Capítulo 40

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Hoy le toca venir a Aby. He pedido pizza, he comprado refrescos, he buscados buenas películas de terror, y aunque sabía que Aby no podría dormir después de éstas películas, habíamos llegado a un acuerdo, cuándo yo iba a su casa veríamos lo que ella quisiera, y cuándo ella tendría que venir a mi casa, veríamos lo que yo quisiera. Si, soy buena negociadora, lo sé.

Mis padres habían salido a cenar, no trabajaban hoy, así que se tomaron el día para fortalecer su vínculo entre ellos. De alguna forma me alegraba saber lo bien que estaban las cosas entre mis padres, a pesar de todo.

Mi móvil empezó a sonar, haciéndome dar un respingo, estaba acomodando mi corta y nueva melena, me había dado cuenta al pasar los días, que era más cómodo el cabello corto. Y más fácil de manejar.

- Qué -contesto la llamada, mientras sigo arreglando mi cabello.

- Tuve un... pequeño inconveniente. -me dice en un tono frustrado y yo dejo de peinarme. 

- ¿Vendrás, cierto? -le pregunto preocupada.

- Si, estaré allí. Es que Max se aventó por las escaleras, y se ha roto la nariz, tengo que llevarlo al hospital. -me responde y puedo asegurar que ponía los ojos en blanco al contarme lo descuidado que era su hermano.

- Bien, tómate tu tiempo, te estaré esperando. -le respondo.

- Te veo luego -Aby corta la llamada y dejo el celular en la mesa de noche. 

Tenía puesto mi pijama, pantalones cortos, y una blusa gigante. Éstas blusas eran cómodas porque las podía usar sin sujetador y no se notaba. Me costaba reconocer mi nuevo reflejo, el corte me ha cambiado mucho, pero me veo bien, mejor de lo que esperaba.

Diez minutos después de la llamada de Aby, oigo sonar el timbre. Frunzo el ceño extrañada, Aby volvió rápido, muy rápido la verdad. Bajo las escaleras y corro hacia la puerta.

- Llegaste rápi... -empiezo a decir con una sonrisa, abriendo la puerta. Pero mi voz y mi sonrisa desaparecen al ver quién había tocado el timbre.

- ¿Me esperabas? -me pregunta Tyler, con una sonrisa de lado. 

Jade, la baba. LA BABA IDIOTA, se te cae la baba.

Lleva un pantalón negro, camisa blanca con los dos botones superiores desprendidos, zapatos negros, su cabello alborotado y esos ojos llenos de obscuridad con su brillo particular.

- ¿Qué haces aquí? -le pregunto después de asimilar su presencia en mi puerta.

- Me gustaría poder hablar contigo -me dice dando un pequeño asentimiento. 

- Lo has dejado claro. No tenemos nada de que hablar. -le respondo secamente, y cierro la puerta y cuándo me volteo para regresar a mi habitación, encuentro a Tyler dentro, ¿cómo demonios hizo eso? Él me toma de las muñecas antes de que yo pudiera decir o hacer nada, me encierra contra la puerta, dejando su cuerpo totalmente pegado al mío y su rostro a unos pocos centímetros.

- No me hagas ésto -le ruego intentando contener las lágrimas.- Me costó tanto superar tu ausencia -añado, y una lágrima rebelde escapa de mis ojos. Maldita sea.

Su respiración es agitada, sus ojos clavados en los míos, sus labios tan cerca de los míos. Ese sentimiento antiguo vuelve a renacer en mi interior, quisiera odiarlo por aparecer de la nada, por hacer conmigo lo que se le venga en gana, por aparecer y desaparecer cuándo se le antoje, pero no podía odiarlo, lo amaba tanto a pesar de haberme abandonado, él me seguía gustando.

- Jade... Perdóname -apoya su frente contra la mía  y cierra los ojos con fuerza, su ceño fruncido, y apretando mis muñecas con fuerza.

- No funciona de esa forma, Tyler. -le digo sintiendo mis lágrimas secas en mis mejillas. En un acto brusco, me libero de su agarre y me alejo de él.- No puedes dejarme durante tanto tiempo, y volver cuándo se te dé la gana, fingiendo que no ha pasado nada. -añado mientras observo su rostro, nunca lo había visto tan atractivo, tan deseable, y con esa expresión de puro arrepentimiento y sufrimiento que expresaba su rostro, solo quería lanzarme a sus brazos y presionar mis labios con los de él. Eso si contar cuánto lo echaba de menos.

La virtud de la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora