy tenía una extraña manía de tirar las telas por donde sea, hasta detrás de la puerta.

Con cuidado abrí la puerta y mire detrás de ella, para mi sorpresa Dizzy estaba totalmente dormida en su cama, lo cual era algo extraño, su cuarto ahora se sentía algo vacío, pero aún así no dejaba de sorprenderme con su mesa llena de artilugios o cosas creadas por ella, hechas a mano, algo de verdad muy sorprendente.

No quería molestarla era claro, así que desaparecí de ahí y me dediqué a bajar la escolares con mucha calma, a fin de que al final de la escalera supiera a dónde iría, pero mi mente no servía, para nada, no le había dicho a Lonnie que me había ido, pues era demasiado estrés, preferí irme por mi cuenta, no obstante después de esa descarga de energía en el enorme arco era demasiado.

Me sentía aburrida, totalmente.

Cuando de pronto todo parecía calmado, mi karma llegó nuevamente.

— ¡Meido! ¡Aquí estás! —resultaba ser que Jane me había seguido hasta el castillo, con el fin de terminar sus preguntas.

— ¿Qué sucede ahora Jane? —sonreí de oreja a oreja, con el fin de no transmitirle miedo a Jane.

Sacó una libreta -no sé de dónde- y un plumón -no pregunten- con el fin de mirar una cosas en esa libreta, bufé y me crucé de brazos mirando el castillo con aburrimiento.

Ella se exaltó y sonrió mirándome con esos ojos azules brillantes— necesito saber el color del pañuelo que cubrirá los cubiertos —

— pues... Diría que un Mora... —

— tiene que estar entre blanco hueso y blanco huevo —sacó dos pañuelos y me los extendió en el rostro.

¿Reconocen ese momento en el que te quedas pensado muy bien antes de responder?, sucedía... Que este era mi momento.

¿No eran los dos colores exactamente iguales, no eran los dos colores exactamente lo mismo?

— pues... Blanco huevo... —

— Lo gracioso es que Blanca Nieves odia el blanco huevo —fruncí mi ceño y rodeé los ojos.

— es la boda de Mal no de Blanca... —

— debemos sentir a gusto a nuestros invitados —no terminaba de decir algo cuando ella ya tenía la respuesta, la mire con fastidio y luego alardee con la mano.

— lo que sea.... El blanco hueso —dije finalmente.

— bueno... Ese le causa fastidio a la Reina Blanca, es decir, está tan cansada de ver ese color —

Descendientes: Unidas Otra Vez  [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora