Capítulo 43

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Tyler

Ella era mejor de lo que pensé. Cuándo la dejé supe que había cometido el error más grave de toda mi existencia, el remordimiento consumía todo mi ser, solo quería volver a tenerla en mis brazos y regar su cuerpo con mis besos, solo quería ser yo quién acariciara su cuerpo, solo quería ser yo quién ocupara su mente, y cuándo decidí volver por ella, tuve miedo... Si, por primera vez tuve miedo, miedo de que no volviera a aceptarme, pero el amor que ella me tenía a pesar de lo idiota que fui, sobrepasó mi entendimiento. Ella era una mujer fuerte, tenía una personalidad dura, ella era valiente. Ella era hermosa. La diferencia entre ''estás'' hermosa y ''eres'' hermosa radica en el ''estás'' del físico, y el ''eres'' del alma, ella era hermosa por dentro y por fuera, irradiaba luz y fuerza, Jade era perfecta, lo era para mi, lo sería para cualquiera, pero ella me consideró digno de su ser.

Avanzaba extremadamente rápido en sus entrenamientos, nunca conocí a un neófito mostrar tanta resistencia y avanzar con tanta rapidez, ella tenía bajo control su sed, y aún trabajaba en su don, pero todo estaba bajo el debido control, y me maravillaba, cada día que pasaba, me enamoraba más de ella, podía ver lo hermosa que era. 

Jade pasea por el jardín del palacio, podía verla en ese vestido clásico de color beige, que le sentaba tan bien, ella se ve tan sensual y atractiva, estaba espiándola, el sol que se ocultaba tranquilamente la alumbraba, la brisa suave hacía que su cabello se suspendiera en el aire, estaba disfrutando del aroma de las rosas del jardín, ella adora las rosas, y ahora que lo pienso, una rosa podría compararse con ella. En ese momento en que ella me descubrió mirándola, en el momento en el que ella posó sus ojos en mi, justo en ese momento sentí que rebosaba el amor que sentía por ella. Me sonrió de forma tímida, y pude notar el brillo en sus ojos, en ese momento sentí que estaba irrevocablemente enamorado de Jade, quería unirme a ella en todo sentido posible. 

Comencé a caminar hacia ella, y pude ver que tragaba saliva, comencé a oír sus pulsaciones, estaba acelerada, me encantaba tener ese efecto en ella. Una vez llegué junto a ella, la tomé de la cintura y la aferré con delicadeza a mi, la tomé con suavidad del cuello, coloqué mi pulgar sobre su garganta y suavemente empujé su cuello hacia atrás, dándome acceso a el. Comencé a besar su cuello, subí mis besos a su rostro, un jadeo escapó de su boca y fue suficiente para volverme completamente loco. Comencé a besar su boca con mucha pasión, la deseaba, quería que fuera mía, en todos los sentidos que pudieran existir. Atrapó mi labio inferior con sus labios, ambos abrimos nuestros ojos y nos miramos fijamente, ella comenzó a sonreír, y fue con esa sonrisa, que tomé una decisión. 

- Eres hermosa -le digo besando su frente

- Estás tan dulce, ¿sucede algo? -me preguntó divertida y yo dejé escapar una pequeña risa.

- Si -le respondí, volviendo a tener mi expresión seria. Su rostro cambió de ser divertida a preocupada.

- Dime -pidió con suavidad y yo sonreí con ternura.

- Estoy enamorado de ti. Estoy loco por ti. -fruncí el ceño a modo de desesperación, el amor que había en mi hacia ella, me hacia perder la cordura. Sus ojos se abrieron como platos, y su boca se abrió ligeramente. 

- Y yo de ti, Tyler -me responde en un susurro.

- ¿Me amas? -le pregunté, desesperado por su respuesta

- Te amo, eres la primera persona a quién amo de ésta forma -me responde muy segura, sin rastro de sonrisa en sus labios.

Todo mi ser se derritió ante sus palabras, la amaba, y nada en el mundo podría cambiarlo. Tomé sus manos, y sin dejar de mirarla, me arrodillé lentamente ante ella, Jade abrió su boca formando una O perfecta, su expresión tan dulce me hizo sonreír.

- ¿Me haría el gran honor de casarse conmigo, señorita? -ella sonrió mostrando todos sus dientes, y sus ojos se estiraron debido a la sonrisa, unas mansas lágrimas comenzaron a escapar de sus bellos ojos y luego de un momento, me respondió:

- Si. Quiero casarme con usted, señor Friedrich. -una vez que asimilé su respuesta, me levanté y la besé con suavidad y ternura, apoyé mi frente contra la suya y cerré los ojos con fuerza.

- Te amo, amor de mi vida. Te amo. -le dije desde el fondo de mi alma.

- Me haces tan feliz. También te amo, Tyler, nunca lo olvides. 

¿La hago feliz? Si tan solo supiera lo feliz que ella me hace a mi, si tan solo supiera... 

La virtud de la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora