Capítulo 33

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Había caído la noche, todo estaba oscuro fuera del hotel, solo se escuchaban las olas del mar, y podía sentir el viento fresco que rozaba mi piel, Aby y yo, íbamos hacia la fiesta que leímos que habría ésta noche, nos preguntábamos dónde específicamente era ésta fiesta, pudimos localizarla gracias a  los griteríos, las luces, la música, la gente, oh, y por supuesto aquella gran fogata que era la que más brindaba su luz,era el único punto de luz en medio de una playa oscura, se veía una fiesta moderada, de las típicas fiestas con fogata en la playa, era de película, y estaba algo nerviosa, me preocupaba que tanto podría controlar mi deseo hacia la sangre entre tantas personas eufóricas. 

Aby tenía un vestido holgado que le llegaba sobre las rodillas, le sentaba bien el color celeste, su cabello recogido en un rodete, se veía sencilla y muy bonita, yo traía puesto un short de jean y una camiseta, traía el cabello suelto, ambas estábamos descalzas con nuestras zandalias en las manos, nos gustaba mucho sentir la arena seca y fresca.

- Hoy quiero emborracharme -empezó a hablar Aby

- Claro, luego tendré que traer tu trasero hasta el hotel. Genial. -le digo en tono sarcástico

- No seas amargada, y tú me acompañarás en la borrachera -me dice tomándome del brazo, y comienza a reír.

Hemos llegado, y la mayoría estaban bailando, refregando el cuerpo contra otro, otras personas estaban con grandes sonrisas en el rostro y un vaso lleno de alcohol en sus manos, sentadas en la arena,  soltando alguno que otro chisme. En realidad no tenía idea de qué demonios hacer ahora, pero esa idea se esfumo cuándo Aby me tomo de la mano y me llevó hasta un mini bar, donde se servían las bebidas, tomamos asiento en los taburetes, y Aby habló al bar-man, el hombre era muy guapo, tenía el cuerpo ejercitado y no llevaba camiseta, la piel bronceada, el cabello un poco largo y rubio, una sonrisa perfecta y blanca que lo hacía lucir bastante atractivo, tenía los ojos ligeramente estirados. Él miraba directamente al escote de Aby, y sentía que me envolvían los celos y las ganas de matarlo. Nadie mira así a mi amiga. 

Aclaré la garganta y el chico puso su atención en mi, y su sonrisa picarona desapareció.

- Queremos vodka -le dije en tono áspero. Se dio la vuelta a preparar nuestras bebidas y luego de un momento, puso los tragos sobre la barra. Aby me miraba con una sonrisa cómplice, podía entender por su mirada que me agradecía que haya puesto en su lugar a éste baboso calienta bragas. 

Hemos pasado quince minutos tomando vodka y ya vamos por la mitad de otra botella, Aby ya estaba diciendo estupideces más de lo normal, y por supuesto reía a carcajadas más de lo normal, era obvio que ya estaba ebria, creo que he tomado más tragos que ella y no logro embriagarme, jamás había tomado alcohol, era la primera vez, y era frustrante que no lograra tener efecto alguno sobre mi, inmediatamente culpe a la inmortalidad, culpé al hecho de ser ahora un vampiro, nos regenerábamos demasiado rápido, lo que evitaba que el alcohol pudiera exponer sus efectos en mi organismo.

- Ni el alcohol te quiere -me dijo Aby arrastrando las palabras y emitiendo otra carcajada. Me causaba gracia verla así, era más graciosa de lo normal. 

 - ¡JADE! -oigo mi nombre desde algún punto de la fiesta.- ¡AQUÍ! -vuelvo a oír la voz que me había llamado. Cuándo encuentro de dónde proviene la voz, me sorprendo en extremo, es una prima lejana, en mi antigua residencia, era la única con quien hablaba, nos llevábamos bien, hace un largo tiempo que no la veía, lo que hace que me ponga feliz de verla.

- Vendré enseguida, no te muevas de aquí -le digo a Aby en tono serio. Ella simplemente se ríe y acaricia mi rostro y con un dedo toca mi ojo derecho.

- Bonitos ojos -me dice y vuelve a reír. 

- Aby -le digo zarandeándola- Ya vuelvo, ¿de acuerdo? No te muevas -vuelvo a hablarle y rápidamente corro hacia Jessica, ella abre sus brazos y yo entro en ellos, dándole un fuerte abrazo.

