Descendientes - Cosas que nos cambian

603 45 2
                                    




— HABÍA UNA VEZ LV—




— Estamos aquí reunidos para presenciar la unión de esta bella pareja de jóvenes, El Rey Ben Florian y la princesa Mal Igna, en sagrado matrimonio —era el hada madrina la que se encargaba de casarlos luciendo siempre tan formal, por un momento mire a un costado de Ben donde el Rey y la Reina Bestias, lucían felices de verlo casarse— ante todo démosle la bienvenida al símbolo de su amor, los anillos matrimoniales —con una sonreía el Hada Madrina me miró expectante.

No sabía exactamente qué hacer, ni a dónde ir.

— sube los escalones...— musitó Mal sonriendo al Hada Madrina.

Asentí frenéticamente y subí los escalones junto al hada madrina.

—He aquí los anillos matrimoniales! Y a la doncella Meido también— sonrió levemente seguido d e muchas otras risas de parte del público— como inicio de este momento tan especial, quiero conocer los votos matrimoniales de los jóvenes presentes —

Mal y Ben se giraron mutuamente y terminaron mirándose uno a otro, con sus manos ligeramente sostenidas entre sí.

— Mal/Ben —por un momento omití una gran carcajada cuando ambos dijeron sus nombres al mismo tiempo siendo esto una pausa muy grande para que Ben y Mal se rieran un rato.

— nada como aliviar el estrés —musité con cierto humor.

Ben me sonrió y me guiñó un ojo.

— adelante tú primero —indicó Mal con una sonrisa.

— Bien... Sé que la vida está hecha de millones de historias que no solo nacimos y punto, cada uno de nosotros tiene un propósito, un propósito por el cual levantarnos cada día de nuestras vida, me tardó unos años en entender realmente cómo ser un Rey, pero al final logre saberlo, un Rey tenía la necesidad de velar por su pueblo día y noche, no solo disfrutar de los lujos de su castillo, un Rey tenía que mantenerse siempre recto y positivo frente a cualquier situación, hablar sobre el futuro de su pueblo y sentarse a negociar con otros reinos, pero hasta ese momento con solo dieciséis años y con solo dos semanas por delante para convertirme en rey y con solo la llegada de una chica a la preparatoria, me bastó para darme cuenta que estaba fallando en algo, en algo primordial... Había fallado ante todo a ser un joven, tenía novia, sí, tenía padres orgullosos, si, tenía la buena onda y buen visto de todos y cada uno, si, pero no tenía el verdadero amor, fue algo de lo cual nunca me di cuenta hasta que toque la mano de la hija de una villana, hasta que toque a una mano ajena a mi reino, entendí que no todo lo estaba haciendo bien, pero, cuando fui ligeramente golpeado, por unas bromas y unas miradas, entendí que el verdadero amor no se encuentra rápido, a veces el verdadero amor se encuentra fuera de tus límites, a esos lugares que nunca te atreviste a pasar, el verdadero amor se encuentra en la primeras palabras que se lanzan unos a otros y las apuestas y los retos que se proponen, en los abrazos y en la situaciones que ambos pasamos... Cuando.... Pensé que te habías ido, se formó un vacío en mi corazón, cuando te sentí tan lejos, cuando supe que había cometido un error al sobrecargarte con cosas que no entendías, te estaba abrumando Mal, me di cuenta tarde cuando pronto tú empezaste a alejarte, pero, no lo quise así, no fuiste como mis novias anteriores, ni como mis suelos de una chica ideal, no Mal, fuiste mucho mejor, sin ti, no hubieras sabido lo que realmente era andar en la Isla ver la parte de mi pueblo que jamás había visto, conocer los pensamientos de los de la Isla, Mal, sé que había sido una bestia contigo, pero aun así me rescataste de la desesperación, no necesitaste d e magia ni de nada para atraerme, pro que con tu manera de ser llamaste mi atención, llamaste a mi corazón... ¿Mal alguna vez te había mencionado, lo enamorado que estoy de ti? y lo loco que me vuelvo cuando me miras, nunca me sentí tan vivo en la vida, sin ti a mi lado —

Por un momento pude notar lágrimas saliendo de los ojos de la reina Bella, pude ver cómo Carlos abrazaba dulcemente a Jane, como Evie sostenía la mano de Doug, como Jay chocaba los cinco con Lonnie y luego se miraba melosamente, aunque no estuvieran juntos.

Noté como la audiencia presenciaba este momento tan mágico.

Estaba segura que ni en un millón de años podría haber adivinado esto.

— Y... Debo agradecer la oportunidad que me diste de conocer a gente maravillosa, Jay, Carlos, dos grandes chicos con sueños muy diferentes, pero con una amistad incondicional, Evie, Dizzy, ambas con aspiraciones a la moda, pero una de ella siendo mi consejera real y Meido, quien se ha convertido en una amiga y una hermana —sentí como el calor se centraba en mis mejillas sintiéndome ligeramente avergonzada— la chica la cual golpeó mi confianza, pero luego la volvió a restablecer, ahora, sé que tengo una nueva familia, esta familia conformada por siete personas con diferentes pasados, pero con un mismo futuro, salir adelante y estoy seguro que cuando necesite a algunos de ustedes, no dudarán en venir todos y hacerse presentes a mi lado, son los mejores hermanos que alguien podría tener —

Eso era... Gratitud.

— hemos vivido muchas cosas juntos —comentó Carlos de pronto.

— cosas realmente locas —indicó Jay.

— como pelear en un barco con piratas malvados —apuntó Lonnie con una sonrisa.

— o... Conocer a villanos y que uno de ellos sea el novio más perfecto de todos —sentí como pronto el rostro de Carlos era ruborizado.

— como creer en una persona aún sabiendo que esa te pueda hacer daño, pero que no te importe porque es la chica más linda de todas —Doug sonrió y entrelazo sus dedos con Evie.

— conocer un mundo mágico, con tus amigos y vivir grandes aventuras, momentos soñadores y cambios de vida —Evie apoyó su cabeza en el hombro de Doug siendo así la pareja más dispareja de Auradon.

Aferre mi mano a mi cetro y desvíe la mirada.

Ellos, de verdad habían cambiado, no para mal, sino para bien y la felicidad se notaba en sus rostros.

Eran realmente feliz.

Descendientes: Unidas Otra Vez  [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora