HABÍA UNA VEZ VIII
— ¿Dónde has estado? —Mal parecía querer explotar— te hemos esperado por más de quince minutos —
— no es costumbre mía de llegar temprano, Mal —rodee los ojos y bufé.
— ¿por qué traes tu mochila..? — la mire para luego desviar la mirada, de alguna manera Mal lograba poner mis nervios de punta.
— no me gusta andar sin ella — confesé cruzando mis brazos.
— no te... Meido, ¡eso ni siquiera es creíble! — exclamó irónica.
— tranquila tal vez lleva algo importante ahí —Evie parecía querer averiguar lo que mantenía en mi maleta.
— ¿estamos todos? —cuestionó la Reina Bella, la anfitriona de este... Brindis...
— Falta Ben —fue Mal quien parecía nerviosa mirando a todos lados.
— se ha ido a una reunión... — musité tomando la copa de la mesa.
— ¡Bien! —la Reina Bella respiró hondo y sonrío— Solo quiero decir, Bienvenidos a todos, Andy, Allice, Meido, Tristán, Peyton, sean Bienvenidos —las copas resonaron entre sí, y sin más la persona tomaron de cada uno su copa.
Magia tenebrosa y...
— ¿Qué intentas hacer ahora? —gruñí y mantuve mi mente en blanco.
¿Cómo era que siempre entraba en el momento más inoportuno?
Los ojos tormentosos del príncipe Tristán parecían exigir una explicación.
— ¿Cómo sabes que estoy haciendo siquiera algo? —
— tus ojos se iluminan de un verde esmeralda —musitó tomando un sorbo de su copa.
— son el color de mis ojos, genio — rodeé los ojos y me crucé de brazos.
— tal vez... Pero no brillan tanto cuando no estás haciendo nada — entonces postró su mirada en mí, parecía estar procesando mi rostro.
— aguafiestas —
— bien... Si hablamos de aguafiestas, tú eres la principal —
En todo el tiempo que este chico estuvo aquí no había reído ni un momento, no que yo lo haya visto, pero, ahora su sonrisa se elevaba un poco como si le causara gracia lo que había hecho.
— muy gracioso — reí irónica y me crucé de brazos, si creía que caería en ese absurdo juego de ver quién tenía la culpa, temía decirle que no seguía en eso.
Luego de la "increíble" fiesta, llegó la noche, los padres se despedían de sus hijos, las familias disfrutaban era cierto, pero, también sentían pena en dejar a sus hijos.
— El tiempo es rápido, los momentos invaden mi mente algo que jamás olvidaré es la hermosa familia que aquí tengo —Mal sonreía abrazando a Alice.
— Recuerdos, momentos, todo lo tendré y no solo por un instante sino para siempre, seremos solo nosotros, una hermosa familia, llena de sueños por cumplir —
En el tiempo que tenía en la isla, Mal jamás había cantado una canción que hablara del amor.
— procuremos vivir, vivir el momento sin penas, solo con la libertad de expresión, no somos perfectos, pero somos sinceros, el amor es más fuerte que el odio —
— ¡Juntos! Por fin estamos... Nada nos para somos libres al fin, estamos juntos siempre, no hay que nos separe ni con la lluvia, ni el fuego, ni las mentiras, ni el pequeño puente que nos separe, nada, nada nunca nos dejará separados —
Mi corazón se había abatido, no sabía exactamente si era de lo mala que era la canción o de lo pésimo que esa canción me hacía sentir, habían creado una canción con emociones algo que jamás en mi vida tuve el placer de escuchar.
— Recordemos los momentos juntas, lo libres que éramos, aunque nuestra vida no tenga sentido sé que podré confiar en ti... —sentía arder mis ojos y no sabía exactamente el por qué, sentí las manos de Mal tocar las mías y guiarme hacia ella, mis ojos temblaban y sentía náuseas— somos como el agua y el aceite, pero, sé que en ti podré confiar, ante cualquier adversidad, cariño, eres tú mi familia y nadie más —fruncí mi labios y desvíe mi rostro, jamás había escuchado una canción ni mucho menos involucrada en una.
Quería decir algo, pero, no sabía exactamente qué, no sabía si debía seguir junto a ella o largarme de ahí.
— Juntos... ¡Llegamos al final! —
Me sentía.... Mal.
Mi habitación permanecía a oscuras, sin ruido alguno, solo yo y mi libro de encantamientos.
Este lugar parecía querer volverme loca, no sólo el hecho de que las personas aquí cantaban, sino también los sentimientos que estaban surgiendo en mi.
A hurtadillas caminé, sin que nadie me detectara, fue entonces cuando toque delicadamente la puerta de Dizzy, con la esperanza de que esta me abriera.
—¿Meido?—parecía asombrada al verme, pero por un momento le quitó importancia y me dio paso, cuando estuve lo suficientemente dentro, cerró la puerta y se cruzó de brazos— ¿que quieres? —
— que bienvenidas más frías... —comenté con ironía, me giré buscando la máquina de coser, buscando alguna prenda nueva que esta chica diseñadora había hecho, pero, no la veía.
—¿has visto tú máquina de coser? —
—¿la que me regaló Evie? —alardee con la mano y asentí.
— ¿por qué no la usas? —alenté tirándome en su cama.
— ¿Sufres de amnesia o no te acuerdas que la dañaste Meido? —
—lo sé, lo sé —chasquee la lengua y mire a otro lado— pero lo he arreglado —
Se cruzó de brazos y me miró de manera irónica.
— no me digas, hiciste ¡bididi badidi bu! Y apareció —
— tu humor no cambia Dizzy —
— no me hagas reír —camino enfadada ignorándome por completo.
— ¡Dizzy lo arregle, solo mírala! —exclamé respirando hondo y dirigiendo mi mano hacia el baúl que mantenía aquella máquina de coser— hice algo que tú no puedes siquiera hacer, lo arregle, a como era antes —
Bufó exasperada y camino de manera rústica hacia el baúl, fue entonces cuando lo abrió y miró su máquina de coser.
— Mi máquina... —musitó casi sin poder creerlo, rodeé los ojos y me apoyé en la baranda de su cama.
— como nueva... —musité cansada.
— ¿cómo lo hiciste? Estaba destrozada, yo la vi tirada, Meido... —
— solo han sido unos leves cambios, ahora necesito que me ayudes en algo Dizzy... ¿Puedo confiar en ti?—está asintió y cerró el baúl.
—¿qué necesitas?— la pequeña Dizzy ajustó sus lentes y sonrió ofrecida mente.
— necesito que me cubras, necesito que cuides que nadie entre a mi cuarto, está a solo tres puertas de la tuya, si alguien me va a buscar, solo, diles que me he ido a dar un paseo en el campus o que se yo, pero, nadie debe entrar a mi habitación, ¿entendido? —
— ¿Qué harás? —cuestionó con el ceño levemente fruncido.
Sonríe de lado y guiño mi ojo— es una sorpresa—
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Descendientes: Unidas Otra Vez [En Edición]
Fiksi PenggemarMeido ha estado encerrada durante siete años en una caja fría -pensado su madre que así la haría recapacitar- Desgraciadamente eso no esta en los planes de ella, Meido es liberada y ahora planea destruir todo lo que su hermana ha logrado, así finalm...