- ¿Cómo has estado? -me pregunta con ánimo y una gran sonrisa

- ¡Bien! No te he visto en mucho tiempo. ¿Qué haces por aquí? -le pregunto separándome de ella y colocando mi cabello detrás de las orejas.

- Quería cambiar de ambiente, ya sabes... Quise tomarme unas vacaciones -me responde dejando escapar una risa- ¿Y tus padres? 

- Siguen vivos y coleando -Jessica estalló en risas y yo encogí los hombros riendo

- Nunca cambian -me dice negando la cabeza- Espero verlos pronto, dales mi saludo -se acerca, besa mi mejilla y se despide de mi.

- ¡Adiós! -decimos las dos al unisono. Me vuelvo para ir de nuevo al mini bar, con una sonrisa. Fue agradable verla otra vez, era dos años mayor que yo, pero parecía físicamente menor que yo, era gracioso.

Mi sonrisa desaparece cuándo no encuentro a Aby en el taburete. Maldita sea, le dije que no se moviera, pero soy tan idiota, ¿no era obvio que no me haría caso estando tan ebria? Nunca hace caso a mis palabras estando cuerda, y no lo iba hacer ahora mucho menos.

Empiezo a buscarla a los alrededores y no la encuentro, entonces decido meterme entre la gente que estaba bailando, lo que fue un error terrible. Ésta gente estaba sudando, la mayoría llevaba poca ropa, podía aspirar el aroma que emanaba sus cuerpos, y lo único que podía escuchar por encima de la música estruendosa, era el latido de los corazones de todos. Me quedé parada en medio de la gente, la música se escuchaba lejos y todo parecía moverse en cámara lenta, centre mi vista en un hombre de estatura mediana, enfoqué mi vista y solo podía mirar la vena yugular que se tensaba con sus movimientos y sus gritos, solo podía imaginarme lo bien que se sentiría encajar mis dientes y sentir la sangre en mi lengua. Comencé a caminar hacia él, y cuándo estuve en frente del sujeto, me miró con una sonrisa juguetona, me tomó de la cintura, y me apretó contra su cuerpo, haciéndome bailar al ritmo de la música, era uno de los muchos hombres que no llevaban camiseta, y que tenía el abdomen bien marcado, podía sentir el calor de su cuerpo, podía oír perfectamente sus latidos y la sangre bombeando y circulando por sus venas, dejé que cayera en mi juego, haciéndome bailar, y cuándo me torturé lo suficiente deseando morderlo, decidí que era momento de sentir su sangre bajando por mi garganta. 

Sentí mis colmillos salir, y cuándo estuve a unos centímetros de morder su yugular, en mi campo de visión apareció la imagen de un hombre forcejeando a una mujer, enfoqué mejor mi visión y resultó ser Aby aquella mujer, el hombre estaba tratando de propasarse con ella. Miré el cuello del sujeto que tenía conmigo, y quería dejar a Aby solo para continuar y poder terminar mi juego. Cerré con fuerza mis ojos, y empujé al hombre que estaba por morder, lo empujé con tanta fuerza que lo eché al suelo, arrastrándose a dos metros de mi, saqué con dificultad mi atención de él. 

Utilicé mi velocidad para llegar en menos de un segundo hasta Aby, se encontraba a una distancia larga de donde yo me encontraba.

- Suéltala -le  ordené al hombre que tenía a Aby. Él la sujetaba con fuerza de los brazos, las tiras de su vestido estaban caídos. El sujeto me miró y empezó a formarse una sonrisa en su rostro, pero yo mantenía mi rostro firme y serio.

- ¿Y tú qué te crees muñeca? No es asunto tuyo, lárgate -me dijo para luego seguir poniendo su asquerosa lengua sobre Aby, ella solo gritaba y trataba de librarse de su agarre.

En un momento de adrenalina y furia absoluta, tomé el brazo del hombre y lo hice girar hacia mi, agarré  su cuello con fuerza, hice que se arrodillara ante mi, sus ojos empezaban a quedar en blanco y su respiración se estaba cortando, solté su cuello dejándolo respirar, y otra vez pude escuchar con perfecta claridad el latido de su corazón acelerándose y tratando de reponer el oxígeno perdido, la tentación era demasiado, era como un orgasmo interrumpido, no pude soportarlo, saqué mis colmillos, levante al hombre a mi altura, dejando sus piernas flexionadas, y encajé mis colmillos en su cuello.

Lo único que pude escuchar fue el grito de Aby, pero no me importaba. 


La virtud de la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora