❝ Oh Sehun es un adolescente con una gran vida. Atractivo, inteligente, de clase acomodada y familia tipo, con numerosos amigos y una adorable novia. Sin grandes problemas en su día a día más que algún que otro asunto cotidiano.
... Siempre que igno...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El último día de clases antes de las vacaciones de invierno, como cada año, se llevó a cabo a media mañana una pequeña y sencilla ceremonia en el gimnasio. Siguiendo la costumbre, los directivos y profesores saludaron a los alumnos de todos los grados y les desearon felices fiestas; agregando de vez en cuando que no debían dejar de estudiar solo porque no volvieran a clases hasta febrero, provocando un coro de abucheos de la masa de adolescentes uniformados.
Sehun estaba sentado en las gradas, lugar que correspondía a su grado, dormitando en medio de Jongin y Chanyeol, quienes jugaban la quinta partida de piedra papel o tijera encima suyo. Dos escalones más abajo, se encontraba Luhan junto a Yeonjoo y Baekhyun, conversando en voz baja. Sehun se estiró, bostezando, y oró porque la despedida de año no se extendiera mucho más. Estaba cansado ya de estar presionado por el par de estúpidos de sus amigos que parecían verlo como una mesa de juegos, y quería pasar el resto del día junto a sus hyungs, a quienes no vería más en la escuela porque aquel era el último día de bachillerato para los de tercer año.
Se pasó una mano por la cara y movió la vista del escenario donde se mantenían sus profesores, hasta el montón de filas de sillas organizadas en medio del gimnasio. Se detuvo en el sector de los estudiantes de primer año, fijando la mirada en un par de ojos que lo miraban de vuelta, la expresión del dueño luciendo poco afectada por haber sido atrapado mirándolo. Sehun encontró el rostro vagamente familiar, pero esa era la reacción que tenía con casi todos los alumnos de su escuela. La mayoría eran conocidos que saludó alguna que otra vez al pasar.
Sin embargo, este no era el caso ahora. Cuando el chico de cabello tan negro como la tinta torció los labios en una sonrisa divertida, Sehun sintió un escalofrío y lo reconoció al instante. Era él. Era el tipo que los había visto -a él y a Luhan-, tonteando detrás de la escuela. Después de todo ese tiempo buscándolo sin éxito y teniendo nuevos problemas con los que lidiar, había dejado de pensarlo, casi olvidándolo. Pero ahí estaba.
El pelinegro apartó la mirada y se puso de pie, acomodándose el cuello de la camisa mientras caminaba hacia el fondo del gimnasio con deliberada parsimonia. Sehun lo siguió con la vista hasta que desapareció detrás de las puertas dobles de los cambiadores, y entonces abofeteó los brazos de Chanyeol y Jongin, que ahora jugaban unas pulseadas encima de su regazo.
―Voy al baño ―informó.
―Ugh, ¿por qué tan apurado? ―jadeó Jongin cuando Sehun lo empujó contra el asiento para acceder a las escaleras. En un susurro poco discreto, le dijo a Chanyeol―: ¡Sehun tiene colitis!
