Epílogo.

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-¡Jamie! ¡Jared! ¡Dejen de jugar, es hora de comer!.

Termine de acomodar cada plato sobre la mesa y me detuve admirando lo perfecta que había quedado.

Un pequeño tirón en mi delantal me hizo voltear hacia abajo. Y ahí estaba.

Sonreí y lo tome en mi brazos. Mi hijo, mi pequeño Jamie. Ensuciado de lodo, todo apestoso, pero aún así tierno y adorable.

-¿Que te parece si vamos a lavarte, cariño? -le dije con una sonrisa, mientras intentaba que no se lamiera el lodo de los dedos.

-Mami, puedo jugar de nuevo con Jared.
-Claro que si, pero después de comer, y no más tierra -advertí mientras envolvía su cuerpo con una toalla a su medida.

Era tan pequeño, cada vez que lo observaba se me enternecia el corazón. Aún no podía creer que estuviéramos a punto de celebrar su 2do cumpleaños. Tanto tiempo había pasado, y no me imaginaba tener un pequeño demonio alegrandome la vida. Definitivamente es lo mejor que me ha pasado después de todo.

Una vez que lo cambie bajamos las escaleras y lo deje correr libre por la casa.

Fui a la cocina para sacar unas copas y cubiertos.

Y ahí estaba él, sirviéndose agua del botellón. Ya no sentía esos nervios como hace unos meses antes, me había costado superarlo, vaya que si. Pero creo que al fin lo logre, porque ya no siento ese fuego en la boca de mi estómago, ni me incomoda tenerlo cerca.

-Hola, Justin -dije con tranquilidad mientras sacaba de las gavetas los cubiertos.
-Hey...Hola -sonrió algo incomodo -¿Como has estado?.

-Muy bien gracias. ¿Y tú? -lo mire y el esquivo mi mirada, poniéndome ahora incomoda.
-Bien, bien -dijo efusivo -Vaya que ha pasado tiempo -río bajo y nervioso.
-Si. ¿Cuanto? ¿Dos años? -alce las cejas tratando de no lucir afectada por su presencia.
-Algo así, casi tres -sonrió de lado y me pareció verlo de 19 otra vez. Pero eso ya era pasado, muy pasado.

Un silencio incomodo lleno la cocina, pero no me atreví a salir de ahí.

No quería darle la impresión de que su presencia me afectaba, bueno tal vez si me afectaba pero no como antes. Antes se encendían un millar de fuegos artificiales en mi interior, ahora apenas sí se encendía un fósforo. O eso es lo que yo misma me obligaba a pensar. Y estaba mejor así.

Comencé a buscar cualquier cosa en los cajones de abajo, para que el fuera el primero en irse, pero seguía ahí de pie, moviendo su vaso de lado a lado. Pensé que tal vez el pensaba lo mismo que yo, no importaba no me movería si él no lo hacía primero.

-_________, yo...
-¿Mi amor? -Gritaron desde la puerta interrumpiendo a Justin.

Se alejo unos pasos ya que había comenzado a caminar a paso lento hacía mi, con la intención de hablar. Pero gracias a Dios hubo una interrupción y me ahorraron este momento que he tratado de esquivar durante todos estos años.

Me había ido a vivir a Ottawa por un tiempo, porque todo aquí en Stratford me hacia sentir mal.
Hasta que lo encontré, al chico al que debí de querer desde un principio, a ese que rechace una vez. Y todo cambio para bien, me casé, regresamos a Stratford, compramos una casa, y tuvimos un hermoso niño castaño.

As Long As You Love Me [Justin Bieber Y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora