Descendientes: Unidas Otra Vez [En Edición]

Descendientes - Bacalaos contra Auradon

— HABÍA UNA VEZ XXXIII—

Los galopes en el suelo resonaban cada vez más, con un poco de esfuerzo logré acomodarme y hacer que el caballo se sintiera cómodo con mi presencia, pero, aún así, no dejaba de sentirme mareada, mis tímpanos resonaban de poco, fruncí levemente mi ceño de vez en cuando, cuando de pronto me sentía algo fuera de lugar.

Fue entonces cuando llegamos al enorme mar que separaba a Auradon de La Isla de Los Perdidos.

Aún seguía el enorme sendero de tierra mojada, por un momento sonreí de lado al saber que no tendría que maquinar para poder cruzar al otro lado.

— chicos, sé que la Isla siempre está algo tormentosa... Pero, eso es, ¿normal? —no le había prestado atención en sí a la Isla hasta que Tristan lo menciono, por un momento alcé mi mirada y quede perpleja, había visto tormentas en la Isla, pero, ninguna igual a esa, parecía descender como un círculo gigante, no me detuve a pensar que tal vez quedaría atrapada o qué tan grave quedaría la situación, debía seguir, porque había prometido algo a Dizzy y no le fallaría.

Finalmente después de tanto, llegamos a la colina más alta que separaba la Isla del mar y aún así, aunque estuviese ahí mirando aquel tempestuoso clima, no me detuve.

Bajé del caballo una vez que vi la distancia desde la torre de Mal y lo dejé ahí.

— Meido espera.... —hice caso omiso a lo que Ben decía y seguí mi camino, debía encontrar a Dizzy ese era mi mayor objetivo.

Fue entonces cuando llegue frente a frente contra Uma y su clan de "piratas" me detuve en seco y gruñí.

—¡Vaya! ¡Vaya! Miren quien es... —.

— Es Meido, Uma —desvíe mi mirada con fastidio mientras el hijo de Garfio sermoneaba a el hijo de Gastón— ¡oh! Lo siento —cuando por fin entendió, después de "te he dicho mil veces que te calles", "deja que Uma hable y tú no cuestiones", regresaron a su posición.

Eran ocho contra... Cuatro, ellos llevaban la mayoría.

Uma rápidamente se giró hacia el tonto que antes le había respondido.

— Gael, comunícale a Maléfica que hemos encontrado a su hija... —sonrío retorcida y volvió hacia mí, me señaló con su espada y sonrío— a tu madre le dará gusto saber que te hemos encontrado —solo deje que Gael, pasará a mi lado, para que se me ocurriese un plan.

— Tan débil eres, que necesitas a un ejército para poder detener a solo cuatro cuando ustedes son ocho —Uma dejó de sonreír y desvío su mirada al suelo.

— Gael, ¡para! —sonreí de lado satisfecha y mire de reojo al tipo que volvía— nosotros mismos los llevaremos ante Maléfica —

— sí que juegas sucio Uma... Ustedes poseen espadas, mientras que nosotros simplemente estamos desarmados —era otorgada otro punto para el equipo de Auradon, Uma eufórica, mantenía su respiración algo agitada.

— no me llevarás con tus juegos, Mal —

Fue entonces cuando una pelea se puso en marcha, Mal miraba de manera altiva a Uma, mientras que está luchaba por mantener esta conexión con ella.

Fuertes ruidos de arena siendo estropeada y piedras siendo apartadas sonaron, por un momento pensé que sería Maléfica que había aparecido.

Di media vuelta y fruncí levemente mi ceño, las puertas de la gran limosina se abrieron y de ahí salieron cuatro chicos, respire con tranquilidad cuando vi a Peyton, Carlos, Jay y Evie.

Jay poseía unas espadas consigo mientras que Evie mantenía su espejo en mano.

— Esperamos no haber llegado tarde a la fiesta —y Jay con todo su egocentrismo, tiró las espadas al suelo y nosotros nos encargamos de recogerlas.

— ¿cómo lo supieron? —cuestionó Tristan con una sonrisa de lado.

— le pedí a mi espejo que me mostrase el camino a Meido y me envió aquí — Evie sonreía de lado satisfechas con su pequeño espejo.

— esperamos llegar a tiempo —fue Peyton el único que parecía realmente disfrutar de todo esto.

— ¡Ay! Pero que ternura, los niños de mamá, decidieron juntarse para una taza de té —

Nuevamente nos encontrábamos todos frente a frente, con Peyton, Carlos y Jay a mi lado derecho y Evie, Mal, Ben y Tristán al otro

— ¿no me presentaras a tus nuevos amigos..? Meido —por un momento, pensé en lo que estaba viendo.

Ella tenía al hijo de Garfio y yo al Hijo de Peter Pan, tenía a Gael, hijo de Gastón y yo tenía a Ben hijo de la Bestia, en una de las esquinas tenía a un chico de peculiar cabello rojizo, quien hasta ahora me había dado cuenta mantenía una mirada matadora hacia Tristan, entonces... Lo reconocí resultaba ser el hijo de la Reina Roja, Ryan.

A la otra esquina mantenía a una chica de cabello ligeramente azul puro y un vestido totalmente desgarrado y negro, de alguna manera me parecía conocido con ese sombrero de Pirata.

— por supuesto... ¿Dónde están mis modales? —comente con una sonrisa de lado— en la esquina tengo al hijo de la Reina Blanca, Tristan... —

— Escuchaste Ryan, ahí está tu némesis —comentó Uma sarcástica.

— le cortaré la cabeza —tenía un tiempo que no hablaba con el hijo de la Reina Blanca después de haber tenido una "pequeña" discusión con él acerca de la relación que manteníamos.

Apreté mis nudillos y fruncí mis labios— no es tu némesis ni siquiera lo conoces... —

Fue entonces cuando logre llamar la atención de esos ojos carbón que llameaban con unos leves toques de miel.

— Hasta ahora te dignas a hablarme... No me digas que después de lo nuestro te has enamorado de un príncipe —parpadee una cuántas veces sintiendo el coraje rebosar en mis mejillas.

Desvíe bruscamente mi mirada que cayó en Peyton.

— a mi derecha tengo a Peyton, hijo de Peter Pan —una vez más el coraje desapareció entrando rápidamente el orgullo, Harry miró con furia al carismático Peyton, este solo saludo y sonrío a todos.

— lo voy a... —Harry caminó de manera furiosa hacia este, pero, se detuvo cuando Uma interpuso su mano entre él y su víctima.

— hijo de Garfio, no debes dejarte intimidar —gruñó con odio Uma quien pareció haber detectado mi objetivo, hacerlos a todos enojar de tal forma que los guiará a otro objetivo que no fuera su odio hacia mi.

— Bacalaos de Agua Dulce —por un momento creí que lo hacía solo porque disfrutaba revivir los momentos de su padre, pero, en realidad estaba enojando más a Harry.

— te las verás conmigo —gruñó Harry con furia y lo señaló con su garfio.

— interesante... —musité con una sonrisa de lado.