Capítulo 5

3.6K 468 108
                                    

- Aún con el maquillaje corrido te ves hermosa -me dice casi en un susurro y examina mi rostro, que vergüenza, estaré luciendo igual que un mapache.

Se acerca muy despacio a mis labios, y queda a menos de un centímetro de ellos, puedo sentir su aliento fresco, siento sus manos rodear mi cintura, con suavidad me acerca más a él, me preparo mentalmente para éste momento, ¿dejo que me bese? Maldición, es tarde para decir ésto ahora.

De pronto, sonríe con malicia y se retira de mi cercanía, se aleja de mi y va hacia la ventana. ¿Qué fue eso? 

- ¿Crees que no lo he notado? -me pregunta mirando hacia la ventana y yo me quedo sorprendida por su pregunta y a la vez por su cambio repentino de actitud.

- ¿Disculpa? -es todo lo que soy capaz de decir.

- Me observas. Siempre lo haces. -me dice, y se voltea a mirarme, su rostro luce divertido. Le gusta ésto de burlarse de mi, pero no es eso lo que me hace abrir como platos los ojos, y temblar de vergüenza por dentro, ¿a caso no he sido sutil al observarlo? Claro que lo he sido.

- No puedo comprender de qué hablas -le digo fingiendo confusión. Me ha pillado. En éstos momentos quisiera que la tierra me trague.

- ¿Por qué lo haces? -me pregunta simplemente y me doy cuenta que no tengo escapatoria, pongo los ojos en blanco y suspiro frustrada.

- Eres... extraño, y diferente -le digo mirando por todas partes menos a él. Se acerca de nuevo a mi y me empiezo a acelerar, ¿por qué demonios no deja de hacer ésto? Me tortura, no sé como controlarlo.

- Tú no lo notas, pero también lo hago -me dice y me asombro debido a sus palabras. ¿También me observa? Quiero reír de la emoción pero no lo hago, me mantengo tan seria como sea posible.

- ¿Me observas? -le pregunto

- Si, y disfruto cuándo nuestras miradas se cruzan, aunque solo sean unos segundos -me responde, muerde sus labios, y niega con la cabeza.- Jade... -dice mi nombre en un susurro, siento que me derrito, suena tan bien en sus labios.

- Creía que no eras de venir a fiestas -le digo y voy hacia la cama a sentarme, éstos zapatos están matando a mis pies.

- Ésta es mi casa -me dice levantando una ceja, y yo lo miro con la boca ligeramente abierta, de verdad no esperaba esa respuesta. ¿ésta mansión es su casa? ¿es un narcotraficante? 

- Y... ¿Tus padres como permiten ésto? -le pregunto soltando una risa sarcástica, no puedo comprender ésto.

- No tengo padres, murieron hace un año -me dice muy serio, y me avergüenzo por mi pregunta.

- Lo lamento, no quería...

- ¿Y tú a qué viniste? -me pregunta secamente, un puñal. 

- Solo acompañaba a una amiga, es todo. -le contesto, y empiezo a sacarme éstos molestos zapatos.

- Puedes recostarte si quieres, ésto durará un rato más, y aquí estarás segura, nadie entra aquí. 

- ¿Por qué no? -pregunto curiosa, y ahora que lo pienso no me fijé en la habitación imponente que se abría ante nosotros.

- Es mi habitación. Estaba aquí toda la noche, cuándo decidí ir a revisar a fuera, olvidé cerrarla con llave.

Su habitación, vaya, podría ser mi casa solo ésta habitación, y recorro la vista por todo el cuarto. 

La cama es de cuero negro, y hay sábanas de seda negras encima, recorro mis manos por la suave sábana, dos mesas a cada lado de la cama, una lámpara en cada una reposa sobre ellas, las paredes son de tápiz color beige, hay una repisa grande en un lugar donde hay muchos libros, una enorme televisión, su placard, el cuarto de baño, un escritorio, un equipo de sonido, y bajo mis pies, una suave alfombra de terciopelo negro, y en el medio de la habitación una lámpara de araña. Estrafalario.

- Eres observadora -dice y me saca de mis pensamientos. Recuesto la mitad de mi cuerpo en la cama, estoy muy cansada, y lo veo venir, también se recuesta en la cama, y mira el techo, deja escapar un largo suspiro, y me doy cuenta que lo estoy observando, ésto no es sutil, así que desvío la vista hacia el techo también, que extraño es todo ésto.

Hace unas horas dije que no dejaría pasar ésta noche sin hablar con él, y aquí estoy, acostada en una cama con él a lado, a una distancia prudencial, pero a lado.

- ¿Por que haces una fiesta, entonces? -decido preguntar y romper el silencio.

- Éste desperdicio necesita ser ocupada, y no tengo problema con ello -me dice mirando al techo. Me siento mal por sus padres, él se encuentra solo en realidad, él solo en ésta enorme casa.- Pero no soy de fiestas -me dice en tono serio.

- Ya veo... Solo me da curiosidad cuán presto estabas a besar a Cristy - le digo fríamente y de pronto me arrepiento de haber dicho tal cosa, quiero darme una cachetada. Oigo su risa, lo miro, y tiene una sonrisa enorme en el rostro, mostrando sus dientes perfectos, es tan hermoso cuándo sonríe de esa manera, pero ¿de que demonios se ríe?

- ¿Estás celosa? -me dice girando todo su cuerpo hacia mi, sostiene su cabeza  con una mano y me mira divertido. Nunca lo había visto así, lo que me divierte también.

- ¡No, claro que no! No tengo por qué sentir celos -le digo de una forma muy obvia, pero en realidad si siento celos, es frustrante.

- Eres tan mala mintiendo -me dice sonriendo de nuevo- No lo haré de nuevo, entonces -añade despreocupado y me sorprendo.

- Tú puedes hacer lo que quieras, no soy nadie para ti -le digo algo dolida por mis propias palabras y me levanto, pero él toma mi mano con fuerza, lo estira hasta que me deja acostada en la cama nuevamente, se sube a horcajadas sobre mi, toma mis manos y lo sube sobre mi cabeza, de nuevo nuestras miradas se juntan, respiro agitada, mi pulso se acelera, odio cuándo provoca éstos sentimientos en mi. Con una mano sujeta las mías, y su otra mano se dirige lentamente hacia el lado de mi corazón, sin despegar sus ojos de mi.

- Siempre fuiste todo para mi -me dice muy serio y no puedo creer lo que escucho. Así como él lo ha sido todo para mi, él confirma que yo lo he sido todo para él.



La virtud de la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora