Capítulo 35

1.9K 237 58
                                    

Me había encargado de aquel hombre, si, había ido por él, le di de mi sangre para que sanara los agujeros que perforé en su cuello,  y le obligué a olvidar lo que ocurrió, todos los vampiros teníamos ese poder de manipular los recuerdos de un humano, de todos modos desearía matarlo por todo lo que hizo pasar a Aby. Pero desde luego, no volveré a hacer algo como aquello.

Habían pasado dos días desde aquel incidente, y aunque a Aby aún le cuesta asimilar todo ésto y no deja de hacerme preguntas, he tratado de ser paciente con ella, también estuve como ella cuándo descubrí lo de Tyler. Aby ya tenía un bonito bronceado, debido a los días que tomaba sol en la playa, la hacía lucir atractiva, en cambio yo, me había llenado de protector solar, y no cogí color. 

Ambas estábamos en un lugar donde vendían refrescos y algunos bocados, estábamos descansando de tanto sol y mar, pero no nos aburría la playa, era lo máximo, además... quién sabe cuándo volveré. Ya se estaba haciendo oscuro, nos divertíamos tanto compartiendo éstos momentos juntas que no nos habíamos dado cuenta, miré la hora y eran las 8:35 p.m.

- Creo que debemos irnos -le dije a Aby que estaba saboreando su jugo de durazno.

- Si, espera voy a terminar ésto... -me dijo alzando su dedo índice y haciendo ese ruido con la pajita cuándo termina el jugo.

Yo puse los ojos en blanco, y negué la cabeza con una sonrisa. Aby se levanta, y yo lo hago también, me dirijo hacia la salida del local, pero me detengo cuándo escucho a un hombre.

- ¡Señorita! -grita el hombre, Aby y yo nos giramos a ver. Él estaba llamando a Aby, tenía su billetera en su mano, y Aby corrió a traerla. La tarada había olvidado su billetera, que honesto y amable por parte del joven y apuesto hombre, debería tener mi edad, era alto, buen físico, cabello castaño y corte varonil, y el color de su piel tenía un bronceado perfecto. 

- ¡Oh, gracias! Que amable... -escuché decir a Aby.- Bueno, debo... debo irme -dijo de nuevo, y si no la conociera bien, ya estaba enamorada. Es tan idiota.

- ¿Puedo acompañarlas? Se ha hecho oscuro y es peligroso. -dijo el hombre con su voz grave y ronca. Aby me miró y yo contuve las ganas de rodar mis ojos de forma épica. No lo sé... ¿y si quería violarnos y solo estaba dando una buena apariencia? De todos modos podré matarlo.

Dijimos que no lo volverías a intentar, Jade.

Oh, si. Que haría yo sin mi conciencia.

- Si, puedes -dijo Aby con una sonrisa y sus mejillas se tornaban rojas. No pude evitarlo y rodé los ojos.

Maldita sea, contrólate más, mujer.

Yo comencé a caminar de nuevo y éstos dos se quedaron atrás de mi. Todo el camino comenzaron a intercambiar preguntas... ''¿de dónde eres?, ¿qué edad tienes?, ¿qué estudias?...'' bla bla.

- Gracias por acompañarnos, Steven. -le dijo Aby, al sujeto, mientras yo ingresaba al hotel. Miré sobre mi hombro, y vi que ambos se despedían con un beso en la mejilla. 

Wo, wo, más lento.

Aby llegó corriendo hasta mi, enganchó su brazo con el mío, tenía uuna sonrisa gigantesca y todo su rostro estaba sonrojado.

- Creo que tengo que entrenar tus sentimientos -le digo subiendo las cejas y mirando al suelo.

- Y a ti alguien tiene que entrenarte para que no me comas.

Auch.

- Sabes que no haría eso, Aby. -le digo mirándola con el ceño fruncido. 

- Lo sé, solo estábamos bromeando... -me dice y su sonrisa se desvanece poco a poco.

- Bien. -le respondo, y abro la puerta de nuestra habitación. 

Me lanzo a la cama, y cierro los ojos. Extraño a Tyler, ¿me extrañará también? Quiero verlo. 


(...)

- Aby, tienes que dejar de hablar del chico, estoy harta. -le digo exasperada, masajeando mi ciene, y cerrando los ojos con fuerza. En serio, habían pasado dos días desde que conoció a ese chico y no deja de hablar de él, se habían encontrado unas... no lo sé, cinco veces, y ella está loca por él, pero a decir verdad, Steven también estaba loco por ella, incluso mucho más. 

- Eres una mala amiga, tienes la obligación de escucharme.

- Estás enamorada 

- No, no lo estoy -me responde cruzando los brazos y yo la miro con cara de pocos amigos.

- Si, no me digas. Y yo soy una vampira... - Bueno, si lo era, pero el punto es que Aby no admitía estar enamorada de Steven y no dejaba de hablar de él.

- Deja de ser estúpida, no estoy enamorada, solo... Me gusta, y eso no es lo mismo. -me dice juntando sus cejas.

Eran las 1:46 p.m y a penas había despertado y ya estaba hablándome de él. Es un fastidio. 

- ¿Y a dónde irás? -le pregunto al ver que se pone brillo en los labios y un poco de perfume. Ella me mira y mueve sus cejas de arriba abajo.

- No me lo digas. -le digo bajando de nuevo mi vista al libro que estaba leyendo.

- Si, iré a pasear con él, volveré en un par de horas -me dice, saliendo de la habitación.

Oh.Cielos.Santo. El silencio era orgásmico, echaba tanto de menos que mi cerebro pudiera concentrarse en la lectura de una buena vez. 

Había pasado treinta minutos y ya la echaba de menos. Si, lo sé... ¿quién me entiende? Decídi ponerme unos bikinis negros, tapé mi cuerpo con una toalla, y salí del hotel.

La playa estaba extrañamente vacía, lo que me causó mucho gusto, solo podía escuchar las olas, y el viento. El sol aún estaba alto y me me dirigí a la orilla del mar, comencé a caminar, y la arena estaba húmeda y sentía las mansas olas mojar mis pies, el viento golpeaba mi rostro, y hacía volar mi cabello. Era un momento mágico, sentí que pude encontrarme conmigo misma, estar a solas conmigo en un escenario como éste, no tenía precio.

Me quedé quieta, mirando al horizonte, me abracé a mi misma, y me vino a la mente Tyler. Quisiera que él estuviera justo aquí conmigo, no podía explicar la falta que me hacía.

- Hola -escuché una voz conocida. Si, muy conocida. Me sobresalté un poco al escuchar su voz, no podía creerlo, no podía ser cierto. Me giré para ver, y era Tyler. Corrí hacia él, y lo abracé muy fuerte, él me levantó y empezó a darme pequeñas vueltas.

- ¿Qué haces aquí? -le pregunté con una sonrisa, y algo agitada.

- ¿Cómo se te ocurrió venir sin tu teléfono? Te llamé muchas veces y tuve que averiguar dónde te habías metido. -me responde con el ceño fruncido. Yo hice una mueca.

- Lo siento, debí haberte avisado. -le digo bajando mi mirada al suelo. El toma mi rostro con suavidad, inspecciona mi rostro unos segundos, y lentamente besa mis labios. Primero pequeños besos, y poco a poco el beso se volvía más intenso, sin perder la lentitud. Sentía su lengua chocar con la mía y eso me volvía loca, él tomó mi cintura y me apretó más contra él, puse mis manos sobre su abdomen y cuándo mi tacto sintió su piel desnuda, y sus abdominales perfectamente marcados, me di cuenta que no llevaba camiseta. Bajé mis manos hacia su trasero perfectamente tieso, y pude notar que solo llevaba algo parecido al bóxer, era un short ceñido. 

Madre mía, ya empezaba a sentir calor.

- Te amo -me dice, apoyando su frente contra la mía, cierra sus ojos con fuerza y no puedo evitar sonreír.

- Te ves tan sexy -le digo mordiendo mis labios. No puedo controlarme. 

Bah, y luego criticas a Aby. 

Él levanta una ceja y me mira juguetón.

- Soy tuyo. -me dice besando mi cuello, y eso fue lo que colmó el vaso, mi piel se erizó, y sentí un hormigueo agradable por todas partes.


La virtud de la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora