Capítulo 31

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Jade

  Estamos en el jardín del palacio, disfrutando de un rico desayuno, hace un día soleado, bastante agradable. Kate y Spencer se fueron a casa de Tyler nuevamente, después del evento, quería ir con ellos, pero mis ganas de estar un poco más con él, era más fuerte.  

- Me gustaría ir junto a Aby y mis padres, deben estar preocupados.  -empiezo a hablarle. Tyler detiene su taza de café justo a unos centímetros de su boca, y sus ojos negros penetran mis ojos. 

¿Dije algo malo acaso? 

- ¿Te irás? -me pregunta bajando su taza, prestándome toda su atención. 

- Deseo hacerlo. ¿Tú tienes que quedarte aquí siempre? -le pregunto haciendo una mueca. Sería aburrido y estresante estar aquí todo el tiempo. Y yo no podía estar aquí con él. Ésta no era mi vida.

- Debería estar aquí el mayor tiempo posible. -me dice asintiendo.- Pero de vez en cuándo puedo ir a mi casa. 

- Yo debería ir a casa. Ahí está mi vida. -le digo en tono amable, él junta sus cejas.

- De acuerdo. Te visitaré  tan a menudo como pueda. -me dice mirándome fijamente.

- ¿Así serán las cosas ahora? -le pregunto. Me duele tener que dejarlo para después solo verlo de vez en cuándo. 

- Tengo nuevas responsabilidades, y todo lo hago por ti, Jade. Estás empezando una nueva etapa, quiero que la empieces bien. No quiero que seas parte de un mundo indigno. -me dice y en su tono hay firmeza.

- Lo entiendo. Solo... espero verte pronto. -le digo y trato de contener las lágrimas. Que sensible.

- Nos veremos pronto. No te preocupes. -me dice tomando mis manos y dándome una sonrisa.

(...)

Por todo el camino estuve bebiendo sangre de éstas bolsas, me siento absolutamente extraña, pero jamás pensé que diría que ésto era mejor que todo lo que he probado en mi vida, tenía que saciar mi sed antes de ver a mi mejor amiga ya  mis padres.

Tenía que lidiar con los ruidos, ya que podía escuchar muchas cosas aún estando lejos, Tyler dijo que podía controlar mis sentidos, y agudizarlos solo cuándo fuera necesario, me dijo como hacerlo, así que ahora estoy intentando tenerlo bajo control. He conseguido fácilmente controlar el zoom de mi visión, y es magnifico, ya que puedo ver en la obscuridad, ésto de ser vampiro tiene sus ventajas.

Estaba muy nerviosa, considerando que mis emociones se amplificaron después del cambio, mis manos estaban sudorosas, pues estaba en frente de la casa de Aby. Toqué un par de veces el timbre, y salió a recibirme el hermano pequeño de Aby, eran dos gotas de agua.

- ¡Hey! Hola Max, ¿se encuentra Aby? -le pregunto con una gran sonrisa, él asiente con entusiasmo devolviéndome la sonrisa. Me dispongo a entrar al interior, pero algo sucede: no puedo ingresar a la casa. Maldición, lo había olvidado, necesito ser invitada. 

- Max, ¿pued... -empiezo a decir pero Max ya no estaba, lo vi subiendo las escaleras. Era costumbre que yo entrara sin más, y corriera a la habitación de Aby, pero... ¿que haría ahora? 

Piensa, piensa, piensa.

Saco mi teléfono, y marco el número de Aby, ella contesta al tercer tono.

- ¿Jade? 

- Sal a fuera pequeña. -le digo sonriendo. Ella corta la llamada, y de inmediato puedo escuchar como baja las escaleras. En cuánto me ve, sus ojos se abren como platos y corre hacia mi, sale de su casa y me abraza. 

- ¿ESTÁS MEJOR? ¿TE ENCUENTRAS BIEN? -me pregunta con su voz chillona. No pensé decir ésto, pero extrañaba escucharla. Ella estaba muy emocionada, podía... escucharlo. Su corazón latía muy fuerte, podía escuchar a su corazón latir. Madre mía.

- Estoy mucho mejor, ¿no lo ves? -le digo subiendo las cejas.

- Vaya, si, te ves... diferente. -me dice haciendo una mueca, yo trago saliva, espero no me descubra.

- Solo me has extrañado, es todo -le digo poniendo cara de suficiencia. Ella pone los ojos en blanco y vuelve a abrazarme.

- ¿ESO QUIERE DECIR QUE PODREMOS IR A LA PLAYA? Aún tenemos tiempo. -me responde con un entusiasmo exagerado. Pero la idea me entusiasmaba igual que a ella.

- ¡CLARO! ¿Cuándo salimos? -le pregunto con una gran sonrisa.

- ¿Mañana? 

- Es perfecto. 

- ¡GENIAL! Tengo que ponerte al día -me dice, luego se voltea para entrar a su casa. 

No, no, no, no me dejes.

- Ven, Jade, no te quedes ahí. ¡PASA!

Uff, menos mal. 

Rápidamente ingreso a la casa, y voy detras de ella. Tenía una nueva oportunidad. No la iba desaprovechar.

La virtud de la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora