Capítulo 47

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- ¿Lista? -me pregunta poniendo una mano sobre mi muslo, miro su mano y luego a su sexy rostro, tiene una ceja enarcada, una sonrisa pícara en sus labios y sus ojos negros brillan de la emoción.

- Lista. -le respondo dejando escapar una pequeña risa, él muerde sus labios y sonríe, pone sus manos en el volante y enciende el motor del auto. 

La celebración de nuestra boda había acabado, desde dentro del auto podíamos ver a los invitados despidiéndose de nosotros, sus sonrisas deslumbrantes, sus manos agitándose en señal de despedida, eran muchos, y realmente apreciaban a Tyler, lo podía sentir, lo podía notar.

Fue la noche más hermosa de mi vida, jamás imaginé que podría llegar hasta aquí, recuerdo el odio que tenía hacia todos los chicos, pero Tyler siempre fue una excepción, siempre fue mi excepción. Todo fue tan inesperado e inimaginable, todo avanzó de manera extraordinaria, sin darme cuenta ya estoy dirigiéndome hacia mi luna de miel... 

Oh, si, luna de miel. Oye, Jade, ¿que tan dulce crees que es la luna? 

Niego con la cabeza ante el comentario de mi subconsciente, pero si, estaba empezando a ponerme nerviosa. Dirijo mi mirada hacia Tyler, quién está muy concentrado en la carretera y en silencio, se veía tan hermoso, siempre se veía hermoso. 

Habíamos dejado el palacio y a toda la gente atrás, y ya nos encontrábamos a unas horas de nuestro destino. La boda fue de ensueño, con el hombre de mis sueños, y... ¡todo fue un sueño! Un sueño muy real. Tyler lleva una camisa azul oscuro con los dos botones superiores desprendidos, un pantalón de vestir negro, su cabello ahora estaba alborotado, me pregunto si habrá algún momento donde no se vea tan sexy. Yo llevaba un vestido corto de color beige, gracias al cielo pude cambiarme aquel vestido, era celestialmente hermoso pero casi no lograba respirar con el. 

- ¿Puedes creerlo? -me pregunta de repente, yo dejo de mirar por la ventana, escapando de mis propios pensamientos.

- Aún lo estoy asimilando -le respondo riendo y él me acompaña con risas.

- Lucías irreal, creí que todo era un sueño. Estabas hermosa. -me dice de una forma acelerada.- Estás hermosa... ¡Siempre lo estás, demonios! -añade algo exasperado, como si le enojara lo que estaba diciendo. Que adorable se veía.

- Si supieras lo deseable que siempre estás tú -le digo mordiendo mi labio inferior, Tyler aparta la mirada de la carretera y me mira con una expresión cargada de deseo. 

Maldición, Jade. Aguanta un poco, mujer.

Puedo notar que mira mis labios, luego traga saliva y vuelve a concentrarse en el camino. Sonrío para mis adentros, satisfecha con su reacción, mi subconsciente y yo nos chocamos los cinco.
Aún era de noche, miro el reloj de pulsera de Tyler y veo que son las 2:30 a.m, estaba ansiosa por llegar.

Comienzo a darme cuenta que no conozco el camino, y tampoco sabía donde estábamos. La luna llena brillaba, se veía hermosa, el viento estaba fresco y agradable, y podía escuchar a los grillos al pasar. Comencé a notar que no había urbanidad, el único automóvil en la carretera era el nuestro, no había casas ni edificios, solo habían grandes y altos árboles que se extendían a los lados de la carretera, parecía una carretera en medio de un bosque misterioso, todo estaba obscuro excepto por la luz que prestaba la luna, todo lo volvía más romántico... 

- ¿Dónde estamos exactamente? 

- Es el bosque Natanael, estamos en uno de los lugares más hermosos del mundo sobrenatural, en la mañana se puede apreciar mejor la belleza, es sumamente sereno y seguro -me explica con una sonrisa, le sonrío y vuelvo a mirar por la ventana.

De pronto escucho el sonido de algún arroyo, el agua corría tranquila y su sonido era relajante. Tyler dobla en una curva y el sonido del arroyo era cada vez más cercano, hasta que unos minutos después nos estacionamos frente a una majestuosa mansión, se veía muy moderna y como siempre la palabra ''lujosa'' no podía faltar en la descripción. Tyler baja del auto, me abre la puerta y me ofrece su mano, yo le sonrío y tomo su mano, él entrelaza sus dedos con los míos y nos dirigimos al interior de la mansión. Ésta tenía grandes ventanales de cristal, todo estaba pintado en color blanco y algunos detalles eran de color celeste, me di cuenta que el arroyo circulaba a un lado de la casa, estaba maravillada. Cuándo Tyler abre la puerta, me sorprendo sobremanera cuándo me toma en sus brazos y me carga para cruzar el umbral, ambos estallamos en risas y con cuidado me baja nuevamente. 

- ¿Es totalmente necesario? -le pregunto dejando un beso en sus labios.

- Soy muy tradicional -me responde besándome de nuevo.

Una vez adentro, todo resulta más impresionante, toda la casa tenía una alfombra delicada de color bordó combinada con beige, las paredes de color blanco y las luces brindaban una luz tenue de color naranja. Había grandes cuadros de hermosas pinturas, que hacían del interior un lugar acogedor. 

Tyler se coloca frente de mi y levanta mi mentón con su dedo, enarca una ceja y esboza una pequeña sonrisa.

- ¿Quieres refrescarte? -me pregunta con su voz ronca y sensual.

- Buena idea -le respondo totalmente embobada.

- La habitación está subiendo aquella escalera, subiré enseguida -me dice besando mi mejilla y se aparta de mi, veo que se dirige a una elegante cocina y yo me deshago de éstos tacones y subo rápidamente las escaleras.

Wow. Wow. Wow. 

Ésta habitación es hermosa. Lo primero que percata mi tacto es la suave alfombra beige, acaricio la alfombra con mi pie y sonrío, toda la luz que alumbraba la habitación provenía de las lámparas que descansaban en las mesas de noche que yacían a cada lado de la cama, una mesa de madera fina que parecía ser un escritorio, un jarrón de cristal encima y mis flores favoritas: tulipanes rojos. Un enorme cuadro donde luce la pintura de la Monalisa, un enorme ventanal y un par de sillones de cuero negro, me percato que el cuarto de baño se encuentra en una esquina de la habitación.

- Hola -me susurra Tyler y toda la piel se eriza. Estaba tan concentrada admirando la habitación que no lo había oído entrar. Me abraza por detrás y yo sonrío totalmente complacida.

- Hola -le respondo en el mismo susurro

- ¿Necesitas ayuda con ésto? -me pregunta bajando el cierre de mi vestido y cualquier rastro de sonrisa desparece de mi rostro, todos mis nervios y euforia estaban siendo reemplazados por la adrenalina y por la pasión. 

La virtud de la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora