Capítulo 8

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Me he quedado dormida. A penas he llegado a casa y tumbé mi cuerpo en la cama, aunque dormí toda la noche en casa de Tyler, llegué de su casa muy exhausta, es extraño. Aún llevo el vestido rojo, necesito darme una ducha caliente, se ha hecho oscuro, es de noche y me pregunto que hora es, he dormido tanto, más que otras veces en mi vida. Cuándo me levanto a encender la luz, me sorprendo cuándo la luz no se enciende, bajo las escaleras, y trato de encender las luces de mi casa, pero ninguna se enciende, que extraño... Supongo que ha sido un corto circuito, aunque no es muy frecuente, y suele pasar cuándo hay tormentas, pero ésta noche es despejada y algo calurosa.

Un escalofrío me invade, y la piel de mi brazo izquierdo se eriza, fricciono mi brazo, y me voy a la cocina a buscar velas, mis padres aún no llegan, así que debe ser menos de las 9:00 p.m. Encuentro las velas, y las enciendo con cuidado, llevo dos a mi habitación, me encierro en el cuarto de baño, y dejo correr el agua en la bañera, -que romántico- me digo a mi misma, un baño a la luz de las velas, la luna da un poco de su luz por la ventana, me empiezo a relajar y desquitarme de ésta molesta prenda, me meto al agua tibia, y recuesto mi cuerpo. Mi mente empieza a reproducir miles de recuerdos, pero se detiene en el momento en cuándo Tyler estaba tan cerca de mis labios, a punto de besarme, y lo frustrante que resultó que no lo haya hecho, es como si se hubiera dado cuenta de cuán acelerada estaba debido a su cercanía, como si le hubiera resultado gracioso lo fácil que puede él descontrolarme, pero es simplemente imposible, no logro contener mis emociones. ¿Soy solo yo? O de verdad es irresistible, es tan extraño ese hombre... Oh, y cuándo besó mi frente, tan dulce a la vez de extraño.

De pronto escucho ruidos en la planta baja, abro mis ojos algo asustada, son ruidos de utensilios en la cocina, ha de ser mi madre que ya ha llegado, pero no escuché su auto entrar al garage. Salgo con cuidado de la bañera, envuelvo mi cuerpo con una toalla, y salgo hacia mi habitación, y ésta vez oigo que ha caído al suelo una cacerola, me sobresalto y tapo mi boca con la mano, cierro con llave la puerta de mi dormitorio y empiezo a secar mi cuerpo de prisa, me pongo una blusa grande con un short, abro el cajón de mi escritorio y saco un arma de fuego calibre 45, tengo experiencia con las armas de fuego, y también armas blancas, y lo reservo para momentos como éstos, ya que la mayoría del tiempo quedo sola en la casa. 

Abro con cuidado la puerta sin hacer ruido, y bajo sigilosa por las escaleras, y cuándo llego a la cocina, me asusto cuándo veo a un gato negro sobre la repisa, dejo escapar un suspiro de alivio, entonces espanto al gato, pero éste no huye como la mayoría de los gatos huyen, debe ser un gato doméstico, me acerco a él y cuándo alargo la mano para acariciarlo, el gato bufa lo que me sobresalta recogiendo mi mano de nuevo, entonces el gato se vuelve humo negro en frente de mi, lo que me hace gritar y retroceder de prisa, que demonios fue eso, de repente el humo negro crece lentamente, hasta formar la silueta de una persona, mi respiración se acelera y mi corazón palpita con fuerza, me lleno de miedo pero soy incapaz de mover un solo músculo, las luces parpadean un par de veces y se prenden todas las luces en la casa, pero ni el gato ni la silueta de una persona que formó aquel humo están, desapareció. He dicho tantas veces la palabra ''extraño'' ésta noche, pero no puedo evitarlo, todo está siendo muy extraño, y ésto no lo he visto nunca, me da tanta curiosidad.

Subo de nuevo a mi habitación, y cuándo abro la puerta, grito con todas mis fuerzas, preparándome para disparar, hay una persona parada en el medio de mi habitación, con una cogulla negra, viste igual que un monje, lo que me asusta aún más.

- Alce las manos, dónde yo pueda verlas, tengo un arma -le digo autoritaria y me sorprendo de que la voz no me ha fallado. De pronto escucho esa risa ronca, que me resulta conocida, frunzo aún más el ceño confundida, entonces ésta persona saca la capucha de su cabeza, y deja al descubierto su rostro, es... ¿Tyler? Algo no me cuadra, luce exactamente como Tyler, pero siento que no es él, me pongo aún más rígida, preparada para disparar.

- Soy yo, Jade, deja de apuntarme con esa cosa -me dice divertido, me resulta desconcertante, mi cuerpo fluye en adrenalina, el miedo se ha ido, y el coraje se apodera de mi, no es Tyler, algo muy fuerte dentro de mi me dice que no es él, sus ojos... lucen diferentes, hay maldad en ellos.

- No eres tú, aléjate de mi -le digo cuándo veo que lentamente se acerca a mi, entonces escucho la voz de Tyler desde a fuera de la casa, está gritando desde a fuera.

- ¡JADE, INVÍTAME A ENTRAR! ¡ALÉJATE DE ÉL! -me grita y abro mucho los ojos, entonces la persona que está en frente de  mi se transforma en humo negro, y luego desaparece. Abro mi boca en una O perfecta, asombrada por lo que mis ojos vieron, entonces corro hacia la entrada de la casa, abro la puerta y ahí está Tyler parado, su rostro lleno de dolor y angustia, al verme, sus ojos brillan, salgo de la casa y corro a sus brazos, él me abraza, estoy llena de asombro, miedo y adrenalina.

- ¿Estás bien? -me pregunta muy preocupado, examina mi rostro y luego todo mi cuerpo.

- Estoy bien pero, no comprendo lo que acaba de pasar -le digo confundida y agitada 

- Está bien, está bien -me dice abrazándome de nuevo- No volverá -añade en un suspiro

- ¿Quién no volverá? -le digo mirándolo a sus ojos negros brillantes, éste era el brillo que no había en los ojos de aquel ser.

- Te lo diré adentro -me dice y yo me volteo para ir dentro de la  casa, cuándo entro, no escucho los pasos de Tyler, lo que me desconcierta, me vuelvo a ver porque no viene tras de mi, y lo veo parado en la puerta.

¿Que ocurre? Me pregunto a mi misma, por enésima vez lo digo: que extraño...


Cogulla: Hábito con capucha que visten algunos religiosos de vida monástica.

La virtud de la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora