Descendientes - Perdiendo el control

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— HABÍA UNA VEZ XXXV—












Cuando era pequeña, esa etapa primordial, se basó en castigos y tipos de lactantes que debía tomar, algo que sinceramente solo me lo daban a mi, mamá tomaba mi cuerpo como experimento de sus pociones, de todo lo que ella iba creando de manera física, veía por la ventana como Mal seguía normal con su vida, siendo una chica de la Isla, pintando las calles, las paredes y diciendo cosas de más, tenía una vida libre, ella era libre a su manera, simplemente la libertad no existía en mi vocabulario, recordé la pubertad, fue cuando por fin logré escaparme de esos químicos y tipos de creaciones que mamá me daba, salí, al mundo de la Isla, tomaba manzanas sin permiso, quitaba lo que se cruzaba en mi camino y pisaba por donde me daba la gana..... Esa era yo, sabiendo sencillamente lo único que Maléfica me enseñó cómo ser malvada, como ser una hija sin temor... Pero, de alguna manera nubló el hecho de que mi vida estaba atada permanentemente a esta Isla. A esta... Simple, mugrienta, desolada y asquerosa Isla.

— ahora, ¿de qué estás hablando?,Uma —fue Mal quien me sacó de mis ensueños, por primera vez en mi vida había caído en uno de ellos, desvíe mi mirada y retrocedí inconscientemente.

— ella es la Isla, por eso es poderosa —

— ¡absurdo! Meido y yo somos de la misma fuerza —

— te equivocas Mal, no lo eres, solo... Está siendo suave contigo, ese día en que casi destruye la Isla, ese día precisamente pudo haberte matado si hubiera querido, ¿cómo explicas que es la única que pudo haber logrado transformar cosas? Si tenemos un campo contra magia... Ella no es normal —

— nadie es normal —aseguró Evie.

¿Por qué se empeñaban tanto en excusar mi verdadero origen?

— ella fue creada con un propósito, no para tener una vida normal como las nuestras o al menos nosotros —miró con de recelo a mi lado izquierdo donde precisamente se encontraba Ben.

— ¿quieres decir, que....? ¿Ella podría matarnos? —a Ben se le dificulta aceptarlo, cayó su mirada al suelo perplejo y luego con sus manos empezó a hacer una manía...

— no le haremos caso a una simple villana —entonces fue Tristan quien salió a relucir con su ceño levemente fruncido.

Una emitió un gran "JAH" y negó con la cabeza dando pasos amenazadores hacia el príncipe... Inconscientemente camine frente a ella interponiéndose entre el príncipe y ella.

— ¿no me digas que te has enamorado? —burlonamente sonrío de lado y a escasos pasos de mi su mirada cambio a arrogancia— él no te ama —

— no me importa... Di la palabra para protegerlos —

— ¿y desde cuando una villana cumple promesas..? —cuestionó de manera burlona.

— desde que el mundo se volvió ambicioso —afirmé... Mi ceño levemente fruncido y mis pasos determinantes ante ella, la hizo retroceder, con un leve gruñido fue retrocediendo de manera tímida.

— desde... —

— no me hagas desaparecer tu persona, Uma no me hagas hacerlo —musité de manera fría.

Había un leve tono de valentía en su voz y en su mirada, resistía debía admitirlo, pero, no tanto como para pararse frente a mí.

— los soldados de Maléfica vienen —fue entonces cuando uno de los secuaces de Uma, intervino en mi conexión.

— no tenía intención de dejarla inconsciente —musité con recelo, mirando a aquel cuerpo inerte en el suelo.

— ¿lo dices para pedir piedad? —cuestionó de forma burlona.

— ¿piedad? —cuestione con gracia.

— lo hago para que no llores más ... Tú alma está en una pena súbita  — afirme, tirando justo en el blanco de lo que ella mantenía secuestrado en su corazón.

— no, no es cierto —

— si, lo es —sonreí de lado al sentir como el escalofrío recorría mi ser y cómo de pronto pude sentir su miedo encandecer mi alma.

Simplemente era un frenesí al cual no me resistía.

Pronto me encontraba en la mente de Uma, desolada y serena, por un momento escuché quejidos en lo ancho de aquella memoria y de manera obvia y sin demora me acerqué a ella.... Mis botines resonaban en la oscura soledad de la memoria de Uma y entonces se presentó una puerta de color café, con pequeños rayones y huecos de tiros, toque cada uno, cuando era alrededor de cinco espaciados, entonces la perilla, algo oxidado y desgastada, la tome y giré siendo capaz de atravesar  la puerta de inmediato, pensé en una luz que encandece, pero, en vez de eso hubo un color gris y pronto una imagen tenebrosa y mortal frente a mí, era el restaurante de Ursula siendo un... ¿Bar?... Entonces... Todo cobró... Vida, la música de los años se oyeron, las risas de los borrachos se escucharon, lo vidrios quebrados y una sincera humedad de los pescados y mariscos, pasos de tacos resonando por todo el bar, algo reputa ante y desagradable, esa cierta humedad también de las esquinas y olor repugnante que provenía del baño.

Entonces entre todos, entre la multitud borracha y repugnante, la encontré a ella, ese azul en sus trenzas largas y grasosas, con esa falda oscura y de cuero, reía a más no poder mientras corría entre los comedores con una espalda en mano, parecía... Divertirse.

Divertirse de verdad...

"Meido tenemos que irnos... Meido"

Las incesantes voces afuera me hicieron retroceder fantasmalmente y terminar en las penumbras... Apareciendo mágicamente una luz que me guío afuera.

Entonces retrocedí realmente y fruncí mi ceño.... Eso era un simple recuerdo no tenía importancia.

— hay que correr... —musitó Peyton con el ceño levemente fruncido.

— ¿correr? Eso no existe en mi vocabulario  —comente con arrogancia.

— ¿entonces pelearemos? —cuestionó Tristan.

— no haremos una tarde de té con ellos... —fue Mal quien le respondió, por un momento olvide lo que había visto e inertemente me giré hacia Uma. Quien permanecía arrodillada con la respiración entrecortada.

— tú fuiste la que causaste esto —afirmé.

— ¿A qué te refieres? —

— cortaste la conexión, ella hubiera resistido Uma —

— Meido, hija de Maléfica es hora de rendir cuentas —

— ¿rendir cuentas? —la voz me salió de una manera tan temeraria, que terminó siendo de alguna manera fría hasta el tope.

— Nuestra reina... —

— su reina, me importa un bledo, ignorantes... Deberían temerme —fue entonces cuando algo en mi surgió, pronto todos a mi alrededor desaparecieron... ¿Qué rayos? Estaba sucediendo.

Yo... Era mala, era malvada, horrorosa y cruel, no le iba a nada ni a nadie, pero, a lo lejos escuchaba una voz, una aguda voz "¿Meido, que pasa?"

Eso era lo que quería saber yo, que pasaba conmigo.

Entonces dentro de mí una voz emana, algo que yo no estaba dispuesta.

de aquí y llévense a la pequeña Dizzy con ustedes, está en tu taller, Mal... — Por un momento mire a mi hermana... Mi hermana, de momentos inolvidables, parecía sinceramente asombrada— iré con ustedes en cuanto pueda —

Entonces de aquí a ese momento perdí la noción del tiempo y solo veía escenas, una que otras, pero todas con dolor y miedo en ellos.

Descendientes: Unidas Otra Vez  [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora