Descendientes: Unidas Otra Vez [En Edición]

Descendientes - Salvemos a Meido

— HABÍA UNA VEZ XXXVII—

Y cuando por fin pudimos salir, después de una aturdida comunicación y llena de conexiones misteriosas, los soldados de Maléfica ya no se encontraban, las calle permanecían desoladas, algunas partes de este lugar estaban hechas fuego o polvo y el suelo lleno de un extraño polvo negro.

— ¿qué sucedió? —la voz temblorosa de Carlos, fue la que me hizo recapacitar y girar en mi entorno, buscando alguna respuesta.

— no se la verdad... Pero planeo descubrirlo —el viejo y oxidado auto de la "fabulosa Cruella De Ville" permanecía inerte en medio, con impulso logre subir enterrando mi espada en su techo e impulsando.

— ¡Oh! Genial ahora abres huecos a mi carro —por un momento y olvide que Cruella se lo había obsequiado a Carlos después que se le desinfló una llanta.

Mire nuevamente mi entorno buscando una respuesta que acertar en el blanco.

— ayu...da —esa voz ahogada, que pedía clemencia era, algo desquiciada.

Bajé del auto y corrí a mayor velocidad a una tienda completamente desordenada... Pero, nada.

— ¿de dónde provino esa voz? —cuestionó Ben mirando a todos lados.

— busquen en cada esquina de este lugar, debe de haber alguien completamente herido —

De inmediato el centro se vio vacío y todos empezaron a buscar en cada parte.

— ¿Mal? —pare de buscar y me giré con el ceño fruncido hacia el— ¿estas bien? —Ben, preguntaba si estaba bien... ¿Estaré bien?.

— estoy... Un tanto aturdida por la idea de que mi hermana no es mi hermana en realidad —reí sin ganas y tome mis manos una con otra— que tal vez ni siquiera es mi lugar, ni tampoco Auradon... Puede que jamás sepa a dónde pertenezco —por un momento sentí como mis ojos se cristalizan, baje la cabeza y respire hondo— no sé qué hacer, solo sé que quiero encontrar a mi hermana y pedirle respuestas urgentes, cuando pasó un poco de magia negra a mi cuerpo, me, me sentí ajena, me sentí sucia, asquerosa y por primera vez en mucho tiempo de verdad me sentí malvada, sentí como mi cuerpo pedía a gritos que matara a alguien.. Eso fue.... Horrible —ahogue un gemido y con suerte pude sentir el aroma de la chaqueta de Ben, pude sentir su calidez y si frescura, cuando de pronto todo parecía desmoronarse, él estaba ahí, él siempre estaba ahí.

— ¿Mal? —fue Evie la que cortó el momento y toco mi hombro, me separe de Ben y respire hondo mirando a Evie—  no tienes por qué seguir con esto, puedes, descansar nosotros terminaremos todo esto, no hace falta de nada —negué repetidas veces con la cabeza.

— no, Evie, mi madre causó esto y como su hija debo terminar lo que empezó —

— chicos... Chicos, tal vez deberían ver esto —fue entonces cuando Carlos nos guió hacia una tienda destrozada, ruinas de una tienda de dulces, camine un tanto insegura por lo que había ahí pero aun así lo hice, tomándome la sorpresa de encontrar a el hijo de Reina de Corazones aquí.

— Ryan —murmuré con recelo.

— Mal, yo... Yo... Lo siento —su voz era tan ahogada y llena de temor, que por primera vez tras esa sonrisa retorcida y ese cabello pelirrojo, pude notar su miedo.

— ¿dónde está Uma? Ryan, la verdad —

— se fue huyendo después que los soldados de Maléfica fueron derrotados, pero, yo me quedé un rato más a escondidas, fue entonces cuando vinieron más, venían del puente mágico, como si el portal se hubiera vuelto a abrir — fruncí mi ceño y me acerqué de manera interrogante.

— quieres decir como si hubiera aparecido mágicamente —Ryan asintió frenéticamente y luego bajó su mirada.

— cuando vi que de pronto Meido había quedado en un intermedio, tome mi espada y corrí para protegerla, pero en cuanto choque espadas con unos tres apareció Maléfica, la mismísima Maléfica, sonrió descaradamente y con su cetro me estrello contra esta tonta tienda, me dejo en un trance, pero, justo ahora vengo a reaccionar —

— eso explica por qué Meido no está y por qué está destruido —

— también explica el hecho de que, se la llevaran con facilidad —añadió Jay.

— entonces hay que ir a Auradon, debemos terminar con esto —anuncié enfundando mi espada.

— quiero, quiero ir —los escombros empezaron a moverse y caer, mientras Ryan se apartaba uno por uno.

Sé que Ryan había mantenido una relación un tanto secreta con Meido , de hecho él fue la causa de que Meido se transformará, con un poco de suerte salió ileso.

— sabes... —

— sé que no te agrado Mal, pero, es Meido, es mi novia —

— EX —salió a relucir el brillante caballero de plata, Tristan.

— no te metas conmigo, primo, la acabas de conocer —añadió Ryan con esos ojos flamantes.

— no soy tu primo —gruñó con furia Tristan.

— y por eso no puedes venir con nosotros es él o eres tú, si los llevo a ambos se pelearán entre sí —alce una ceja y me crucé de brazos.

Ryan bajó la cabeza y meditó un poco, maldiciendo por lo bajo para luego alzar su cabeza, tomar su espada y caminar a paso seguro.

— prometo no pelear, bien.... Mantendré mi manos alejadas de su hermoso cabello principesco —

— eso es nuevo —fue Jay el que estiró su brazo hacia Ryan y lo abrazo— siempre me cayo bien este chico, es como un doble mío —

Por un momento nos mantuvimos en silencio, tratando de analizar lo que Jay había dicho.

— Jay, sin ofender, pero, Ryan tiene más estilo que tú —fue Carlos el que dio el puntaje de "moda", cuando Ryan vestía unos pantalones ajustados negros, una camisa blanca y una chaqueta roja con un corazón rojo dibujado en su parte trasera, el cuello era casi como un cuello alto y sus primero botones desabotonados.

— y es más lindo que tú —era obvio oír eso de Evie, cuando se trataba de "físico".

— pero, soy más lindo que Doug —y eso hizo que Evie frunciera su ceño y mirara de manera horrible a Jay.

— enserio quieres una pelea conmigo Jay, quieres verme enojar —

— la hija de la Reina malvada, con uno de los hijos de los enanos —

— no te metas con MI novio, Jay —por primera vez el ambiente entre ellos se puso tenso, Carlos tosió fuertemente y al momento supe que esto no tendría salida.

— hora de irnos, Evie, debemos salvar Auradon, Ryan vendrá de manera condicional, si ves que intenta hacer algo malvado lo matas Tristan —

Era hora de la verdad, ahora o nunca.