Epílogo

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Tenía sus ojos negros, el cabello negro como el azabache, su piel blanca como la nieve misma, corría tras un cachorro león; era verlo y aún así no poder creerlo.

- Se parece tanto a ti -suelto las palabras en un susurro, se ha mezclado mi voz con el viento, escucho a Tyler suspirar, en ese suspiro había alivio, así que lo miré buscando encontrarme con sus ojos. Tenía una sonrisa en los labios, mirando a nuestro hijo corretear por el campo abierto, finalmente me miró a los ojos.

- Gracias -me toma la mano, y planta un beso en ella. Sonrío en consecuencia.

- ¿Porque? -le pregunto con cierta curiosidad.

- Por darme un hijo, por todo lo que has hecho para que ésto fuera posible, Jade -su mirada sostenía la mía, su voz era tan firme y dulce a la vez. 


Volví a mirar hacia Eric, estaba siendo rodeado por tres leones, nos encontrábamos en África. Me considero una madre sobreprotectora, pero Tyler me ha ayudado a dejar la fiereza de protegerlo tanto. Eric tenía poder sobre los animales, aquellos leones no podían hacerle daño, él era capaz de protegerse gracias al don con el que ha nacido, solo tenía cinco tiernos años, pero él ya había descubierto su don, era vampiro como Tyler y yo, crecería hasta la edad adulta y se congelaría en esa edad para siempre, me preocupaba el tiempo que podría estar con nosotros y me llené de alivio al saber que estaríamos juntos como familia siempre.

- Debemos ir a casa, la boda de Aby será en dos días, me matará si no voy a tiempo -le digo riendo, él niega con la cabeza y su sonrisa sensual aparece en su rostro.

- No puede matarte -me dice en tono burlón 

- Tyler... Es Aby -le digo poniendo los ojos en blanco. Ella puede desafiar cualquier ley, da igual que sea un ser inmortal.- Créeme, me matará 

- Si, de acuerdo. Váyamonos ya -me dice sonriendo de oreja a oreja. Eric nos mira, y comienza a correr hacia nosotros, su padre lo toma en brazos, eran tan parecidos, me asombraba, eran dos gotas de agua. 

- Oh, Tyler... Tendré que preparar las escopetas -le digo poniendo cara de psicópata celosa. Él me mira ceñudo.

- ¿Porque? 

- ¿Sabes cuántas chicas estarán detrás de mi bebé cuándo crezca? -le respondo malhumorada. 

Si, había descubierto que soy celosa de forma terrible. Tyler se parte de risa, yo me cruzo de brazos, y comenzamos a caminar. Ahora si, tenía todo lo que podría desear.

Oye, no olvides las escopetas. -me recuerda mi subconsciente

Oh, si. Las escopetas.

*

Tyler

- No dejes que me caiga -me pide Aby, su rostro suplicante me hace reír. - Tyler, hablo en serio -vuelve a hablarme ceñuda, y ésta vez mis ganas de reírme desapareció. Créanme, ésta pelirroja es más peligrosa que Jade enfurecida. Éstas mujeres iban a volverme loco un día de éstos.

- De acuerdo, no lo haré -le ofrezco mi brazo, ella lo toma recelosa y se apoya firmemente en mi.- Bueno, quizás lo pensaré un poco -bromeo pero ella me responde con el codo en mi costado, me quejo del dolor.

¿Quieren calmarse? -oigo a Jade en mi mente, rápidamente la busco con la mirada, estaba a un costado del altar, lucía realmente sexy en ese vestido ceñido de color violeta, cuándo estaba enojada se veía mucho más sexy. Ya era tarde para apagar el incendio que acaba de provocar el hecho de mirarla solamente.

- Deja de mirarla así, cochino -escucho a Aby quejarse, yo simplemente me río.

- Es la dama de honor más sexy que vi en mi vida -le respondo mirando a Jade. La música comenzó a tocar, y Aby y yo comenzamos a caminar hacia el altar.

Ahí le esperaba su futuro esposo, era mi consejero, mi mano derecha, el mejor hombre con el que pude tratar en toda mi existencia. Aby venía a menudo al palacio a visitar a Eric y a Jade, un día de esos, Daniel la vio, y se enamoró de ella, y por supuesto Aby de él. 

Llegamos hasta el altar y entrego la mano de Aby, para luego posicionarme a lado de mi majestuosa y sexy, mujer.

- Te ves tan bien -le digo en un susurro, ella no puede evitar sonreír.

- Ya basta -me responde, la sangre subió a sus mejillas, eso resultaba adorable. Me acerqué a su oído y susurré:

- Te amo 

*

Ahora si, el reino estaba en su máximo esplendor, habían niños y nuevos integrantes de orígen sobrenatural, ésto realmente me maravillaba, Tyler hizo un excelente trabajo con las nuevas costumbres que adoptaba el reino, ahora todo era mejor.

- Necesito chocolate -Aby y yo estábamos disfrutando del sol en el jardín del palacio, estaba embarazada y los antojos la volvían loca.

- Te conseguiremos una barra gigante de chocolate para ti solita 

- Eres la mejor, love you -me dice con sus ojos cerrados. Yo simplemente estallo en risas. 

- ¿Que se siente tener inmortalidad finalmente? -le pregunto con una sonrisa de oreja a oreja, ella se saca los lentes de sol y me mira ceñuda debido al sol.

- Es de lo mejor baby, la mejor muestra de amor de todas -ambas nos reímos en fuertes carcajadas.

Aby pudo convertirse en una inmortal, era necesario para traer un hijo sobrenatural a éste mundo. Ahora todo es realmente perfecto, no fue fácil para nadie llegar hasta aquí, era un punto perfecto de paz, cada quien con su familia, cada quien con el amor de su vida. Yo tenía a un hombre perfecto a mi lado, y a un hijo igual de perfecto que su padre, mi mejor amiga pasaría toda la eternidad conmigo y ahora me haría tía, todo ésto hace años atrás era impensable, pero el final feliz llegó, aunque yo no lo llamaría un ''final'', ésto más bien es un comienzo feliz. 

¡Qué recompensa!



FIN.

La virtud de la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora